Economía

Declaración revisada de arusha

Dialogando recientemente con un funcionario aduanero en un país de la región, me comentaba con naturalidad su jornada laboral de 14 horas, de ocho de la mañana a diez de la noche, eso sí, me decía, con tiempo para almorzar y cenar.

En otro puesto fronterizo, otro colega de la administración aduanera, con una temperatura que rondaba los 35 grados y sin aire acondicionado porque en invierno las tormentas eléctricas provocan prolongados apagones, relataba las condiciones que yo catalogaría de extremas para funcionarios que en buena medida son la primera línea de defensa para que la población no consuma medicinas o fórmulas para bebés falsificadas, que pondrían en peligro la vida de muchas personas.

Seguramente hemos visto en la televisión el programa donde la US Customs and Border Protection , la aduana de Estados Unidos, y los agentes de frontera en su uniforme verde, armados con pistolas automáticas y rifles de asalto, o en persecución desde un helicóptero Black Hawk, o con una buena cantidad de perros entrenados K9, realizan su labor diaria.

También en el mismo canal de cable he visto a la policía colombiana en el Aeropuerto El Dorado en Bogotá y colegas de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales operando en un lugar donde transitan 23 millones de pasajeros y 500 mil toneladas al año.

Esto claramente no ocurre en la región centroamericana

Para quienes son conscientes y valoran la importancia de la administración aduanera como cuerpo de defensa al consumidor, cumplimiento de convenios y compromisos internacionales y no simplemente como un incómodo recaudador de aranceles —que cada vez tienen menos importancia por los acuerdos de libre comercio— modernizarla y tratar de llevarla a niveles de eficacia y eficiencia de nuestros principales socios comerciales es un verdadero desafío.

Encarar el reto debe empezar por un tema fundamental, la integridad en la Aduana. Hace varios años, los países de la Organización Mundial de Aduanas (OMA) desarrollaron varios instrumentos sobre este tema, uno de los más importantes, la Declaración de Arusha sobre Integridad en Aduana, programa modelo para más de 160 administraciones aduaneras en todo el mundo.

Los diez elementos de la Declaración de Arusha son:

1. Liderazgo y compromiso. 2. Marco Regulatorio. 3. Transparencia. 4. Automatización. 5. Reforma Moderna. 6. Auditoría e Investigación. 7. Código de Conducta. 8. Administración de Recursos Humanos. 9. Moral y Conducta Organizacional. 10. Relación con el Sector Privado.

Liderazgo y compromiso se refiere al apoyo explícito que se debe dar desde la cabeza de gobierno, por ejemplo, los actos del presidente Jimmy Morales, el Directorio SAT y superintendente al proceso de modernización de la institución, tal como fue anunciado en el primer Informe Trimestral y comentado en esta columna.

Ahora bien, el compromiso político también debe desembocar en el apoyo con liderazgo efectivo, que significa la habilidad política para asegurar los recursos necesarios para que la SAT pueda contar con el presupuesto para concretar el proceso de modernización y transparencia.

Para muestra un botón. Uno de los elementos más importantes en el control aduanero moderno es el binomio k9; por ejemplo, en México, el entrenamiento de un perro puede ser superior a los US$3 mil, y su costo puede estar en los US$7 mil. ¿Cuántos binomios puede y debe financiar la Intendencia de Aduanas de la SAT?

El Manual de Modernización de la Aduana (Banco Mundial), presenta unas preguntas que encajan en este pilar: ¿Se realizan inspecciones periódicas para valorar las percepciones del compromiso con la integridad? ¿La Aduana participa o lidera iniciativas de integridad del gobierno? ¿La estrategia anticorrupción tiene la prioridad apropiada en la visión corporativa, la misión, los valores, procesos de asignación de recursos y en la planificación estratégica?

Claramente, la SAT y el país requieren el tipo de liderazgo efectivo que provoque un fuerte sentido de integridad, seguridad y orgullo institucional.