Economía

La OIT adopta un nuevo protocolo para luchar contra el trabajo forzoso

La Organización Internacional del Trabajo  (OIT) adoptó hoy un nuevo protocolo vinculante que busca fortalecer los esfuerzos mundiales para eliminar el trabajo forzoso.

Ginebra  –  El nuevo protocolo adapta la Convención número 29 de la OIT sobre Trabajo Forzado, que data de 1930, y la amplía para incluir, entre otros aspectos, la lucha contra la lacra de la trata de personas.

El protocolo y la recomendación marcan un gran paso hacia la lucha contra el trabajo forzoso y representa un compromiso firme de los gobiernos y de las organizaciones de empleadores y trabajadores de eliminar formas contemporáneas de esclavitud” , declaró Guy Ryder, director general de la OIT, citado en un comunicado.

Según los últimos datos con los que cuenta la OIT y que datan de 2012, se estima que el número de personas víctimas del trabajo forzoso, de la trata y de la esclavitud moderna en el mundo asciende a 21 millones.

El trabajo forzoso de estos 21 millones de personas genera ganancias anuales ilegales de 150.000 millones de dólares, según un informe publicado el mes pasado.

Del total estimado, dos terceras partes, 99 mil  millones, provienen de la explotación sexual comercial, mientras que 51 mil  millones de la explotación forzosa con fines económicos, que abarca el trabajo doméstico, la agricultura y otras actividades económicas.

La principal conclusión del informe es la correlación entre la pobreza de los hogares y la mayor facilidad para ser víctimas del trabajo forzoso.

El trabajo forzoso implica un elemento de coacción, es decir ejercer una actividad sin haber dado el consentimiento previo y sin poder ser libre para dejar de realizarla.

Según las estimaciones mundiales de la OIT, alrededor de 55 por ciento de las víctimas son mujeres, dado que en la explotación sexual comercial y en el trabajo doméstico la gran mayoría de las víctimas son mujeres y niñas.

Asimismo, otra de las conclusiones a las que ha llegado la OIT es que el 44 por ciento de las víctimas migraron dentro o fuera de las fronteras internacionales antes de ser sometidas al trabajo forzoso.

“El trabajo forzoso viola la dignidad de millones de mujeres, hombres, niñas y niños, y contribuye a la perpetuación de la pobreza” , agregó Ryder.

El protocolo refuerza el marco legal internacional al crear nuevas obligaciones para prevenir el trabajo forzoso, proteger a las víctimas y compensarlas por el daño físico o moral que hayan padecido.

El nuevo tratado -que es obligatorio para los 177 países que han firmado la Convención número 29- requiere que los gobiernos tomen medidas para proteger mejor a los trabajadores, en particular a los trabajadores migrantes, de un reclutamiento abusivo o fraudulento.

Más de la mitad de las víctimas de trabajo forzoso son mujeres y niñas, especialmente en trabajo doméstico y explotación comercial sexual, mientras que los hombres y los niños son explotados en sectores de la agricultura, construcción y minería.

La mayor parte del trabajo forzado, el 90 %, se da en la economía privada, en contraposición a la explotación ejercida por el Estado  (trabajo carcelario no regulado, reclutamiento forzoso de niños en el Ejército, etc.) .

Asia-Pacífico es la región donde se concentra con creces el mayor número de trabajadores forzosos, unos 12 millones  (56 %) del total, mientras que los países de Europa Central, Sudoriental y Oriental  (no UE) y la postsoviética Comunidad de Estados Independientes tienen la mayor tasa de prevalencia, con 4.2 víctimas por cada 1,000 habitantes.