Economía

Costo de oportunidad

La casa propia hace que se reduzcan las preocupaciones de tener dónde vivir, rendir cuentas a un arrendador o de hacer los cambios que se quieran.

Cuando compramos una vivienda, ya sea al contado o a plazos, estamos haciendo una inversión, estamos llevando a cabo un proyecto económico como cualquier otro, en el que aportamos un capital para obtener algún beneficio sobre todo en el rendimiento de dicha inversión.

Sin embargo cuando se trata de la casa que hemos soñado, cuando creemos que es un objetivo importante en la vida de nuestra familia, pesan mucho más estos beneficios que el que podría aportar algún rendimiento económico.

Comprar una casa es una decisión que puede mejorar el estilo de vida de la familia, es construir un patrimonio para ellos, sentir que se tiene un techo seguro, tener estabilidad, permite planear a largo plazo, y ofrece independencia.

La casa propia hace que se reduzcan las preocupaciones de tener dónde vivir, de no tener que rendirle cuentas a un arrendador, de hacer los cambios que se quieran por dentro y por fuera. Poder llamar a ese espacio que se habita “mi casa”, orgulloso y con plenos derechos sobre ella.

Da una sensación de logro al sentir que se alcanza una de las metas personales y financieras más deseadas, y eso puede contribuir a una mejor calidad de vida de toda la familia.

Pero todo esto no le resta importancia a que sigue siendo una inversión, que tiene o puede rendir beneficios económicos a corto y largo plazo.

Los beneficios a corto plazo corresponden a la renta que puede producir mensualmente al darse en alquiler, y a largo plazo la parte correspondiente a la reventa, ya que tarde o temprano se tiene que vender, temprano si se presenta la oportunidad de venderla para comprar otra más grande o en otro vecindario, y a largo plazo cuando los hijos crezcan, los padres fallezcan y sea imperativo venderla.

Al darla en alquiler debemos evaluar la capacidad del inmueble de producir una adecuada renta que permita estar por lo menos por encima de la tasa de la inflación que según analistas está cercana al 5 por ciento anual y que es lo que más o menos producen la mayoría de viviendas.

Esto significa que si una propiedad se compra en $100 mil —Q780 mil—, deberá producir como mínimo $5 mil al año, o sea $416 mensuales, equivalentes a Q3 mil 250 de renta mensual.

Aquí, el costo de oportunidad del capital es muy alto, dado que para obtener esta vivienda mediante un préstamo bancario, la diferencia entre la amortización y la renta es significativa, ya que la tasa activa promedio en dólares oscila en el 8 por ciento anual, de tal manera que la mensualidad, a un plazo de 20 años, estaría alrededor de $836, equivalentes a Q6,525 mensuales, por lo que habría que aportar al banco una diferencia de Q3,275.

Viendo esto, pareciera ser que los bienes raíces no son buen negocio, que es mejor no comprar, sino ser inquilino en vez de propietario.

Sin embargo, el negocio de los bienes raíces, sabemos, suponemos o se nos ha dicho que es bueno, y así es en parte, ya que es hasta cuando revendemos el inmueble donde nos enteramos si fue buena o mala la inversión.

En conclusión, una buena reventa se define en la compra. En la compra es justamente donde se dejan sentadas las bases para que la reventa sea beneficiosa. Debe analizarse adecuadamente el vecindario, el entorno, las tendencias y el crecimiento urbano para poder capturar los beneficios futuros que se espera se produzcan.

Hacer una inversión para tener una rentabilidad del 5 por ciento, es mal negocio.

En la reventa, si hicimos una buena compra, podrían producirse rendimientos arriba del 10 por ciento, que sumados al rendimiento de la renta, pueden estar en el rango del 15 al 20 por ciento anual.

De tal manera que si compramos la propiedad del ejemplo arriba presentado y la pudiéramos retener durante por lo menos 7 años, que es el período mínimo en el que se presentarán cambios sustanciales en los sectores, deberíamos esperar en venderla en $200 mil —o sea, en duplicar su valor—, basados en un rendimiento del 10 por ciento anual.

Esto es lo que hace que el negocio de los bienes raíces sea bueno, atractivo y rinda adecuados beneficios. Por lo tanto, la parte medular estará específicamente en la compra, en el tipo de inmueble, el vecindario, el entorno y las tendencias de crecimiento adecuados para que, después de satisfacer las necesidades inicialmente anotadas, también nos produzca un rendimiento económico satisfactorio.

¿Dudas? manuelsalgueroespana@gmail.com

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