“No solo importa el shock sino la capacidad de respuesta que cada uno de los países pueda tener, y América Latina está mucho mejor preparada para este shock monetario que lo que estuvo en los 90 o en los 80”, aseguró el experto.
Ruiz señaló una previsión de crecimiento económico de Latinoamérica este año, de entorno al 3%, “probablemente al 3.2 o 3.3%” en el 2015 y hasta el 2018, el “continente podría crecer al 3.5%”, añadió.
“El crecimiento se está acelerando en el mundo y esto tiene ventajas”, como un mayor comercio mundial, ya que este año se espera que las importaciones de los países desarrollados aumente en un 4.5%, después de que el año pasado aún se mantuvieron planas, lo que ofrece oportunidades a los países latinoamericanos.
Pero la “otra cara” del crecimiento de Estados Unidos es la paulatina desaparición de su “extraordinario estímulo monetario”, a lo que hay que sumar otro riesgo, “que no es menor, que es la desaceleración del crecimiento en China y el posible impacto que tendría sobre el precio de las materias primas”.
“Los países del norte —México y Centroamérica—, más pegados a Estados Unidos, tendrían la posibilidad de crecer más, mientras que los que dependen del crecimiento de China, los del sur, que exportan minerales y materias primas, tenderían a crecer menos”, dijo.
Sobre la posibilidad de que Latinoamérica se vea arrastrada por el derrumbe de un país, como ocurrió en el pasado, José Juan Ruiz dijo que aunque el peligro de contagio siempre existe, las grandes economías tienen instrumentos que no tenían hace 10 o 20 años.
“Tenemos US$800 mil millones de reservas acumuladas, con países como Brasil por encima de los US$300 mil millones”, y ahora hay otros mecanismos como la línea de crédito del FMI de US$60 mil millones a México o de US$20 mil millones a Colombia.
“América Latina pesa en el mundo” y una crisis como la de los años 80, que duró 10 años, “no puede ser sistémica”, añadió Ruiz.