Deporte Nacional

Los sueños de los pequeños campeones

Siete  guatemaltecos muestran  disciplina, pasión y esperanza en sus primeros pasos en el deporte.

Diego Guardado posa con los guantes, después de una jornada de entrenamiento. El pequeño boxeador es uno de los prospectos en este deporte, que puede llegar a alcanzar el éxito. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Diego Guardado posa con los guantes, después de una jornada de entrenamiento. El pequeño boxeador es uno de los prospectos en este deporte, que puede llegar a alcanzar el éxito. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Es mediodía en Guatemala. En la mayoría de escuelas y colegios los timbres que anuncian la hora de salida retumban y los niños corren entusiasmados. Mientras la mayoría se dispone a hacer tareas para tener la tarde libre y jugar, hay cientos de pequeños que persiguen un sueño  diferente y que les exige salir de la rutina de la infancia.

El sueño es el mismo.  Diferentes motivos los impulsaron a incursionar en el deporte federa, pero la pasión y la dedicación que imprimen en  sus disciplinas los han hecho sobresalir.

Hasta febrero de 2017 se registran 25 mil 170 niños entre 8 a 14 años   en fase de iniciación o desarrollo en los 46 deportes que  la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) tiene registrados.

En fase de perfeccionamiento,  que por lo general incluye a jóvenes entre 15 a 17 años hay 5 mil 587 atletas, según  CDAG.
Diego Guardado —boxeo—, Luis Roberto Vásquez —baloncesto—, Pablo Hernández —futbol—, María Andrea Alvizures —equitación—, Jennifer Paniagua —nado sincronizado—, Alessandro Bounafina —beisbol— y Ana Irene Palacio —gimnasia—, son algunos de los niños, que según sus entrenadores, por su dedicación, talento y esfuerzo empiezan a destacar y pueden llegar a formar parte del deporte élite de Guatemala.

Una pasión

Diego Guardado es un chico de 12 años que gracias a la inspiración de sus hermanos mayores incursionó en el boxeo. “El año pasado comencé”, recuerda el pequeño. “Pienso seguir dedicándome a esto, ahorita estoy en la selección infantil”, dice.

Diego  al boxeador nacional Léster Martínez, quien hizo historia cuando ganó la presea de plata en el Campeonato Mundial de Boxeo de Armenia  2012. “Tengo a mi cargo el trabajo de Diego. Es un niño muy disciplinado y talentoso. Él es el más pequeño y el año pasado se incorporó al grupo. Es una promesa”, dice Eddy Monzón Pedrosa, entrenador del  pugilista.

Diego vive en la zona 5   capitalina. Cursa sexto primaria y después de recibir clases y hacer tareas, prepara sus guantes para subir al cuadrilátero y pelear por sus metas. Uno de sus principales objetivos es formar parte de la Selección Mayor, para estar en unos Juegos Panamericanos y  Olímpicos. Hoy, es el campeón infantil de la división 38 kilogramos.

El menor, quien reside en una zona afectada por la violencia, la cuarta de la capital con más homicidios —21— de enero a abril de 2017, según el Consejo de Seguridad Nacional, no ha permitido que esto trunque sus sueños, por el contrario, es su principal motivación.

El habilidoso

Que la superestrella de los Golden State, Stephen Curry, sea tu principal inspiración, es señal de que  eres admirador del mejor baloncesto del mundo.

Es el caso de Luis Roberto Vásquez, 9,  amante de este deporte y seguidor del base de los Warriors. Comenzó a practicar sobre la duela desde los 6 años y en donde quiera que compita siempre acapara miradas, por su talento.

La atracción hacia el baloncesto llegó gracias a su padre, Marvin Vásquez, quien es árbitro en esa disciplina. “Él siempre andaba conmigo y con su mamá. Y qué niño no va a querer tirar una pelota… Así empezó todo”, relata Marvin.

Conforme fue creciendo, el deseo por involucrarse en esta disciplina olímpica se incrementó y ahora dedica sus tardes a mejorar su talento natural. Su entrenador es Alfonso Contreras, de España.

Luis Roberto se entrena cuatro días a la semana y según su entrenador, y su padre, experto en este deporte, es un “defensa nato. Tiene la habilidad para rebotar el balón con las dos manos, le gusta encestar y es rápido. Además, tiene buen drible y sus habilidades psicomotrices son muy buenas”. Actualmente Vásquez forma parte del equipo del club MyM y aspira a  formar parte de la Selección Nacional.

Amigo del balón

Desde sus 4 años no se ha podido separar del balón de futbol. A donde va lo acompaña  y juntos han vivido las mejores aventuras en el campo.

Pablo Fernando Hernández es un niño que forma parte de la Sub 12 de Comunicaciones y su habilidad con la pelota lo ha hecho brillar y sobresalir por encima de los demás. Es un futbolista polifuncional —no se desempeña en una posición en específico—.

