Economía

Las franquicias van a juicio

Este mes se ha iniciado un caso que será por demás emblemático y su resultado afectará al sistema de franquicias tal como lo conocemos. Actualmente, la Agencia Nacional de Relaciones Laborales tiene un caso en las cortes estadounidenses contra el corporativo de Mc Donald’s para establecerlo como empleador solidario del personal de sus franquiciados; dicha agencia apoya a los empleados de las franquicias que desean que la firma corporativa sea tratada como co-empleador, al igual que el franquiciado que les contrató.

Las consecuencias de una sentencia que lo establezca de esta manera van directo al corazón del sistema de franquicias que plantea una independencia económica y laboral entre las franquicias y sus franquiciados. De ser vencida la firma en juicio y se dictamina legalmente esta responsabilidad conjunta, cambiará sin duda para siempre a la industria de franquicias, primero en Estados Unidos, y seguirá seguramente en el resto del mundo.

El problema nace a partir de que algunos franquiciados implementaron algunas políticas en sus negocios que los empleados consideraron injustas y discriminatorias, así como otras iniciativas, como en Nueva York, en donde los empleados buscan un aumento del salario mínimo por hora y el derecho de sindicato. Los resultados de este juicio, como menciono antes, tienen a la industria de la franquicia muy pendiente, y no es para menos.

Hace algunos meses escribí en mi columna que hay una tendencia en varias países a legislar sobre el sistema. Debo mencionar que es buena cierta regulación para evitar fraudes y dar certeza jurídica a franquiciadores y franquiciados, eso es indudable, pero por otro lado, la sobrerregulación tiende a desestimular una actividad económica que genera cientos de millones de empleos en todo el planeta.

En ningún país de Centroamérica existe una legislación específica en materia de franquicias, y es recomendable dar un paso en este sentido, pero teniendo en cuenta que la ley que pueda crearse sobre todo debe enfocarse en que el que venda franquicias sea claro y tenga una responsabilidad legal sobre su promesa de venta para que el que compre no sea engañado impunemente; por otro lado, el riesgo de regular en sí la relación con aspectos como prohibir la exclusividad de compra de mercadería o insumos, o negar el establecimiento de acuerdos de precios, por otro lado, también pueden acabar con una industria joven pero pujante en nuestros países. De buenas intenciones y del debate sano y consenso entre los diferentes actores puede nacer una legislación de franquicias sanas para nuestros países.

*Director general de Francorp

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