En otras comunidades, como en la aldea Chivarreto, San Francisco El Alto, Totonicapán; además, en San Andrés Semetabaj y Santa Clara La Laguna, ambos en Sololá, desarrollan actividades con características violentas, golpes a puño limpio, azotes entre vecinos y la famosa Toronjeada, los cuales forman parte de la penitencia y son estímulos de crecimiento físico y desarrollo intelectual, según el cronista.

“Se tiene la creencia de que los chicotazos son un estímulo al crecimiento, y a las comunidades les permiten dirimir sus diferencias y limar  asperezas”, agregó Chajón.

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Últimamente han ganado  auge los vía crucis en vivo en varios lugares,  como el de  Chiantla, Huehuetenango, al que acuden cientos de personas  el  Viernes Santo.

La elaboración de alfombras, los platillos típicos de pescado, la miel, los molletes y las torrejas, también forman parte de las tradiciones gastronómicas de estas fechas.

Con información de Á. Julajuj, E. Domínguez, J. Tizol, J. Rosales, O. Cardona, M. Popá y M. Castillo