Economía

Las dificultades para alcanzar la meta del Presupuesto 2018

Lea la primera de cuatro entregas donde varios tanques de pensamiento analizarán el tema del Presupuesto 2018. Empezamos con Abelardo Medina, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), quien refiere que las necesidades del proyecto demandan alta proactividad de las autoridades, toda vez que los impuestos son su único soporte real.

El Icefi proyecta que la carga tributaria en el 2017 estará entre el 10.1 y el 10.2 por ciento. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

El Icefi proyecta que la carga tributaria en el 2017 estará entre el 10.1 y el 10.2 por ciento. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

El proyecto de presupuesto para el 2018 asciende a Q87,922.9 millones y equivale al 14.6 por ciento de PIB —13.8 por ciento en el 2017—. El incremento será financiado en 0.7 por ciento por endeudamiento público y en 0.1 por ciento por una supuesta mejora en la carga tributaria.

De la estimación de ingresos totales por Q67,707.5 millones, Q63,012.4 millones son ingresos tributarios —93.1 por ciento—; las fuentes financieras incluyen Q18,312 millones por endeudamiento público y Q1,903.4 millones por disminución de caja.

Fragilidades estructurales

Las cifras desnudan algunas debilidades estructurales de Guatemala: a) los ingresos totales representan 11.2 por ciento del PIB, de los cuales 10.5 por ciento son carga tributaria, de las más bajas del mundo; b) los ingresos solo financian el 77 por ciento del presupuesto, mientras el endeudamiento lo hace en 20.8 por ciento, síntoma de poca sostenibilidad de las finanzas públicas, c) la única fuente de financiamiento real del presupuesto son los impuestos.

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Es recomendable que el Ministerio de Finanzas y la SAT adopten una actitud más proactiva, sobre todo ante la amenaza de que en el 2017 no se alcance nuevamente la meta de recaudación, y preparen una planificación de acciones efectivas —no generalidades— que debieran ser publicadas e implementadas desde este año.

La recaudación esperada supone una mejora respecto de la carga tributaria presupuestada en el 2017 —10.4 por ciento—. Sin embargo, se estima que ese valor no sea alcanzado en la realidad.

Proyecciones de Icefi consideran que la carga tributaria en el 2017 estará entre 10.1 y 10.2 por ciento, que además de ser el monto histórico más bajo desde la fundación de la SAT, hace que el Presupuesto 2018 sea más difícil de alcanzar.

La meta prevista no debiera ser un objetivo infranqueable, si se toma en cuenta que el trabajo de una administración tributaria es aumentar la productividad de los tributos y reducir la evasión.

Para ello, las autoridades incluyeron como esfuerzo administrativo de la SAT Q2,350 millones —0.4 por ciento del PIB—, que equivalen a la reducción en la evasión tributaria en el 2018.

Dicho valor, acorde a la experiencia de otras administraciones tributarias en el mundo —aunque en este caso no existe ninguna planificación conocida para lograrlo—, permitiría, si se concretiza, detener la caída de la productividad del IVA, que actualmente presenta valores muy bajos cercanos al 40 por ciento de su potencial recaudatorio.

¿Se llegará a la meta?

Existe una preocupación seria sobre las posibilidades reales de llegar a la meta de recaudación debido a la continuada debilidad de la SAT cuyos principales resultados en los últimos dos años derivan de situaciones no replicables —cobro judicial de casos pendientes y una amnistía tributaria—.

El efecto de la coyuntura política sobre la moral tributaria y los impuestos como única fuente real de financiamiento obligan a las autoridades a ser más proactivas.

Otro factor riesgoso es la coyuntura política actual que podría producir un impacto sobre la moral tributaria.

También la apreciación del tipo de cambio efectivo real de Guatemala, que ha aumentado el contrabando desde México, es otro factor que debilita el pago de impuestos.

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