Deporte Nacional

El baloncesto guatemalteco vuelve al ciclo olímpico en Managua 2017

Con mucha ilusión, entrega y emoción, los seleccionados nacionales de baloncesto contaron los días para volver a competir en unos Juegos Centroamericanos y empezar un nuevo ciclo olímpico con el pie derecho, al recobrar el trono que alcanzaron en 2006, cuando se consagraron con una histórica participación en Panamá, al ganar la medalla de oro y bronce respectivamente.

La selección femenina de baloncesto se ha entrenado con mucho entusiasmo. Volver a competir en un ciclo olímpico es su principal motor. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

La selección femenina de baloncesto se ha entrenado con mucho entusiasmo. Volver a competir en un ciclo olímpico es su principal motor. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

El compromiso es ahora más fuerte, pues, aunque pasaron dos ciclos sin competir, luego de la suspensión del baloncesto nacional por la Federación Internacional de Baloncesto Amateur —Fiba—, por  los problemas legales a los que se enfrentó la Federación Nacional en 2006, las jugadoras no dejaron de entrenarse, pues sabían que volverían y debían de ser más fuertes.

En 2006 Guatemala se despidió de las competencias con la medalla de oro en la rama femenina,  la cual buscarán en los Juegos Centroamericanos de Managua, Nicaragua, con un grupo fuerte, alegre y sobre todo unido que mezcla la experiencia con juventud, que saldrá a disputar cada partido con el corazón.

La capitana, Sofía López, afirmó que cada juego será una final, ya que para ella no habrá rival débil ni duro y juntas van a dar todo por la medalla.

Durante todo el año ha sido una preparación constante, pero los últimos dos meses han sido de intensos entrenamientos, luego de que se diera a conocer el listado final de seleccionadas y la llegada del entrenador cubano, Adonis Navarro, quien dio un cambio positivo a las jugadoras.

“Creo que la mayoría de nosotras mejoramos mucho con el nuevo entrenador, tanto táctica como técnicamente. Es un reto muy grande al que nos enfrentaremos y estamos preparadas. Personalmente me siento muy bien con mi equipo. A pesar de que hay muchas jóvenes son muy capaces, así que vamos con todo”, admitió López.

Además decon los entrenamientos, la selección nacional se fogueó con las selecciones de Nicaragua y  El Salvador, y con equipos de Costa Rica y México, con  resultados satisfactorios y dejó muy buenas impresiones.

“La unidad, la garra y agresividad con la que ella juegan son su mayor fortaleza, además de la mentalidad, ya que están convencidas de que pueden lograr lo que se propongan. Una de sus debilidades era la efectividad en el tiro al arco, pero han hecho trabajo extra, se han entregado por completo para tener buenos resultados”, explicó Navarro.

Una líder con experiencia

Sofía López es quien porta el gafete de capitana, su experiencia de 22 años jugando al baloncesto, participando en todas las categorías hasta llegar a la mayor, le han valido el respeto y admiración de sus compañeras.

El baloncesto es la pasión de López, quien, inspirada en su madre se inició en el mundo de las canastas y rebotes. El deporte le ayudó a darle disciplina, a llevar una vida organizada para poder cumplir con todas sus obligaciones en el estudio, trabajo y deporte.

“Debes  sacrificar muchas cosas, especialmente el tiempo en familia y amigos, pero cuando uno está haciendo lo que le apasiona es feliz, y sabes que tienes muchos frutos que al final se verán reflejados”, dijo López.

La capitana juega como armadora, es quien se encarga de organizar al equipo y a quien todas sus compañeras escuchan y le tienen la confianza para poder comunicarse abiertamente.

“Somos un grupo muy alegre y unido, y sé que esa unión nos hace más fuertes pues cada uno asume su rol con responsabilidad dentro de la cancha. Y vamos a dar todo por Guatemala”, prometió López.

Varias de las seleccionadas han compartido en la cancha durante más de 10 años, tanto en las diversas categorías del baloncesto como en diferentes equipos de la Liga nacional, lo que considera positivo, porque “cada uno conoce sus fortalezas y debilidades y hacen que se complementen dentro y fuera de la cancha”.

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