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La ciencia, otro apoyo para el método Bielsa y el Marsella

Con repeticiones incansables y largas charlas tácticas, el método Bielsa, que ha hecho al Marsella campeón de otoño en Francia, dista de ser algo obsoleto ya que se apoya en los últimos conocimientos científicos para ayudar al desempeño de sus jugadores.

Se ha convertido en un hábito que en cada entrenamiento los futbolistas marselleses lleven un chaleco poco elegante pero que encierra un monstruo tecnológico.

GPS, girómetro, acelerómetro… “Esta caja mide sus desplazamientos, sus movimientos, la intensidad de sus esfuerzos”, explicó a la AFP Paul Boanas, jefe de la sección de Europa de la compañía Catapult Sports, que construye, por 2,700 euros la unidad, este aparato para el Marsella. “Permite por ejemplo ver el tiempo que se pasa en el aire en cada salto, o las estiradas de los porteros”, añade Boanas.

El Olympique, como el AC Milan, la selección sueca de fútbol o el ASM Clermont y el RC Toulon de rugby, según la página web de la empresa, almacena después los datos para medir mejor el nivel de forma o el aporte en el juego de los futbolistas.

“Eso permite monitorizar las zonas de juegos, pero también verificar el nivel de forma de los deportistas, asegurar que no se exprimen demasiado en los entrenamientos y llegar fatigados al partido, o incluso dar la señal de alarma en caso de lesión, si la carga de trabajo es muy elevada”, prosigue el empresario.

La capacidad de resistencia física es algo esencial en el futbol moderno, y una ventaja más en el sistema de juego dispuesto por Marcelo Bielsa, construido a base de posesión, repetición de esfuerzos y de agresividad sobre el portador del balón.

“Ningún equipo ha corrido tanto como el Marsella desde el inicio del campeonato”, apuntó el técnico argentino antes de la batir al Lille el domingo en el Velodrome. Las estadísticas de la LFP desvelan otra realidad: en sus 19 partidos de la primera vuelta, el Marsella siempre ha tenido más el balón que su rival, incluido el París Saint-Germain, con una media del 56,7 por ciento de posesión, que asciende a 59,6 por ciento en los últimos cinco partidos.

Para permitir semejante desgaste de energía en los partidos, los jugadores hacen un gran trabajo en el campo de entrenamiento.

A principios de diciembre, Florian Thauvin explicó que sus actuaciones deslucidas del principio de la temporada se debieron a un problema físico: su cuerpo “no estaba listo para asumir todos los esfuerzos”  exigidos por Bielsa, y necesitó “un poco de tiempo”  para adaptarse.

Para solucionar esto, el Marsella fichó en junio, a petición de Bielsa, al belga Jan Van Winckel en el puesto de preparador físico. Tras pasar por el club saudí Al-Ahli, este universitario es sobre todo autor de un libro sobre la puesta en práctica de los conocimientos científicos en el futbol (Fitness in soccer) y cofundador de Topsportlab, una empresa especializada en la gestión de esfuerzos.

Y, pese a que no es posible establecer el efecto directo, hay que reconocer que el OM ha sufrido pocos contratiempos físicos importantes, al contrario que otras formaciones de la Ligue 1. Solo Mario Lemina  (esguince de tobillo) , Jeremy Moral  (esguince de rodilla) , Andre Ayew  (abductores) , Romain Alessandrini  (esguince de tobillo) y Abdelaziz Barrada  (abductores) ha sufrido lesiones significativas.

Trabajo de hormiga

Esta solidez del equipo es también la consecuencia de una racionalización de los esfuerzos, que es donde entra el video.

“En cuanto al análisis de video, Marcelo Bielsa ha llegado con sus propios métodos y lógicas”, explicó a la AFP Thomas Schmider, director ejecutivo de Prozone-Amisco, socio desde hace tiempo del Marsella y que se sirve del video para recopilar las estadísticas en los partidos.

Pero, el objetivo es parecido al de Amisco ya que “es en un partido donde los esfuerzos son más intensos, donde los cambios de sistema de juego son más frecuentes y rápidos, o donde se producen la mayoría de las lesiones”, explica Schmider.

Como los jugadores no pueden llevar un GPS, son las cámaras las encargadas de registras sus movimientos. Antes de ser recopiladas para ser revisadas, por los jugadores y Bielsa, para corregir errores de movimiento y de elecciones ofensivas.

 

“Visiona todos los partidos”, explicó Andre-Pierre Gignac a mediados de diciembre. “Lo que no hemos hecho en el partido anterior, lo haremos en el entrenamiento y repetirlo hasta que salga bien”, añadió.

Nada revolucionario, seguro. Pero, tras la primera parte de la temporada del Marsella, y con el apoyo de la ciencia y el espíritu insuflado por Bielsa, este trabajo de hormiga está lejos de perjudicar la actuación del equipo.

   

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