“No hay ni tabú ni santuarios en la estrategia de crecimiento del gobierno de Abe. Vamos a desafiar con firmeza las regulaciones y las instituciones. El gabinete de Abe romperá todas las barreras para que pueda desarrollar el potencial de la economía japonesa”, aseguró el primer ministro.

Aunque cambia según las localidades, la tasa sobre los beneficios de las empresas, una de las más altas del mundo, alcanza una media de 35% (35.64% en Tokio) y es un lastre para las compañías japonesas frente a sus competidoras en el extranjero, por lo que el Gobierno quiere reducirla hasta menos del 30%.

El nuevo plan forma parte de la llamada Abenomics, la política económica que el primer ministro lanzó a principios del 2013 basada en el gasto público y la flexibilización monetaria.

Las medidas dieron un impulso a la economía japonesa, pero los analistas creen que el dinero barato no será suficiente y piden reformas estructurales en el país que ha estado más de dos décadas en recesión.

Entre las nuevas medidas, Abe anunció la revisión del funcionamiento del fondo de pensiones público japonés, que alcanza la cifra astronómica de US$1.26 billones para que invierta en los mercados financieros japoneses y extranjeros.