Escenario

El objeto en su esencia

La agrupación mexicana Café Tacvba está por presentarse en La Ermita de la Santa Cruz, Antigua Guatemala, el próximo 21 de febrero, a las 20 horas, en un concierto en el que darán a conocer sus nuevos temas incluidos en su reciente material El objeto antes llamado disco.

Prensa Libre habló vía telefónica con Quique Rangel —bajista del grupo— quien dio más detalles del álbum.

Están por presentarse en Guatemala, ¿cómo se sienten?

Muy contentos de poder regresar. Ya tenemos rato de que no vamos por allá, pero estamos muy felices de que este reencuentro que estamos teniendo con el público, a raíz de una serie de conciertos que dimos en nuestro país desde mediados del año pasado y que también nos permitió visitar algunos países de Sudamérica, nos llevé también al reencuentro con el público de Guatemala.

Después de cinco años desde Sino, ¿qué esperan del nuevo material?

Estamos muy contentos con el resultado. Sino nos llevó de gira prácticamente durante tres años. Tuvimos un receso de un año y a principios del año pasado empezamos a hacer el trabajo que sería El objeto antes llamado disco. Tuvimos un proceso diferente al que hemos tenido en otros álbumes. Para este disco hicimos sesiones abiertas donde un público invitado podía ingresar a la grabación. Fue, prácticamente, como un disco en vivo pero de canciones inéditas y sin la participación del público más que en una canción. Esto se hizo en diferentes ciudades.

¿Cómo surgió la idea de montar un estudio portátil y grabar en diferentes lugares?

Nos gustaba la idea de cómo podía variar ese proceso que normalmente es muy cerrado y muy resguardado. Siempre hemos sido muy reservados en ese aspecto para poder trabajar y depurar las canciones. Queríamos ver si en realidad la presencia del público podía aportar algo diferente a la forma de interpretar las canciones, y creo que así fue como sucedió.

¿Hay alguna razón específica por la que escogieron las ciudades en las que grabaron?

En realidad fueron todas de índole práctico. Sabíamos que íbamos a hacer sesiones en Ciudad de México. Para Gustavo Santaolalla —productor— era mucho más fácil resolver la parte técnica si trabajábamos en Buenos Aires. Nos quedaba de paso el hacer una sesión en Santiago de Chile, que fue el primer país fuera de México que recibió la música de Café Tacvba. Y sabíamos que íbamos a terminar haciendo las mezclas finales en Los Ángeles con el ingeniero Joe Chiccarelli. Estas ciudades eran las que resolvían esta propuesta.

Para este disco no compuso Rubén Albarrán, ¿cómo benefició o afectó esto en su interpretación?

Creo que no incluir composiciones de Rubén permitió que él tuviera más injerencia en la selección de las canciones que él iba a interpretar. Para bien, a mí me parece que una vez más Rubén alcanza un nivel de interpretación superando lo que hemos hecho en algún otro material.

Se ha hablado mucho de que el sonido de esta producción recuerda mucho al Café Tacvba de los inicios.

Creo que tiene que ver con el volver a usar la caja de ritmos, las secuencias electrónicas como base; eso fue algo que definió nuestros primeros cuatro o cinco discos. Después empezamos a usar un baterista, no solamente para las presentaciones en vivo sino también para las grabaciones. No estamos retomando la parte acústica que también tenía que ver con la música tradicional de nuestros primeros intentos discográficos, pero sí creo que hay algo de la esencia del primer Café Tacvba en este disco.

Están por presentarse en Guatemala, ¿cómo se sienten?

Muy contentos de poder regresar. Ya tenemos rato que no vamos por allá, pero estamos muy contentos de que este reencuentro que estamos teniendo con el público a raíz de una serie de conciertos que dimos en nuestro país desde mediados del año pasado y que también nos permitió visitar algunos países de Sudamérica, y ahora nos lleve también al reencuentro con el público de Guatemala.

Después de cinco años desde Sino, ¿cómo se sienten con el resultado del nuevo material?

Estamos muy contentos con el resultado. Sino nos llevó de gira prácticamente durante tres años. Tuvimos un receso de un año y a principios del año pasado empezamos a hacer el trabajo que sería El objeto antes llamado disco. Tuvimos un proceso diferente al que hemos tenido en otros álbumes. Para este disco hicimos sesiones abiertas donde un público invitado tenía acceso a la grabación. Fue, prácticamente, como si fuera un disco en vivo pero de canciones inéditas y sin la participación del público más que en una canción. Esto se hizo en diferentes ciudades.

¿Cómo surgió la idea de montar un estudio portátil e ir grabando en diferentes lugares?

