Economía

Fusión de harina y arte

La panadería,  café y centro cultural Santa Clara se especializa en la elaboración de pan artesanal, así como de la promoción de espacios culturales para los antigüeños.

Escuchar las necesidades y opiniones de los clientes es importante refiere el emprendedor (Foto Prensa Libre: Miguel López)

Escuchar las necesidades y opiniones de los clientes es importante refiere el emprendedor (Foto Prensa Libre: Miguel López)

Con la idea de superarse y obtener mejores ingresos, Francisco Alejandro Vásquez Laínez, conocido por sus amigos y vecinos como “compañero”, inauguró la panadería, café y centro cultural Santa Clara en Antigua Guatemala, Sacatepéquez.

Vásquez quien se graduó de maestro y tiene un profesorado en arte, recuerda que viajaba una o dos veces a Mixco, San Juan Sacatepéquez, Amatitlán y Antigua Guatemala para impartir clases en escuelas privadas y públicas.

El negocio se localiza en la 2 avenida Sur número 18 de Antigua Guatemala, el horario de atención es de lunes a sábado de 6:30 a 9 horas y el domingo de 6:30 a 14 horas.

Los productos que se venden en el negocio son elaborados de una manera artesanal con sabores auténticos.

La idea de vender café surgió porque los consumidores le solicitaron ese servicio y lo consideró importante.

Debido al auge del negocio el emprendedor decidió alquilar una casa para poder atender mejor a los clientes.

En el negocio se realizan actividades culturales todos los meses con el fin de fomentar la sana recreación.


Según el emprendedor, el trabajo era demandante pero encontró muchas satisfacciones; sin embargo, a pesar de eso decidió que era momento de darle un giro a su vida.

“Vivía al día, rasguñaba el fin de mes, tenía que hacer un cambio radical. Me ponía la meta de ahorrar y no lo lograba, los años pasan y yo no iba a tener la misma energía y vitalidad, entonces decidí poner un negocio”, recuerda.

Su idea

En ese entonces, Vásquez no sabía que tipo de emprendimiento llevaría a cabo, pensó en vender helados, tortillas, ropa, cerámica y después se le ocurrió revender pan. Lo único que tenía claro el “compañero”, es que no poseía la capacidad para invertir en un negocio grande.

Fue así, como se decidió y empezó a buscar un mostrador para vender pan.

Recuerda que tocó varias puertas y no lo lograba conseguir el aparato. “Llame a un amigo que años atrás tuvo una panadería pero lastimosamente ya había vendido el mostrador, lo único que le quedaba era un equipo de panadería, y me lo ofreció en Q8 mil, le dije que no era lo que estaba buscando, pero que lo pensaría”.

Luego de pensarlo decidió adquirir el equipo y decidió reclamar sus honorarios para reunir el capital de la inversión; sin embargo, se dio cuenta que el único capital disponible ascendía a Q3 mil, sacrificando otros gastos.

Cuando logró comprar el equipo con el capital que tenía pidió consejo a su padre y amigos panaderos para comenzar con el negocio. El padre del emprendedor es cocinero profesional.

La idea de Vásquez era contratar a un panadero ya que él continuaba dando clases, él quería aprender a hacer el productos ya que como dice: “El que sabe hacer, sabe mandar, dirigir y administrar”. Recuerda que su papá llegaba los lunes a elaborar panes con hierbas, especias y mezclaban diferentes semillas para innovar en el producto.

“Algunos días terminaba de hornear a las cuatro de la mañana, solo me bañaba para ir a dar clases, me dormía en los buses y pasaba la asistencia de mis alumnos parado para no dormirme”, dice.

En la actualidad Vásquez combina su actividad empresarial con la de maestro, ya que su deseo es darle a sus hijas la oportunidad de prepararse.

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