Los tamaños de los nacimientos varían: desde los que miden unos cinco centímetros hasta los de un metro. Algunos también tienen figuras con ojos, “chinitos”, y los hay tradicionales. El barro puede ser color madera o rojizo, que es el más común.
“La creatividad para elaborar las distintas piezas depende de cada artesana. A los niños, que ya están en la escuela y adquieren más conocimiento, se les ocurren cosas muy bonitas que luego todos seguimos haciendo, porque son muy ingeniosas. Por ejemplo, hay unas servilleteras y unos candeleros con forma de hojas que se les ocurrieron a ellos”, cuenta Velásquez.
Herencia familiar
En esta comunidad de Chinautla, la mayoría de las mujeres se dedica a la alfarería desde la infancia. Sus abuelas les enseñaron, siguiendo las tradiciones, seguramente porque en la región se encuentra barro de muy buena calidad, y aunque ya no se trabaja la misma cantidad que antes, las artesanas son conscientes de que no quieren perder la costumbre.
“A los niños se les pone a jugar con el barro desde los primeros años. Luego, ellos mismos aprenden a hacer sus cosas, viéndolo a uno. La mayoría somos mujeres, pero hay algunos hombres que también trabajan, y lo hacen muy fino”, refiere la alfarera.
El proceso de elaboración de cada artesanía lleva varios días. Desde que van a traer el barro a las fincas ubicadas a uno o dos kilómetros de distancia del pueblo, hasta calentar las piezas en hornos improvisados. Luego las llevan al Mercado Central, en la zona 1.
Sobre la Asociación
Por iniciativa de la viceministra de Cultura y Deportes, Elsa Son Chonay, se formó este año la Asociación de Artesanas de Chinautla. “Fue el resultado de una capacitación que recibimos, con la finalidad de dar a conocer nuestro trabajo y evitar que se pierda la tradición. Estamos inscritas como 25 artesanas. Con ellas estamos ahora en Interfer. Llevamos obra de todas y sabemos que a veces se vende todo y a veces no”, afirma Velásquez.
Si se quiere algún pedido especial, se puede ir directamente al municipio, donde reciben a los visitantes de manera cordial. “Si vienen aquí, directamente con nosotros, conseguirán mejores precios”, asegura la artesana.