De igual modo, no es sencillo resumir, sin caer en el simplismo, los motivos que provocaron el rápido declive de Nokia después de que Apple revolucionara el mercado de los “smartphones” (teléfonos inteligentes) con su primer modelo de iPhone en 2007.
Cuando apareció el iPhone, Nokia ejercía un dominio aplastante, al fabricar uno de cada tres teléfonos móviles y cerca del 40% de los “smartphones” que se vendían en el mundo, más que sus tres principales rivales juntos.
Sin embargo, ese año fue una fecha fatídica para Nokia, ya que supuso el principio del fin.
La mayoría de los analistas coinciden en que buena parte de la culpa del declive de Nokia la tienen sus entonces directivos, por su falta de visión y su soberbia.
La falta de visión les impidió adivinar los gustos del consumidor, lo que explica que rechazasen algunas de las innovaciones creadas por sus propios ingenieros que años más tarde pusieron de moda compañías de la competencia, como la pantalla táctil o las tabletas electrónicas.
El gigante finlandés fabricó su primera tableta, la Nokia 510, en 2001, nueve años antes de que Apple pusiera de moda este tipo de dispositivos con su popular iPad, pero al final ni siquiera la puso a la venta.