Nos gustaba la idea de cómo podía variar ese proceso que normalmente es muy cerrado y muy resguardado, siempre hemos sido muy reservados en ese aspecto para poder trabajar y depurar las canciones. Queríamos ver si en realidad la presencia del público podía aportar algo diferente a la forma de interpretar las canciones y creo que así fue como sucedió.

¿Hay alguna razón específica por la que escogieron las ciudades en las que grabaron?

En realidad fueron todas de índole práctico. Sabíamos que íbamos a hacer sesiones en la ciudad de México. Para Gustavo Santaolalla -productor- era mucho más fácil resolver la parte técnica si trabajábamos en Buenos Aires. Nos quedaba de paso el hacer una sesión en Santiago de Chile, que fue el primer país fuera de México que recibió la música de Café Tacvba. Y sabíamos que íbamos a terminar haciendo las mezclas finales en Los Ángeles con el ingeniero Joe Chiccarelli. Él sugirió la posibilidad de que no únicamente fuera hecho en un club, en un restaurante o en un lugar de conciertos como fue en las otras ciudades, sino que también pudiéramos tener una sesión grabada dentro de un estudio. Sugirió uno bastante grande donde podía caber gente y así lo hicimos. Aunque hubiéramos querido hacer sesiones en más ciudades, estas eran las que resolvían esta propuesta.

¿Cómo surge la idea del nombre del álbum? Por el momento en el que se encuentra la música y los cambios de formato, es muy sugerente.

Originalmente existía la propuesta de que el disco no tuviera un nombre, de que fuera solo un símbolo o algo gráfico que representara el nombre del disco. Cuando pensábamos cómo la gente se iba a referir a este, fue que surgió la frase de que tal vez se refieren a él como el objeto antes llamado disco. Nos gustó cómo sonaba. Nos gustó la referencia que también tú haces sobre el momento que pasa la música, en el que ya los discos no son discos, no son colecciones de canciones, sino canciones sueltas. La gente se acerca cada vez menos a estas obras completas y era un comentario interesante de esta transición que constantemente va viviendo la música.

¿Cómo eligieron las canciones que formarían parte del disco? ¿Cómo se da el proceso?

Se da de una manera muy natural. Cada quien va mostrando las ideas que tiene y cómo queremos ir desarrollándolas. Cuáles se acercan a la visión que cada uno tiene de lo que se convertirá en el siguiente material. En este caso la mayoría de las canciones tienen un acercamiento más a la forma de componer de la música tradicional. No alejándose, pero sí diferente a la forma como compusimos en el disco Sino en donde se siente más la influencia del rock.

Para este disco no compuso Rubén Albarrán, ¿cómo benefició o afectó esto en su interpretación?

Creo que al no traer composiciones Rubén, permitió que él tuviera más injerencia en la selección de las canciones que él iba a interpretar. Es decir, las canciones tendrían que ser más cercanas a su sentir y a su pensar. Esto definió más el que él se tuviera que sentir más identificado con los temas. Para bien, a mí me parece que una vez más Rubén alcanza un nivel de interpretación superando lo que hemos hecho en algún otro material.

Se ha hablado mucho de que el sonido de esta producción recuerda mucho a al Café Tacvba de los inicios…

Creo que tiene que ver con el volver a usar la caja de ritmos, las secuencias electrónicas como base, eso fue algo que definió nuestros primeros cuatro o cinco discos. Después empezamos a usar un baterista, no solamente para las presentaciones en vivo sino también para las grabaciones. No estamos retomando la parte acústica que también tenía que ver con la música tradicional de nuestros primeros intentos discográficos, pero sí creo que hay algo de la esencia del primer Café Tacvba en este disco.

¿Cómo percibes el momento que vive la música en la actualidad?

Yo creo que es un buen momento para la música. Por lo menos en México hay muchos grupos nuevos y otros no tan nuevos que han estado consolidando su carrera y medios diferentes para que llegue la música a los oídos de los escuchas. Antes tenía que pasar mucho tiempo o tenías que demostrar que tu material tenía una capacidad de comercialización grande o alguien que apostara a algo que fuera diferente para entonces grabar un disco e invertir dinero y generar una carrera. Actualmente con las herramientas que se cuenta, desde una inversión menor para tener un estudio casero o la posible difusión de tu música a través del internet y medios de otra índole para captar la atención de lo que estás haciendo, creo que hay muchas posibilidades para que esto se desarrolle. No sé si el que haya mayor cantidad de artistas y que el proceso sea más fácil, haga más difícil encontrar cuáles son las propuestas que pueden ser interesantes para un público. Y, definitivamente, lo que sí está en crisis es la industria discográfica que ya no encuentra formas de comercializar la música. Pero la música no está en un momento difícil. Creo que hay opción de que las manifestaciones surjan y se conozcan.

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