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Demócratas cortejan el voto hispano para paliar avance republicano

Los demócratas cortejan a los hispanos para paliar el probable avance republicano en las elecciones estadounidenses, pero la motivación de esos votantes es toda una incógnita, tras dos años de dura crisis económica.

“La comunidad hispana, como el resto del país, ha atravesado dos años realmente difíciles. Y es comprensible que la gente se sienta frustrada”, reconoció la semana pasada el presidente Barack Obama en una entrevista concedida a medios hispanos.

“Pero si yo fuera la comunidad hispana, la simple idea de no participar y no dejar que mi voz sea escuchada no tiene sentido”, advirtió el presidente.

Hace dos años, Obama llegó al poder gracias en parte a la participación histórica de los hispanos: 9.7 millones de votantes  (7.4 por ciento del total nacional) , 67 por ciento de los cuales votó a su favor.

El Partido Demócrata invirtió un millón de dólares en la difusión de un spot nacional con Obama hablando en español en esta última semana de campaña, y los esfuerzos para inscribir a los hispanos han sido constantes desde hace meses.

Una táctica política que contrasta abiertamente con la dirigencia nacional del Partido Republicano, sometida a la presión de su base más conservadora.

Candidatos como Sharron Angle, republicana que pelea por ser senadora en Nevada, no han dudado en utilizar la inmigración ilegal como un arma para asustar al electorado.

Jóvenes de rostro ceñudo, de origen claramente hispano, atraviesan bardas en plena noche o reclaman servicios sociales que no merecen por ser indocumentados, según esos anuncios tildados de racistas por organizaciones de la comunidad latina.

La fuerza electoral hispana es importante en unas elecciones reñidas, pero también está muy concentrada en el sur y suroeste del país.

La mitad de los electores registrados residen en California y Texas, explica Marc Hugo López, director asociado del centro de análisis Pew Hispanic Center.

El votante hispano es sustancialmente más joven, “lo que explica en parte la tendencia históricamente baja a la hora de participar”, aclara López.

Según Pew Hispanic, 65 por ciento de los hispanos estaría dispuesto a votar de nuevo por los demócratas, lo que parece una tendencia estable: antes del 67 por ciento en favor de Obama en 2008, un 69 por ciento eligió a los demócratas en las legislativas de noviembre de 2006.

Pero solamente la mitad de lo hispanos ya registrados este año para ir a votar están totalmente seguros de que van a participar.

Otra firma, Latino Decisions, elevó esta semana ese porcentaje hasta un 58 por ciento.

“No estamos viviendo la misma intensidad que en 2008, ciertamente no por parte de los demócratas”, explicó Janet Murguía, presidenta de la organización hispana La Raza.

Los hispanos vieron con desencanto además como el gobierno no logró defender el debate sobre una reforma migratoria en el Congreso a pesar de las promesas de Obama.

Una organización autodenominada “Latinos por la Reforma”, sufragada por un estratega hispano conservador, llegó incluso a pedir públicamente la abstención, pero su anuncio fue rechazado por cadenas televisivas como Univisión.

Esto contrasta con los votantes republicanos a nivel general, resueltos a acudir a las urnas para castigar la política de Obama.

A causa precisamente de su concentración, el voto hispano podría inclinar la balanza en las elecciones a gobernador o senador en una decena de estados, según cálculos de Latino Decisions y de Naleo, la organización que agrupa a cargos electos de origen hispano.

Los hispanos representaron en 2006 el 13 por ciento del electorado en Nevada, el 15% en Arizona, el 17 por ciento en California, o el 17 por ciento en Texas.

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