Deporte Nacional

Carlos Alvarado una vida entre nubes y aventura

¿Qué se siente volar?, es la pregunta  que muchos se han hecho en más de alguna ocasión. Fue la necesidad de calmar esa inquietud que llevó al atleta guatemalteco Carlos Alvarado Stuhlhofer a practicar vuelo libre.

Desde pequeño en su natal Cobán, Alvarado siempre miraba al cielo porque le gustaba observar a las aves, manteniendo la ilusión de que un día él también volaría y sentiría el viento en el rostro.

En el 2007 poco antes de terminar sus estudios de Ingeniería, Alvarado conoció el vuelo libre gracias a una convocatoria de la Asociación Nacional y empezó su aventura en la categoría Sport.

“Inicialmente me involucré en el deporte para  tener la sensación de volar. Con el paso del tiempo me di cuenta que era una disciplina competitiva y eso me hizo practicarlo más”, recordó.

En lo más alto

En el 2016 la sumatoria de puntos que alcanzó en las competencias, luego del primer lugar de El Hombre Pájaro en  Colombia, obtener dos terceros puestos en México y ganar el Open de Texas, Estados Unidos, lo llevaron a alcanzar la cima en el ranquin de la Federación Aeronáutica Internacional (FAI), órgano rector de los deportes aéreos.

Luego de competir en febrero último en El Peñon Classic Race, en el que ocupó el primer lugar, Alvarado logró ubicarse segundo en la clasificación, superado por el mexicano José Luis Jaramillo, separados por 3.9 puntos. Ahora el guatemalteco espera sumar para alcanzar nuevamente la cima de la categoría Sport.

El vuelo libre guatemalteco ha ido en crecimiento, Carlos Alvarado junto a Aníbal Lemus y José Sandoval se encuentran en el top cinco del ranquin mundial de la FAI. Los eventos son de distancia o cross country. Durante el recorrido los participantes pasan por varios puntos de chequeo y las rutas varían dependiendo del lugar, por ejemplo en Estado Unidos han llegado a volar hasta 160 kilómetros, mientras que en Guatemala se hace entre 20 y 40 kilómetros.

En busca del sueño

Desde que tomó el curso de iniciación en el que le enseñaron los principios básicos del deporte supo que era algo que desearía hacer siempre.

Con la visión de tener más tiempo para entrenarse y perfeccionar su técnica hace casi dos años, Alvarado decidió renunciar a su trabajo como ingeniero civil, para dedicarse por completo al deporte, pues las exigencias de su trabajo solo le permitían entrenarse dos veces por semana.

Actualmente  el atleta se encuentra en un campamento en México. La topografía cuenta con valles más grandes  lo que le permite alcanzar velocidades de hasta 160 kilómetros por hora. Las jornadas de entrenamiento son más largas y exigentes porque de volar 20 minutos ahora lo hace por seis horas seis días a la semana.

“Una de las ventajas de entrenarme en México es tener buenas condiciones climáticas. De los 365 días del año se tienen 360 para volar, a diferencia de Guatemala donde las temporadas de lluvia y vientos fuertes complican las practicas”.  manifestó.

Libertad es la palabra que mejor describe lo que siente Alvarado cuando vuela.

“El estar en el aire te da una sensación única, y no existe una mejor definición que libertad, pues, aunque se debe tener una mayor concentración, el estar arriba te hace olvidar todo, en algunas ocasiones se puede tocar las nubes”, indicó Alvarado.

Uno de los incovenientes que el atleta debe superar es el traslado de su equipo en los aviones, pues en muchas ocasiones le ha causado problemas. El equipo básico que usa es un ala delta o parapente, guantes, ropa especial, casco y un paracaídas.

El piloto mantiene grandes expectativas y sabe que al prepararse con compromiso y entrega máxima será más fácil alcanzar sus metas en el deporte.

Aunque este lejos de casa recuerda los valles de El Progreso, Zacapa, Sololá, Salamá y Baja Verapaz donde participó en sus primeras competencias, las que lo marcaron para dar el gran salto a las pruebas internacionales.

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