Cuando un proyecto de inclusión social involucra mujeres, se visualizan cambios positivos casi inmediatamente. La mayoría de las mujeres nos preocupamos por el bienestar de nuestra familia y por la salud y educación de nuestros hijos, o como me dijo alguien hace poco, todas queremos lo mismo: oportunidades, salud y educación.

La Alianza Internacional de Mujeres del Café (IWCA, en inglés) tiene ejemplos documentados sobre el efecto positivo que se genera cuando las mujeres se organizan para generar ingresos.

Los cambios positivos no solo se manifiestan en las empresarias, sino en sus hijos y las siguientes generaciones.

En Guatemala también existen casos exitosos. Wakami, por ejemplo, ha impactado positivamente en familias y comunidades a través del empoderamiento económico de las mujeres. Otro caso es la fábrica de mermeladas “Nueva Esperanza”, en Sololá.

Creo firmemente que el mejor empoderamiento se logra cuando la mujer genera ingresos.

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