Familiares y amigos de la quetzalteca Jaqueline Paola Catinac Pérez, de 15 años, la recuerdan con mucha nostalgia como una niña alegre y dinámica.
Jaqueline Catinac vivió desde que tenía 1 año con la familia Macario en la zona 8 de Quetzaltenango, pues su madre biológica Catarina Pérez, falleció en un accidente y su papá la abandonó.
Mateo Macario, tío político de la adolescente, dijo: “Estamos muy dolidos por la forma en que murió Jaqueline, fue terrible. No encontramos consuelo, pero con la ayuda de Dios esperamos confortarnos”.
Manifestó que, con motivo de cumplirse un año de la tragedia, el próximo domingo se llevará a cabo una misa en la Iglesia El Calvario en la zona 1 de Xela.
“Después de la misa tenemos contemplado visitar y adornar la tumba de Jaqueline en el Cementerio General de Quetzaltenango”, expresó.
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Otros familiares comentaron que siempre rezan por el alma de la menor y que esperan que el Estado brinde seguridad a las niñas que se encuentran en albergues y casas hogares para evitar otra tragedia como la del Hogar Seguro Virgen de la Asunción que se cobró la vida de 41 menores.
“Lo único que nos quedó fue una fotografía con la cual la recordamos, porque su ausencia no la hemos podido superar”, expresó una pariente.
En Sololá
Familiares recuerdan a Yohana Desiré Cuy Urizar como una niña amigable, extrovertida y cariñosa.
La menor era originaria de la comunidad Las Canoas Bajas, San Andrés Semetabaj, y soñaba con ser policía o formar parte de las filas del Ejército, pues siempre resaltaba la importancia de la seguridad ciudadana; sin embargo, sus sueños quedaron truncados.
Parientes informaron que desde el pasado 28 de febrero comenzaron con el rezado de una novena con el objetivo de pedir por el descanso eterno del alma de la menor.
Marta Urizar Vázquez, abuela de Yohana, dijo que cada día recuerda a su nieta como una niña alegre que siempre le expresaba su amor y apoyo a los demás.
“Siempre vengo a su cama y abrazo sus muñecas y peluches, los cuales me hacen recordarla. Desde que ocurrió la tragedia, hace un año, hicimos un pequeño altar y siempre encendemos una veladora en su memoria”, expresó.
Urizar manifestó: “Exijo justicia, pues desde que se registró la tragedia únicamente hemos recibido el apoyo de autoridades municipales y vecinos, quienes nos apoyaron con el panteón que guarda los restos de Yohana”.
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Una prima de la victima comentó que Cuy Urizar era una niña lista, atrevida y con futuro, pero comenzó a tener problemas cuando cumplió los 4 años, debido a la separación de sus padres, ya que quedó al cuidado de una abuela y una tía. Resaltaron que la influencia de la tecnología y las redes sociales hizo que tuviera cambios en su actitud.
“Al llegar a la adolescencia se convirtió en una joven rebelde, con frecuencia salía a la calle y se peleaba mucho, ante tal situación una tía ya no quiso que se quedará más en su casa, y la Procuraduría General de la Nación se encargó de institucionalizarla en un hogar”, expresó.
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Brenda Susana Cuy Urizar, tía de la menor, dijo que el 23 de enero del 2017 Yohana decidió abandonar la casa para ir a una casa hogar.
“Debido a la desintegración familiar, su padre viajó a los Estados Unidos y su madre se fue a trabajar a la capital, donde decidió rehacer su vida”, indicó.
Samanta Arriola, prima de Cuy Urizar, manifestó: “Es la triste historia de una niña que luchó en busca de sus sueños sin imaginar que estos serían truncados por la tragedia registrada hace un año en la casa Hogar Seguro”.
Alejandra Matzar, vecina, expresó que la muerte de Cuy Urizar causó indignación en la población ya que “no merecía morir de esa forma, pues era una niña alegre y muy servicial”.
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