“He pasado de jugar de portero hasta delantero. En donde el profe me diga que juegue, lo hago. Soy bastante veloz, por lo que me gusta jugar mucho como carrilero”, cuenta.  Su madre, Brenda, lo acompaña todos los días a Futeca   Roosevelt. “Es un sacrificio para él y para nosotros como su familia, pero yo soy la persona más feliz del mundo cuando lo veo jugar y me doy cuenta que él lo disfruta”, asegura.

Pablo sale de estudiar a las 13 horas y mientras almuerza  avanza con sus tareas en el automóvil. Su madre lo lleva, de Amatitlán  a su lugar de entrenamiento en  la calzada Roosevelt.

“Con su papá hemos hablado y decidimos apoyarlo a él y a sus hermanos —también juegan en las inferiores de Comunicaciones y Petapa— para que cumplan sus sueños. Eso sí, les exigimos  que respondan en sus estudios”, afirma Brenda.

Pablo Fernando pasó de jugar en canchas de tierra y lodo, a la Academia Brasileña y después a la Usac. El entrenador Dennis Benito comenzó a seguir sus  pasos y después de ver su talento lo llevó al club albo. El chico, amante del futbol de la Juventus de Turín y seguidor del argentino Paulo Dybala, sueña con jugar en la Liga Nacional y salir a jugar al extranjero.

Una niña virtuosa

A sus 11 años, Jennifer Paniagua está convencida que el deporte despierta en ella un sentimiento incomparable. Desde  pequeña la gimnasia artística llamó su atención; sin embargo, su estatura estaba por encima del promedio, por lo que expertos le aconsejaron que se involucrara en la natación, pues para desarrollar habilidades en la gimnasia es preferible no ser  muy alta.

Esa decisión cambió su vida y la llevó al nado sincronizado, un deporte poco conocido en el país. Su peculiar elegancia dentro del agua y agilidad para hacer sus rutinas de manera precisa, la han convertido en una promesa. Ya ha competido a escala internacional y ha brillado, como lo hizo en el Campeonato Centroamericano y del Caribe del 2016, en Panamá, en donde conquistó la presea de oro, junto a Yarín Gámez en duetos Sub 12.

Elegancia y talento

“Desde siempre me han gustado los caballos. Me siento muy feliz y emocionada cuando estoy montando”, cuenta María Andrea Alvizures, la niña prodigio de la equitación guatemalteca.

Tiene 9 años y compite en la categoría menores de 12  verticales. Este año lleva cuatro trofeos, incluidos dos de eventos internacionales.

Con tan solo un año de estar en el deporte, ha llamado la atención de los atletas y entrenadores experimentados por su agilidad y gran entendimiento con su caballo, Té Negro,  al momento de competir.

Sus entrenamientos son de lunes a viernes de 16 a 17 horas y es acompañada por su tía Glendy, quien la apoya incondicionalmente al igual que su madre Helen.

“Mi sueño es ganar más campeonatos y competir afuera del país por Guatemala y también divertirme”, asegura la pequeña.

Un crac

Habían pasado 35 años sin que ningún jugador guatemalteco lanzara un juego perfecto en la categoría infantil, pero fue Alessandro Buonafina, quien rompió con esa sequía y se hizo notar en el beisbol nacional.

A  13 años, ya ha competido por Guatemala en un premundial en México; también ha jugado en El Salvador y Panamá, persiguiendo sus sueños. Es el orgullo de su familia y amigos, quienes nunca olvidarán el 24 de mayo del 2015, cuando desde la lomita mostró su potencial con el juego perfecto. Ahora nadie le quita la mirada.

Actualmente juega en el equipo de la Usac y en cada partido vive su sueño, pues desde pequeño mostró su atracción por el juego de la pelota.

No era de los niños que pateaban un balón cuando lo veían, sino que lo recogía y lo lanzaba, confiesa. Como cualquier pelotero, espera  llegar algún día a las Grandes Ligas.

El futuro

Después del retiro de Ana Sofía Gómez de la gimnasia artística, se sembró la incertidumbre de quién podría ser su sustituta, sin embargo, Ana Irene Palacio ha demostrado con talento que podría llenar ese vacío.

“Tenemos un equipo nuevo y Ana Irene es la única adulta que tenemos por el momento y este es su primer año compitiendo en esta categoría.  Esperamos un buen papel de parte de ella”, asegura el entrenador rumano Adrián Boboc.

Ana Irene práctica la gimnasia desde los 3 años, gracias a que su mamá la inscribió en un curso de vacaciones. Desde entonces creció el amor por la disciplina. “Es un deporte estético y puedo desarrollar la disciplina y muchos valores”, dice Palacio.

Ana Irene comienza sus mañanas entrenando y posteriormente se dedica a estudiar. Se considera afortunada porque tiene el apoyo de su familia y de su lugar de estudios.

Al igual que los otros deportistas, colecciona sueños que construyen en cada práctica, se  fortalecen en cada caída y se superan con el amor de sus padres y ejemplo de sus entrenadores.

ESCRITO POR:

Carlos Hernández

Periodista de Prensa Libre especializado en coberturas gráficas para nacionales y fotografía aérea, con 10 años de experiencia. Premio Nacional de Periodismo 2017.