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Juan Robles promueve el reciclaje y reutilización de desechos en Totonicapán

El cartón, papel y lapiceros que otras personas desechan, para Juan Robles, de 57 años, y sus colaboradores es de mucha utilidad, por lo que en su librería en la zona 1 de Totonicapán los recicla y reutiliza para contribuir a cuidar el medioambiente.

Juan Robles, de 57 años, junto a una de sus colaboradoras que lo apoya en la recolección de desechos en su negocio que se halla en la zona 1 de Totonicapán. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Juan Robles, de 57 años, junto a una de sus colaboradoras que lo apoya en la recolección de desechos en su negocio que se halla en la zona 1 de Totonicapán. (Foto Prensa Libre: María Longo)

Robles cuenta que desde niño sus padres le inculcaron el hábito de reciclaje y reutilización de los desechos inorgánicos.


“Nos enseñaron junto a mis hermanos a reusar los empaques de la mercadería de la librería, la cual tiene más de 50 años de existencia, para elaborar algunas manualidades. Además, nos motivaban a apoyar a los recolectores”, expresó.

Robles cuenta que gracias al apoyo de sus 15 colaboradores ha creado alternativas para contribuir con el cuidado del medioambiente.

Asegura que las cajas tienen varias funciones, algunas se convierten en atractivos recipientes para colocar mercadería en los mostradores, otras son reutilizadas para empacar regalos, uno de los servicios que brinda la librería. Las más grandes son reutilizadas para empacar pedidos como listas escolares para evitar las bolsas plásticas.

Por medio de las prácticas amigables con el ambiente, Robles también ayuda a otros, regala cajas a una panadería para que sean reutilizadas en la venta de roscas, además el papel reciclado lo dona a las alfarerías del departamento, para que envuelvan sus productos y no se quiebren.

Los tubos de cartón y plástico que son el centro de rollos de diferentes productos se convierten en materia prima para la creación de adornos y estanterías, en las cuales se guardan productos de la librería.

Los lapiceros que no pintan o que tienen algún defecto y no pueden ser vendidos, también son entregados a las cárceles para que los privados de libertad realicen manualidades en los programas de reinserción. “Ellos son muy creativos y hacen bonitas manualidades con los lapiceros que podrían ser tirados”, dijo.

Robles estima que mensualmente reutilizan unas 50 libras de cartón y papel, así como 150 lapiceros; además de otros desechos que se reciclan en la librería y en su vivienda.

“Nos entregaron un planeta y lo tenemos que entregar a nuestros hijos mejor de cómo lo recibimos, es una lucha muy difícil por el deterioro en el que está, pero debemos luchar y poner el ejemplo”, asegura Robles. 

Agrega: “Esto se replica, es una cultura que se va esparciendo, en mi caso con las colaboradoras, gente capaz y de mucha iniciativa, incluso varias de las ideas surgen de ellos, quienes después irradian estas costumbres con su familia”.

Para Robles, quien tiene el propósito de encontrar la manera de ayudar al medioambiente, es lamentable que muchas veces los vecinos no contribuyan.

“La poca cultura de reciclaje que hay en el departamento complica la situación, por ejemplo, hay mercadería que viene en bolsa y los clientes piden otra, bolsa sobre bolsa. Hace falta hacer conciencia de la importancia de cuidar el planeta con pequeños cambios, en este caso no pidiendo una segunda bolsa”, refirió.

Robles asegura que a pesar de que reunir el cartón, papel y lapiceros para encontrarles un segundo uso, no es una tarea fácil, no se da por vencido, pues lo motiva contribuir al desarrollo de las familias en su departamento y ayudar al medioambiente.

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