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Siempre letal, un Carlos Ruiz más viejo

El trajín, que ha sido su trabajo desde que se convirtió en futbolista profesional a mediados de los años 1990, se ha sosegado un poco. Su rostro denota satisfacción y su mirada, mucha reflexión. ¿Ahora vemos a un Carlos Ruiz  mucho más maduro, por todo lo que has vivido? se le pregunta. "¡Más viejo!" responde en son de broma.

De esta manera se abrió el diálogo con el mejor artillero de Guatemala en los últimos tiempos, actualmente goleador del Torneo Apertura 2014, después de convertir 12 anotaciones en la fase regular  y agregar un párrafo  a su larga biografía como futbolista.

El Pescado volvió a Municipal a principios del 2014. Su meta futbolística estaba enfocada en ayudar a retomar el cetro a los escarlatas, que no consiguen desde  hace seis torneos y que tampoco  se pudo alcanzar este año.

La contribución del goleador para los rojos en este tiempo fueron 23 goles, 20 en los torneos Clausura y Apertura 2014 y tres en Liga de Campeones de la Concacaf.

Pero más allá de las cifras está la historia de uno de los personajes más carismáticos del ámbito deportivo en Guatemala.

“Estoy contento porque por fin he tenido ese acercamiento con mi familia y mis hijas que no tuve por mucho tiempo. Compartir con ellas me ha llenado mucho de alegría. En lo futbolístico, la verdad fue un cambio a lo que venía viviendo. Estoy feliz de estar con Municipal, viajar a distintos estadios e identificarme otra vez con la gente”, expresó el astro nacional.

Así se escucha ahora a un Pescado Ruiz mucho más sereno, demostrando que los años de experiencia en el futbol internacional no han sido en vano y que  la vida le ha enseñado.

Retrospectiva

A sus 35 años también florecen los recuerdos de aquel niño que jugaba futbol todo el día en las calles de la colonia Bellos Horizontes, zona 21 capitalina, soñando con que un día sería seleccionado nacional y que estaría en el equipo de sus amores: Municipal.  

A los 12 años se cumple la ilusión del Pescado. Como si una caja de legos se  hubiera puesto en las manos del entrenador argentino Luis Grill Prieto, este forja un goleador que ahora se consuma como el más grande. “Él fue ese ángel que Dios puso en mi camino, él hizo la persona que ahora soy. Trato de imitarlo y hacer las cosas que hizo.  Formó mi carácter y a un ganador”, afirma el Pescado.

Importante

A su edad, esa vivencia de niño aún no se esfuma y forma parte trascendental de su vida. “Eso es lo que quiero, que la gente y los niños conozcan de Carlos Ruiz. Cómo sucedió todo, la gente que me veía antes de ser futbolista, con quiénes compartía hasta llegar a Municipal y jugar en el extranjero”, señaló el goleador.

La vida del Pescado dentro del futbol aún no tiene final, le queda un torneo  de contrato con el conjunto escarlata, tiempo en el que podrían pasar muchas cosas. Lo único cierto es que ya está organizando lo que será su vida después del deporte.  

“No me arrepiento de nada”

La trayectoria de Ruiz está llena de momentos alegres, como los  triunfos en el extranjero  y el don de ser un goleador por naturaleza. Contrario a estas etapas, tuvo que luchar por marcar diferencia en otras culturas y pasar la barrera del idioma. Ninguna de esas situaciones le quita la esencia. “Lo que he vivido en estos 35 años de mi vida han sido lindos. Dios ha sido generoso conmigo”, manifiesta.

Agrega: “No me arrepiento de nada, todo fue un aprendizaje en mi ser. Cometí muchos errores cuando era joven, pero me enseñaron a ser la persona que ahora soy”.

Una de las satisfacciones más grandes en la actualidad para el Pescado es compartir más tiempo con sus hijas, Andrea y Samantha. La primera nació cuando jugaba en Grecia, y la segunda, en Estados Unidos.

“Se quedan conmigo un fin de semana. Voy al colegio a traerlas y a dejarlas. Algo que no había hecho desde el 2001, desde que estaba fuera de Guatemala. Es algo que te llena. Ahora me doy cuenta de que me perdí de muchas cosas en su vida y estoy tratando de involucrarme y que ellas se acostumbren a que su papá esta cerca”, confiesa.

El goleador toma como una nueva oportunidad el poder tener cerca a sus pequeñas.

“Es difícil, porque ningún padre tiene un manual para ser papá, y nosotros fuimos padres jóvenes. Son etapas en la vida que son aprendizajes. Como padre, no soy el mejor del mundo porque, lo sé, tengo muchos defectos como otros, pero siempre estás velando y buscando lo mejor para tus hijos”.

 
Ruiz es parte de una familia de cuatro hermanos. Su padre, Carlos Humberto Ruiz Flores, murió cuando él tenía un año. A su madre, María de Jesús Gutiérrez, aún tiene la dicha de poder verla. Así, el goleador subió a su camioneta y se despidió del 2014. El otro año espera aportar más al plantel escarlata.    

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