Ciudades

Sepultureros del Cementerio General cuentan algunas de sus experiencias

Inhumar y exhumar cadáveres es la labor diaria de dos trabajadores del Cementerio General, en la zona 3 de la capital, quienes cuentan algunas de las experiencias que han vivido y supuestos hechizos que han encontrado mientras desempeñan este trabajo, el cual les ha permitido sacar adelante a su familia.  

Aroldo Meléndrez Marroquín y Arnoldo Pérez se dedican a hacer inhumaciones y exhumaciones en el Cementerio General de la capital. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec)

Aroldo Meléndrez Marroquín y Arnoldo Pérez se dedican a hacer inhumaciones y exhumaciones en el Cementerio General de la capital. (Foto Prensa Libre: Paulo Raquec)

La lluvia se aproxima y en el cuadro 10 de este cementerio está Aroldo Meléndrez Marroquín, quien indicó que su trabajo como sepulturero ha sido una bendición para su familia.


Meléndrez, de 53 años, tiene 25 de trabajar en el lugar, donde comenzó como ayudante y actualmente se dedica a hacer inhumaciones y exhumaciones.

Recuerda que, en su primera inhumación, se le hizo un nudo en la garganta cuando miraba que la familia del difunto lloraba e incluso algunos se desmayaron. “El albañil me dijo: 'tenés que ser fuerte, de lo contrario te vas a enfermar'”, manifestó.

Momentos de tensión

Resalta que con el paso del tiempo se acostumbró a esa labor. Por un momento Meléndrez se queda callado y al continuar relata que más que una tarea es convivir a diario con la muerte. También ha vivido momentos de tensión en algunos sepelios, como cuando inhuman a algún pandillero, porque en una ocasión en un sepelio hubo una balacera con saldo de tres muertos.

“Los muertos no me han asustado, pero los vivos sí”, manifiesta el sepulturero, quien añadió que también ha inhumado a personalidades.        

Arnoldo Pérez, 38, compañero de labor de Meléndrez, indicó que tiene 13 años de laborar en el Cementerio General, donde según relatos de otros compañeros, han sido sorprendidos por espantos. “Gracias a Dios tenemos trabajo”, dice. 

Pérez indica que la necesidad de trabajo le da valor para tener contacto a diario con restos humanos, aunque afirma que usan el equipo necesario para protegerse.

Explica que hacen unas 25 inhumaciones diarias y para él la muerte es un paso que todo ser humano debe dar.  

Durante el recorrido en el camposanto, el silencio y las lápidas de las tumbas se combinan, para conocer el lugar donde descansan los restos de muchos guatemaltecos.

Meléndrez y Pérez muestran algunas tumbas emblemáticas del cementerio, luego se dirigen a los osarios generales, donde yacen los restos de personas que fueron exhumadas, ya que por alguna razón los familiares no pagaron más tiempo de permanencia en el nicho.

Extraño hallazgo

El recorrido continúa y en una tumba vacía, uno de los sepultureros localizó un frasco de vidrio en una bolsa negra plástica. 

El trabajador indica que el hallazgo le llamó la atención, pues luego de cada exhumación, la tumba debe quedar limpia.

Luego de unos minutos, el frasco es retirado y al caer se quiebra. En el interior tiene amarradas ropa interior de hombre y mujer y un polvo blanco extraño que se expandió con el viento. 

Otra situación que llama la atención es que, entre las prendas de vestir, había tres papeles con nombres de unas 12 personas, contra quienes, al parecer, fue preparado el supuesto hechizo, según uno de los sepultureros.

Este camposanto cuenta con varias figuras y lápidas que resaltan a Dios, pero según sepultureros, estos hallazgos que según ellos son hechizos, es frecuente encontrarlos en tumbas vacías y entre los pasillos que dividen a los mausoleos. 

ESCRITO POR:

Óscar García

Periodista de Prensa Libre especializado en periodismo comunitario e historias humanas con 12 años de experiencia.