Lucía González, coordinadora de la Defensoría de la Mujer Indígena, indicó que antes de que se inaugurara el Hogar, que se construyó con el apoyo del Gobierno, las mujeres regresaban a sus casas, en comunidades rurales con caminos en mal estado, por lo que ya no podían regresar para el parto, y en la mayoría de casos los bebés morían.
Odilia Pablo, secretaria del Hogar, indicó que en estos dos años han atendido a 709 mujeres y sus familias, a las que han apoyado para que puedan esperar mientras llega el momento del parto. Expuso que el Hogar afronta problemas, principalmente de alimentación, ya que este lugar se sostiene con ayuda de personas de buen corazón.
El personal que labora en el Hogar es pagado por el Gobierno, pero se necesita cubrir otras necesidades.