Escenario

El príncipe de la música en Guatemala

Perteneciente a una dinastía de músicos talentosos, se considera a Benedicto Sáenz hijo como el primer gran revolucionario de la composición guatemalteca. No en vano lo llamaron El príncipe de la música y fue el primer director de orquesta que conoció el estilo operático, pues viajó por Europa y aportó a la música nacional el caudal de los conocimientos adquiridos en esa gira.

Su padre, del mismo nombre, era originario de Antigua Guatemala y había asumido como Maestro de Capilla de la Catedral Metropolitana en 1803, puesto que le heredó en 1831. El joven Benedicto tenía para entonces 16 años y permanecería en el cargo hasta 1857. Elevó el nivel de la música sacra, pues a este género dedicó todo su talento.

Sáenz hijo fue médico, graduado de la Universidad de San Carlos, pero casi no ejerció la profesión porque se consagró por completo a la música.

En su carácter de director de orquesta impulsó el montaje de óperas de Gaetano Donizetti (1797-1848) y de Gioacchino Rosino (1792-1868), para lo cual tradujo los textos e hizo los arreglos para orquesta. Asimismo ayudó a varios cantantes a perfeccionar su técnica.

Fue tal el éxito de su empresa que dicho género, prácticamente desconocido a mediados del siglo XIX, ganó muy pronto la preferencia de los guatemaltecos.

Algunas de las óperas que puso en escena con éxito en el teatro Variedades, situado en aquel entonces en la 10a. calle de la zona 1, fueron Belisario (1856), La sonámbula, La hija del regimiento y Una italiana en Argel.

Su Gran Missa Solemne obtuvo elogios en París y México, por su excelente armonía.

Cuando la Sociedad Filarmónica se afilió a la Sociedad Económica de Guatemala y obtuvo su personalidad jurídica en 1842, Benedicto Sáenz hijo fue electo presidente, en tanto su amigo y tutor José Eulalio Samayoa —fundador de la entidad— era vicepresidente.

En 1856 falleció, a los 42 años, debido al cólera morbus.

REPERTORIO SINGULAR

Músico que trascendió fuera de las fronteras.

Invitatorio al Sagrado Corazón de Jesús, Dueto a la Santísima Virgen, Cuatro himnos al Santísimo, Parce mihi,  Salve Regina, Domine salvam fac republicam, Regina sine labe concepta (1885),  Miserere grande (estrenado en Roma).

Estas estaban ajustadas a todos los principios de la armonía y del buen gusto.

Escribió  algunos valses, tonadas e himnos patrióticos. Ocupa un lugar relevante su vals Xelajú, que grabó la marimba Hurtado Hermanos.

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