Erick quiso usar un pichel de peltre como un casco, posiblemente en su mente vivía la escena de ser un motorista, bombero, soldado o policía.
El pequeño no imaginó que su juego le traería un momento de susto y aflicción no solo a él sino a su familia.
La cabeza del niño quedó atrapada dentro del pichel y por más esfuerzo que hicieron sus padres no pudieron ayudarlo a salir de la consecuencia de su travesura.
Los padres viajaron 35 kilómetros desde San Juan Comalapa hasta la estación de bomberos que se encuentra en Santa Isabel, Chimaltenango.
Los socorristas utilizaron distintos tipos de herramientas y en media hora lograron liberar la cabeza del menor, que regresó a casa sano y salvo, sin más que el susto.