Comunicadora rompe paradigmas pese a discapacidad física

Con una firme convicción y espíritu de lucha, la quetzalteca Ingri Amarilis Maldonado asegura que la amputación de sus piernas no ha sido pretexto para no cumplir sus sueños, entre ellos realizar deportes extremos.

Ingri Amaralis trabaja como recepcionista desde hace 11 años en la Municipalidad de Quetzaltenango. (Foto Prensa Libre: Fred Rivera)
Ingri Amaralis trabaja como recepcionista desde hace 11 años en la Municipalidad de Quetzaltenango. (Foto Prensa Libre: Fred Rivera)

Maldonado cuenta que tenía dos años cuando se registró un incendio en su vivienda, donde se encontraba junto a su hermana mayor, quien no pudo evitar que las llamas la alcanzaran.


“En estado crítico fui trasladada a un hospital de Xela, donde permanecí nueve años por las decenas de operaciones a las que me sometieron”, expresó.

“Lamento que la atención hospitalaria en Guatemala no sea la adecuada, pues considero que de lo contrario no hubiera perdido mis piernas. Mi familia nunca encontró una explicación del siniestro”, afirmó.

Sin embargo, asegura que ese panorama oscuro la motivó a esforzarse y seguir adelante. Con la ayuda de su familia se reincorporó a la sociedad y se dedicó a estudiar hasta graduarse de Bachiller en Ciencias de la Comunicación en un colegio de Xela.

Aunque no ha sido fácil, la comunicadora reconoce que gracias a su esfuerzo logró cerrar la carrera de Administración de Empresas y ahora está en el proceso de tesis para graduarse.

Entre sus metas, Ingri Amarilis ya sembró un árbol, ha viajado a diferentes países y ha practicado paracaidismo en Playa del Carmen, México.

“El paracaidismo era una idea que rondaba en mi cabeza desde hace tiempo y gracias a un guía lo pude lograr. Volar por el cielo es una experiencia única e inolvidable, es uno de los deportes extremos que espero seguir practicando, me falta bucear y hacer rapting o balsismo”, expresó.

Ingri vive sola, su familia se encuentra en Estados Unidos y a pesar de que le han sugerido mudarse, asegura que prefiere seguir adelante sola.

Cuenta que se ha desempeñado como vendedora en un comercio de aparatos electrónicos y de adornos, recientemente es recepcionista de la comuna altense, donde es admirada por sus compañeros, pues pese a que se transporta en silla de ruedas es una de las trabajadoras que llega puntual.

“Todo lo que te propongas en la vida, se puede lograr, requiere de convicción”, puntualizó.