Economía

Comercios centenarios sobreviven en México

Comprar pinceles donde lo hacía Diego Rivera, camisas en la tienda en la que las adquiría Cantinflas o apoyarse en el barandal usado por Pancho Villa para atar su caballo es aún posible en el Centro Histórico de Ciudad de México, donde hoy sobreviven numerosos comercios centenarios.

Son lugares cuya historia está más cerca de los ciudadanos gracias a la “Guía de comercios centenarios del Centro Histórico”, publicada recientemente, que recopila unos 40 comercios.

“La guía tiene como objetivo difundir la memoria, el enorme valor que tiene este conjunto de comercios con cerca de cien años y que son parte del patrimonio intangible de la capital”, dijo Inti Muñoz, director general del Fideicomiso del Centro Histórico.

Se trata de restaurantes, ferreterías, pastelerías, mercerías que, en opinión de Muñoz, están jugando un papel importante en este reencuentro de la sociedad con el Centro Histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Después de que esta zona dejara de visitarse, gracias a un proceso de regeneración urbana el centro capitalino es hoy “un espacio intensamente vivo”, que es transitado por 2.5 millones de personas al día, explicó.

Un ejemplo es el Café Tacuba, ubicado en la calle del mismo nombre, que en sus cien años de historia ha sido el escenario de bodas, escenas de película y hasta de un asesinato.

Allí se casó el pintor Diego Rivera con su segunda esposa, Guadalupe Marín; el actor Anthony Queen rodó la película Los hijos de Sánchez, y allí, sentado en una silla, estaba el político Manlio Fabio Altamirano cuando fue asesinado en 1936.

A pocos minutos se encuentra la dulcería Celaya, fundada en 1874. También está la Camisería Bolívar, inaugurada en 1898, a donde han llegado personajes de la talla de Mario Moreno Cantinflas o el Premio Nobel de Literatura Octavio Paz.

En esa misma calle está la Casa Serra, una tienda de materiales para artistas, que aún conserva facturas de grandes pintores mexicanos que acudieron a comprar óleos, pinceles, acuarelas o lápices, como Diego Rivera, Frida Kahlo y David Alfaro Siqueiros.

En la calle Francisco I. Madero está la casa de los azulejos, que hoy es una tienda de la cadena Sanborns. Se dice que en su interior, Pancho Villa y Emiliano Zapata tomaron café y chocolate caliente en 1916, tras su entrada triunfal en la capital mexicana.