Escenario

Espléndido creador sinfónico mixqueño

La tradición de la sinfonía en Guatemala tuvo uno de sus más brillantes momentos cuando Indalecio Castro, maestro de capilla de la iglesia de Mixco, envió a la exposición de Chicago, EE. UU. —celebrada con motivo del IV centenario del descubrimiento de América, en 1892—, una sinfonía que tituló La inspiración de un aldeano.

Para su sorpresa, la obra ganó la medalla de oro, “por una espléndida sinfonía con todas las partes orquestales”. En el diploma, el jurado hizo constar que la composición y la melodía eran excelentes.

De ahí en adelante la obra llevó el título Gran sinfonía La Exposición. El propio músico fue a recibir el reconocimiento, aunque después de su muerte la obra quedó en el olvido por décadas.

En Guatemala, las sinfonías cumplían el propósito de solemnizar ocasiones especiales en diversos ámbitos. También formaban parte de otras celebraciones religiosas.

Hijo de Mariano Castro —decorador del Teatro Colón— y Eustaquia Illescas, Indalecio fue organista y compositor de música religiosa y escolar, originario de Mixco.

Estudió música con Máximo Andrino y Víctor Rosales. Cultivó el canto llano e incorporó elementos musicales del folclor guatemalteco a piezas sinfónicas.

Su Ave María, el Himno a la patria y otras composiciones más fueron ejecutadas hasta mediados del siglo XX. Sus hijos, José Domingo, Manuel María y José Mariano también fueron músicos.

Fue miembro de la Sociedad de Filarmónicos de Guatemala, la cual, para su centenario, en 1913, lo incluyó en una lista de los mejores músicos de Guatemala.

Además fue alcalde de Mixco, en 1888. Falleció en 1906

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