Economía

Los inmuebles como turismo de horror

Los inmuebles, ya sea edificios, ciudades, carreteras o simplemente un terreno, pueden ser significativos, interesantes o representativos, sobre todo por la historia que contienen, por ser el lugar de algún desastre y porque despierta la curiosidad turística de conocerlo, de estar allí, de percibir el pasado, de revivir hechos culturales, violentos o trágicos.

Esto no quiere decir que promovamos una cultura a la violencia o se haga una apología de las tragedias, sino que se deben combinar estos proyectos turísticos con enseñanzas que rechacen y sean opuestos a cualquier uso de ella bajo cualquier causa.

Entonces, considero que es obligatorio o necesario que estos inmuebles sean preservados para la totalidad de la comunidad, ya que existen sectores de la sociedad que no han sido explorados en sus posibilidades de conservar el patrimonio y obtener un beneficio económico de ello.

Cada país tiene su historia, su cultura, y es responsabilidad de cada país, de cada sociedad, preservar este patrimonio y a la vez hacerlo rentable, que genere ingresos para poder costear sus gastos, mantenimientos, reconstrucciones, y que todo esto impacte también los valores económicos inmobiliarios.

Hay cosas interesantes en Italia, por ejemplo, donde se han remodelado viviendas en poblados históricos. En España, México y otros países se han readecuado y reconstruido ciudades completas. En Colombia visité la ciudad de Guatapé, que es un pueblo sumergido en agua a causa del embalse de una hidroeléctrica y es visitado por miles de turistas. Son pueblos que quieren conservar su carácter tradicional porque a la vez eso atrae turismo y genera divisas.


Setenta años después, Hiroshima es una vez más una ciudad hermosa con poco rastro de la tragedia, una tragedia que al mundo le gustaría olvidar. El viejo castillo del emperador Tojo ha sido restaurado y la calle principal se parece mucho a la misma, que recibe a miles de turistas que recorren estos lugares.

El USS Arizona Memorial está dedicado a las 1,177 vidas que se perdieron en las primeras horas de la mañana del 7 de diciembre de 1941, cuando los japoneses lanzaron un ataque sorpresa a Pearl Harbor. La réplica del Arizona refleja la derrota inicial, inolvidable, el triste declive de la guerra y la creciente fuerza y la victoria final de Estados Unidos. En 1958, el presidente Eisenhower aprobó la creación de un monumento permanente que se completó en 1961. El Memorial, diseñado por el arquitecto Alfred Preis, fue dedicado en 1962 y recibe más de 4 mil visitantes al día.

En la mañana del 26 de diciembre del 2004, Phuket, la isla más grande de Tailandia, sintió el primer choque del terremoto de 9.0 grados que trajo un tsunami a las orillas del Mar de Andaman, en la costa del Océano Índico, y que dejó un gran desastre.

Pero están descubriendo que los mares son más claros que nunca, la vida marina ha vuelto y la calidez y hospitalidad de la gente tailandesa aún prevalece.

Alcatraz, aterradora prisión cerrada oficialmente en 1963, está en una isla rodeada por las gélidas aguas, descubierta en 1775. Hoy en día, más de un millón de curiosos amantes de la adrenalina la visitan cada año, espoleados por los medios de comunicación, por las películas, los libros y la historia.

Un primer acercamiento al nuevo “turismo del horror” podría intentar explicarse por el morbo humano, eso mismo que nos hace disminuir la velocidad al pasar cerca de un accidente carretero. Pero quizás hay otra explicación, más silenciosa pero también más aguda.

A propósito del testimonio y de la figura del narrador, alguien señaló que la falta de relatos del campo de batalla que pudo observarse tras la Primera Guerra Mundial daba cuenta del deterioro histórico de la experiencia comunicable.

Ni el más locuaz sobreviviente puede ser capaz de transmitir la densidad del horror, ni el más atento auditorio puede ser capaz de aprehenderlo, afirmó. Quizás precisamente para llenar ese vacío que se cuela en la historia, los sitios donde han ocurrido tragedias se encuentran hoy visitados por hordas de turistas ansiosos por una experiencia extrema, una que sus cámaras de fotos no pueden ni de cerca capturar.

Todos estos inmuebles, que en su momento decayeron económicamente, hoy se encuentran muy bien revaluados y aprovechados, tanto así que las ciudades que los albergan se han convertido en verdaderos polos de desarrollo.

¿Dudas?