Escenario

Claves del colapso de los mayas

La VII Convención Mundial de Arqueología Maya comenzó ayer en la Antigua Guatemala, en la que reconocidos arqueólogos nacionales y extranjeros dictarán 26 conferencias durante tres días sobre las últimas investigaciones sobre el colapso de los mayas.

El arqueólogo Tomás Barrientos habla sobre un estudio de paleoclimatología. (Foto Prensa Libre: Brenda Martínez)

El arqueólogo Tomás Barrientos habla sobre un estudio de paleoclimatología. (Foto Prensa Libre: Brenda Martínez)

El doctor Tomás Barrientos, codirector del Proyecto Arqueológico La Corona, de la Universidad del Valle, en la conferencia inaugural habló sobre cómo pudieron influir los cambios climatológicos en el apogeo y colapso de ciudades mayas en el período posclásico, al presentar una investigación de paleoclimatología realizado por el doctor Peter Douglas del Instituto de Tecnología de California.

La paleoclimatología es un nuevo campo en la arqueología maya que estudia fluctuaciones climatológicas que se determinan por los sedimentos de piedra caliza en los lagos, según un tipo de metodología.

El estudio de Douglas se basó en el análisis de lípidos (ácidos grasos) de las hojas que registran los cambios climáticos ocurridos en una región. En una época de sequía los árboles dejan de producir esa sustancia que le da brillo a las hojas. En base a esta investigación, Barrientos mostró unas estadísticas de índices de precipitaciones pluviales donde se evidencia las sequías que ocurrieron durante el período clásico tardío en Petén y Yucatán.

En el preclásico temprano Petén tenía un clima más seco que en la actualidad, en tanto que en el preclásico medio se registró la misma intensidad de lluvia que en el presente. Eso incidió en el aumento de población en Petén entre el año 1000 y 800 antes de Cristo, ya que mejoraron los recursos hídricos, lo cual puede correlacionarse con el desarrollo de ciudades como El Mirador. En el clásico temprano la precipitación pluvial desciende, lo que coincide con el primer colapso.

La época clave de La Corona fue entre el año 550 y 635 d. de C. cuando ocurrió una expansión sin precedentes en la historia maya derivada de las condiciones favorables climatológicas. “No quiere decir que una sequía acabe con una civilización. Los cambios climatológicos no tuvieron efecto directo devastador en poblaciones pequeñas, pero sí se asocia con el auge y caída de reinos más grandes que dependían de la interacción de otras ciudades”, refirió Barrientos. “También hay que tomar en cuenta que ante los cambios climatológicos los reyes tomaron decisiones que agravaron las condiciones, lo que causó conflictos y fragmentación política”, expresó.

Consultar programa de la Convención.

El Doctor Alejandro Morales, de la Asociación de Rescate y Vida Silvestre, habló sobre el colapso de la biodiversidad de Guatemala y medidas para conservarla. “El ratón maya, el tapir, el pavo de cacho, el quetzal, la tortuga blanca, el sapo del volcán Tacaná y el pinabete son las especies que están críticamente amenazadas”, expuso Morales, quien hizo un llamado para fomentar la empatía por otras formas de vida, evitar la deforestación masiva y desmotivar el tráfico de especies y la tenencia de animales silvestres.

La lingüista Romelia Mo’Isem, del Centro de Investigaciones y Estudios de Epigrafía Maya, dictó la conferencia Los idiomas mayas versus los colapsos del mundo maya, donde hizo una comparación de aspectos arqueológicos con la historia lingüística de las lenguas mayas. Mo’Isem mencionó que el protomaya se hablaba desde hace cuatro mil años y fue cuando se comenzó a dividir en oriental, occidental, yucateco y wasteco. 

“En toda la historia desde el preclásico hasta el posclásico, los idiomas mayas solo han tenido dos papeles fundamentales: transmisión de conocimiento y puente de castellanización. No tienen una forma activa como tal”, explicó la lingüista. “A pesar de las guerras, invasiones y sequías, los idiomas siguen su vida natural y se desarrollan”, agregó. También aseguró que la subsistencia de los idiomas depende de la conciencia del hablante, si él decide dejar de hablar su idioma, entonces este desaparecerá.

El epigrafista Stanley Guenter, del Proyecto Cuenca Mirador, considera un mito la gran despoblación, puesto que los sitios mayas no colapsaron, sino que la población disminuyó y no fueron abandonados completamente;  refirió como ejemplo a Lamanai, Belice.

También desmintió el mito de la migración a las costas, ya que no existe evidencia de aumento de población en esas zonas en el posclásico temprano.  Aseveró que un cambio en las rutas comerciales no habría afectado a la población de una manera impactante. Refirió que en el año 810 d. de Cristo comienza a ocurrir una crisis en muchas ciudades de las tierras bajas mayas como en Piedras Negras, Quiriguá y Tikal En esta última, la última evidencia de monumento data de 869. Entre el 859 y 879 los reyes de Tikal gobernaban desde Ixlu.

Guenter considera que el colapso de los mayas se debió a la falta de tecnología en la irrigación y transportación de comida. También afectó la limitada cantidad de comida y de animales domesticados, así como y su medioambiente caracterizado por el calor y la humedad, lo que los hizo susceptibles a la hambruna.

La arqueóloga Matilde Ivic de Monterroso, de la Universidad del Valle, habló sobre las conductas de conflicto y guerra de los mayas en el posclásico tardío. Destacó la fuerte defensibilidad en ciudades como Utatlán e Iximché.

Durante la actividad científica, que se desarrolla en el hotel Camino Real y a la que asistieron unas cien personas, se impartirán talleres sobre la cultura maya a unos 50 niños de escasos recursos.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.