Escenario

Patrimonio sonoro nacional

Canciones y Ensaladas, escritos en los siglos XVI y XVII deleitaron al público en el concierto ¡Viva la gala de la zagala!, ofrecido por el ensamble vocal e instrumental La Capilla del Valle de la Asunción, en el Teatro de Cámara Hugo Carrillo del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias.

Andrea Pellecer y Dominique Hunziker. (Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

Andrea Pellecer y Dominique Hunziker. (Foto Prensa Libre: Edwin Castro)

La gala musical se presentó la noche del martes 10, como parte del Décimo Festival de Junio, que se celebra en el Teatro Nacional, y coincidió con el décimo aniversario de fundación del mencionado grupo musical.

Acordes iniciales

Allí, en el escenario, los músicos afinaron sus curiosos instrumentos, cuya fabricación está inspirada en modelos de los siglos XVI y XVII.

Pocos instantes después se oyó un sonido parecido al de una chirimía, originado por el orlo, acompasado con toques de tambor, que inevitablemente recordó el ritmo que ahora acompaña los rituales de las etnias mayas del altiplano guatemalteco.

Las voces se conjugaron en diferentes registros tonales con el sonido de varias flautas, arpa, guitarra, violonchelo y un teclado computarizado que simuló un órgano antiguo.

El grupo musicalizó y cantó varias Ensaladas, género musical que mezcla métricas poéticas y músicas populares y las hace una composición polifónica, obras con mensajes moralizantes o que cuentan historias ocurridas tres o cuatro siglos atrás.

“Quien bien tiene y mal escoge, por mal que le venga no se enoje”, cita un canto.

Una obra de Juan Gutiérrez de Padilla toma el refrán “anda niño anda, que Dios te lo manda”, que aún se oye en ciertos pueblos para enseñarles a caminar a los niños o para invitar a los jóvenes al matrimonio.

Tocaron otra Ensalada inspirada en el poema Ven y verás zagalejo, del español José de Valdivieso, que publicó en su libro Romancero Espiritual, en 1612, y a la cual en 1613 puso música el compositor guatemalteco Gaspar Hernández.

La última interpretación presentada fue La Bomba, del compositor Mateo Flecha, que murió en 1553.

Relata la historia de un grupo de marinos que se empeñan en mantener a flote su barco sacando el agua con una bomba de achique. El hundimiento es inminente y no les queda más que rezar a los santos de su devoción en busca de ayuda, momento en que llega otra embarcación a salvarlos.

Los náufragos hacen una oración de gratitud que el compositor de la obra toma de la oración de la misa, que se cantaba en latín, hoy en castellano: “Demos gracias al Señor Nuestro Dios: es justo y necesario”. Después los marineros se dedican a celebrar que han sobrevivido y olvidan las tribulaciones pasadas. Uno de ellos se despide con las palabras: “Me voy, regreso a navegar, porque así como hay peligros en el mar, hay peligros en la tierra y en los falsos hermanos”.

Esta interpretación cerró la presentación de la Capilla del Valle de la Asunción. El auditorio estalló en aplauso para los músicos y coro, quienes agradecieron el gesto, con la interpretación de Serenísima una noche, obra de fray Jerónimo González de Mendoza.

Investigación

El material presentado es el resultado de una acuciosa investigación en archivos que guardan documentos de la época colonial. “Nos hemos puesto a rastrear en fuentes de la poesía lírica popular y encontramos refranes, pequeñas frases que se repiten y que, consta, tuvieron amplia difusión popular entre escritores y poetas de esa época, en lugares distantes”, explica el investigador y musicólogo guatemalteco Omar Morales Abril, director.

La musicalización de las obras presentadas son arreglos de los integrantes del grupo, pues las partituras originales están escritas en notación musical distinta a la actual. Por ello los arreglistas unieron creatividad, conocimiento, experiencia y largas horas de investigación para armonizar música y canto, trabajo que efectúan por iniciativa propia y costeado por ellos mismos.

El grupo

La Capilla del Valle de la Asunción es un ensamble vocal e instrumental fundado en el 2004.

“Siglos atrás se denominaba capilla a una institución musical que interpretaba polifonía; es decir, combinación de varias líneas melódicas simultáneas, a diferencia del coro, que interpreta únicamente canto llano, al unísono”, explica Francisco Ruiz, tenor y guitarrista barroco, presidente de la Asociación del Valle de la Asunción.

“La música existe en el momento en que suena. Estos papelitos —las partituras— nos hacen recordar algo que existió, pero que solo va a volver a existir hasta que la hagamos sonar de nuevo”, afirma Morales Abril.

FLAUTA GRAN BAJO

De origen alemán, usada en los siglos XIV al XVIII.  Es fabricada  de madera de palo blanco y  produce un sonido grave, dulce y de poca intensidad.  Mide  1.60 metros de largo.

FLAUTA BAJO

De origen suizo.  Usada en la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco.

Es fabricada de madera de boxwood europeo. Produce un sonido  semigrave, dulce y de poca intensidad.

Mide 1.10 metros de largo.

CRONORMO U ORLO

Instrumento de viento de origen alemán.  De madera de peral, produce sonido  de tonalidad media,  fuerte y penetrante. Mide 50 centímetros de longitud.

VIOLONCELLO

De origen español.  Se usó en los siglos XVII a mitad del XVIII. Acompaña al clavecín.  Produce sonidos bajo, alto, dulce y profundo,  equivale al registro de tenor en las voz humana.  Mide 75 centímetros de longitud.

GUITARRA BARROCA

Fabricada en 1984 con base en un ejemplar de Alexander Voboam, París, 1670.  Instrumento muy popular en los siglosXVII y XVIII.  Fabricada de: madera de pícea y enebro, ébano, hueso y trastes de tripa. genera sonidos dulces o metálicos, según se toque. Mide 90 centímetros de longitud.

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