Economía

Capacidad de carga de la ciudad

Recientemente realicé un estudio de máximo uso y mejor aprovechamiento de un terreno ubicado en una de las zonas céntricas de la ciudad de Guatemala. El interés de los desarrolladores inmobiliarios giraba hacia torres de apartamentos residenciales por lo que evaluamos, entre otros aspectos, la oferta y la demanda para este tipo de soluciones.

Y es que la ciudad permite una multiplicidad de emprendimientos económicos, culturales y sociales, a partir de las decisiones de los distintos actores estatales, privados y de la sociedad civil. Estas acciones implican, en muchos casos, actuar sobre edificaciones existentes o la generación de “nuevos” espacios que servirán para que se desarrollen estos emprendimientos, lo cual conlleva inversiones en infraestructura, bienes de capital, trabajo en el territorio delimitado de la ciudad.

El manejo sustentable de este territorio que presenta diferentes características es viable en tanto se planifique su desarrollo, puesto que existen límites definidos y capacidades finitas. La evaluación de dichas capacidades permitirá conocer el piso del que se parte para alcanzar el perfil de ciudad que se anhela.

Dentro del territorio de la ciudad, aún se tiene bastante espacio por desarrollar y aquí es justamente donde se plantea la siguiente pregunta: ¿se puede seguir desarrollando la ciudad? el concepto de Capacidad de Carga, que ha sido utilizado con éxito en actividades como el turismo, ¿se podría aplicar a la ciudad de Guatemala?

Este concepto proviene de la Biología y se relaciona con el máximo tamaño poblacional de una especie que puede ser soportado por un ambiente dado en forma indefinida, sin dañar permanentemente el ecosistema. Sin embargo, no se puede aplicar un simple conteo de seres humanos vinculado a un territorio. La ciencia, la tecnología, la cultura como los modelos de desarrollo, producción y consumo, están de por medio y no se pueden ignorar.

La Capacidad de Carga humana puede ser interpretada como la tasa máxima de consumo de recursos y descarga de residuos que se puede sostener indefinidamente sin desequilibrar progresivamente la integridad funcional y la productividad de los ecosistemas principales, sin importar dónde se encuentren estos últimos. La correspondiente población humana será una función de las relaciones entre el consumo material y la producción de residuos per cápita o la productividad neta dividida por la demanda per cápita.

En consecuencia, la Capacidad de Carga depende no sólo de las características del medio -tanto físico como biológico- sino también de la infraestructura existente y del entorno socioeconómico y cultural.

Las capacidades no son infinitas y las entidades administradoras han intentado dar cuenta de esta realidad. Métodos como la Evaluación de Impacto Ambiental y el Análisis de Riesgo son herramientas de planificación que se utilizan en la actualidad, pero que tienen su aplicación principal a nivel de proyecto. En una dimensión diferente, el indicador integrador “Huella Ecológica” permite estimar, aproximadamente, el terreno que requiere la población de una ciudad para producir los recursos consumidos y asimilar los residuos.

No basta solamente con un Plan de Ordenamiento Territorial, se debe prestar también especial atención al medio, a la infraestructura existente y al entorno socioeconómico y cultural.

Tenemos en nuestra geografía local fuertes diferencias de cotas, cortes pronunciados, zonas de alto riesgo que muestra que la factibilidad de modificar las condiciones físicas (o biológicas) de una zona es, cuando menos, muy onerosa.

También se dan casos en los cuales confluyen varias de las características enunciadas como terrenos contaminados por descargas residuales domésticas o industriales.

El impacto del tránsito vehicular es quizá uno de los conflictos más perceptibles y de afectación inmediata.

Otro de los aspectos son las zonas de altas densidades poblacionales ya que si la provisión de agua potable de la población residente ha disminuido por las nuevas edificaciones que se han construido, es quizá porque se ha rebasado la capacidad de la infraestructura existente. Por lo tanto, para que se autoricen nuevas construcciones se debería efectuar, previamente, el análisis de la Capacidad de Carga que poseen estas zonas para que los ciudadanos residentes no sufran un desmedro en su calidad de vida y los que llegan puedan acceder a condiciones similares.

El indebido uso del suelo y la falta de planificación conllevan a conflictos ambientales, económicos y sociales.

Varios de los conflictos que se constatan a diario en nuestra ciudad, son producto de las tensiones no resueltas entre la capacidad de carga de un lugar y las intervenciones que se quieren llevar a cabo.

En síntesis, se pueden desarrollar intervenciones de envergadura en la ciudad, pero no cualquiera; ni tampoco en zonas inapropiadas. Los territorios tienen capacidades finitas.

¿Dudas?

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