Deporte Nacional

Raíces de una pasión por el deporte náutico

Hablar de la navegación a vela de Guatemala trae a la mente las hazañas y el buen desempeño de atletas como Juan Ignacio Maegli en las diferentes competencias de Laser Standard a escala  mundial, y últimamente la perfecta dupla que han realizado Jason Hass e Irene Abascal, en la clase de Hobie Cat 16.

Según la historia, ese deporte empezó su práctica en los Países Bajos en el siglo XVII. Fue el rey Carlos II de Inglaterra quien lo convirtió en deporte. Su presencia en Guatemala se conoce poco, quizá  por considerarse  elitista, pero al igual que otros deportes existe una historia y muchas anécdotas por contar.

Como pocas veces se pueden tener frente a frente a dos legendarios y promotores de ese deporte: Juan Ulrico Maegli Müller —7 de octubre de 1928— y Juan Estuardo Maegli Novella —27 de abril de 1958—, abuelo y padre de Juani, quienes adoptaron  la navegación a vela de familia y con el pasar del tiempo han hecho de la vela una forma de vida, casi una religión.

Juan Ulrico, en su afán de promulgar en el país la vela gastó tiempo y recursos. Mientras que Juan Estuardo, con manos de buen artesano, supo tallar a su mejor estilo un proyecto a su máxima expresión hasta convertirse en atleta olímpico en tres ocasiones: Canadá 1976, Moscú 1980 y Los Ángeles 1984.

Una tradición

La historia de este deporte comienza en el país con Juan Maegli Habisreutinger —papá de Juan Ulrico—,  hijo de Johannes Maegli, un inmigrante Suizo que llegó al país entre 1875 y de Gertrude Hermaine Müller de origen alemán.

“Mi abuelo fue un entusiasta y trajo la vela en Guatemala en 1920, aproximadamente. Él comenzó a practicar  en Alemania e Inglaterra, donde estudiaba. Principalmente navegaba en el río Alster y Elba”, relata Juan Estuardo.


“En su regreso a Guatemala trae consigo el deporte. En  1930 ya se hacían  eventos de vela, pero de forma recreativa. Cerca de los años de  1940, en pleno ambiente de la Segunda Guerra Mundial se interrumpe el desarrollo del deporte en el país.
Después en 1950 se retoma de nuevo y con mayor auge”, comenta de forma pausada Juan Ulrico.

Con Juan Maegli Habisreutinger en el país,  llega a Guatemala el alemán e ingeniero náutico Könert, un refugiado de Adolfo Hitler, quien instala en la capital un taller para la fabricación de veleros, en el lugar donde ahora se encuentran  las oficinas centrales del Banco Industrial, en la zona 4.

“Él construyó  varios veleros, unos pequeños llamados Sharpie —20 pies— y otros más grandes que le llamaron Amatitlán —26—. Könert le construyó varios veleros, uno para Jorge Ubico, en ese entonces presidente de Guatemala. Por la década de los 40, Könert  fabricó un velero con el que pretendía dar la vuelta al mundo. Hazaña que no se sabe si la realizó”, recuerda Juan Ulrico.

Enrique Tapia, Ernesto Hastedt, Salvador Delgado, son algunos nombres que salen a relucir en la historia de este deporte en Guatemala, quienes se unieron a la pasión de  la familia Maegli.

“A Jorge Ubico le daba cólera cómo un patojo como yo les ganaba a sus capitanes, quienes competían con un Sharpie”, recuerda Juan Ulrico, quien apunta que desde muy niño navegaba al lado de su padre. Tiempos modernos
Tras el nacimiento de Juan Estuardo en 1958, la vela toma un rumbo diferente. A partir de 1960 a 1965 comenzaron las regatas en Amatitlán con sentido competitivo.

“Ya en ese entonces empezamos a navegar con barcos modernos y plásticos. Usábamos   embarcaciones Sunfish —aún se practica en la actualidad— y otros tipos, como el Flying Dutchman traído de los Juegos Olímpicos de 1968 y el
veleros 505”, recuerda Juan Estuardo.

Tras la fundación de la Confederación Autónoma de Guatemala —7 de diciembre de 1945—, también surge la Federación de Vela, ahora nombrada Asociación Nacional de Navegación a Vela (Asovela).

La primera participación internacional fue a través Luis Canella y Enrique Salazar, en los Juegos panamericanos de Winnipeg 1967.

En 1972, Juan Estuardo Maegli parte a Estados Unidos a realizar sus estudios y retorna con nuevas técnicas de navegación. Logra posteriormente  presencia en eventos del ciclo olímpico, entre ellos las tres justas olímpicas de forma consecutiva.
El amor por el deporte fue heredado a Juan Ignacio Maegli, quien nació en 1988. Con  apenas 11 años, Juani compitió con su padre en los Juegos Panamericanos de Winnipeg en 1999, logrando un sexto lugar.


La tradición y la pasión por la vela, con el gran linaje de la familia Maegli, ya se escriben otros logros internacionales, como la medalla de oro de Juan Ignacio Maegli en los Juegos Panamericanos  Toronto 2015, y las tres clasificaciones que ha tenido en olimpiadas: Pekín 2008, puesto 33, en Londres 2012, noveno puesto, y ya está con el boleto para Río 2016.

Han surgido otros protagonistas, Cristina Guirola (oro en Hobie Cat 16 con Juani en los Panamericanos de Río 2007), Andrea Aldana (participación en las olimpiadas de Londres 2012) e Isabella Maegli, hermana de Juan Ignacio.

Los años pasan y la edad no importa para Juan Estuardo, quien hace un año formó parte del equipo de Guatemala que ganó la presea de bronce en la modalidad J24 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, junto a Eduardo Cabarrus, José Castillo y Rodrigo Aguirre.

Juan Ulrico mira con alegría cómo el deporte ha evolucionado en el país, mientras Juan Estuardo espera con mucho ímpetu la hora que su pequeño Juan Ignacio pueda hacer sonar el himno nacional en unos Juegos Olímpicos.

Según Juan Estuardo, su mayor anhelo es que la navegación a vela logre la segunda medalla olímpica para Guatemala.

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