La decisión se tomó el jueves pasado a última hora, después de una prolongada discusión sobre los beneficios económicos y los inconvenientes en materia de seguridad y salud públicas de tener por más de un fin de semana la ciudad plagada de jóvenes atraídos por una cita que está muy asociada al consumo de drogas de diseño.
En cualquier caso, los comisionados de la ciudad han decidido reservarse el derecho a dar marcha atrás si en esta primera edición prolongada surgen problemas. Además, los organizadores deberán pagar medio millón de dólares adicionales para financiar el despliegue de seguridad que exige este festival.
El año pasado un total de 165 mil -el 70 por ciento de ellos no residentes en el área- acudieron al festival, que generó US$79 millones en ingresos. Al menos 70 personas fueron arrestadas.