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Reciclador: Gracias a este oficio tengo mi familia y construí mi casa

Para Rafael Tiguilá Bol, oriundo de Santa Elena de la Cruz, Ciudad Flores, Petén, y quien viven en el barrio El Porvenir, es una “bendición” trabajar en reciclaje desde hace una década ya que ha sacado adelante a su familia a la vez que ayuda a proteger el medioambiente.

Rafael Tiguilá (centro), quien llevan más de 15 años de dedicarse al reciclaje. (Foto Prensa Libre: Rigoberto Escobar)

Rafael Tiguilá (centro), quien llevan más de 15 años de dedicarse al reciclaje. (Foto Prensa Libre: Rigoberto Escobar)

“Es de admirar el trabajo que ejecuta, varios son los vecinos que nos beneficiamos con ofrecerle chatarra y otros objetos. Él nos ha inculcado que protejamos los recursos naturales, y con la labor que realiza, en buen porcentaje, ayuda a la protección del medioambiente, dijo Lázaro Quiroa, recolector de chatarra, de San Benito.

Tiguilá expuso estar contento pues que nunca se imaginó que en poco tiempo su trabajo prosperara. “Mi labor la hago con amor, gracias a Dios aprendí este oficio, no me puedo quejar, mi familia y mi casa, se lo debo al trabajo que ejerzo”, expuso.

Añadió que hace una década adquirió un camión, y por no tener un trabajo formal decidió salir a buscar toda clase de chatarra, recuerda que la primera semana se agenció de Q 800.00, “libre de gastos”. Un mes después reclutó personal, hoy en día el producto que recolecta lo vende en el mercado nacional.

Tiguilá señaló que gracias a su trabajo ha sacado adelante a su familias y construyó su vivienda, en donde logró ahorrarse Q40 mil, ya que las vigas principales son de hierros que recolectó.

Su esposa e hijas diseñaron el jardín con masetas de tambos, y el arbolito de Navidad lo hacen con botellas de vidrio.

Dentro de los materiales que recolecta están, metal, aluminio, cobre, lata, bronce, baterías, vidrio, plástico, papel y cartón. Gracias a que el oficio le ha dejado ingresos suficientes para subsistir, también se ha dado a la tarea de ayudar a otras personas y actualmente apadrina a tres jóvenes en sus estudios y alimentación, a cambio de que aprendan a reciclar.

Explica que recibe toda clase de chatarra, desde una tapadera de ventilador hasta un motor de camión, ya que hay clientes que siempre buscan un repuesto u otra clase de objetos.

Cada 15 días viaja a la capital a entregar pedidos.

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