Comunitario

Corrupción ha sido el mayor bache  de carreteras 

Plan busca  mejorar el estado de las carreteras, cuyo deterioro en buena parte, se debe a cobros ilícitos, materiales deficientes y mala supervisión.

Un  plan de recuperación vial fue presentado el 1 de marzo último, aunque  cada gobierno ha impulsado iniciativas similares  y el deterioro persiste e incluso ha empeorado.  ¿En dónde está la falla que hace que al poco tiempo una ruta esté nuevamente deteriorada?

Las irregularidades se dan muchas veces desde el principio del proceso para contratar un proyecto de mantenimiento o ampliación de una carretera, debido a que las bases están manipuladas para favorecer a cierto proveedor o los créditos aprobados por el Congreso para ciertas obras  señalan a qué empresa  contratar.

Los guatemaltecos ya lo saben, se anuncia con bombos y platillos un plan de recuperación vial, pero a los seis meses las carreteras están igual o aún peor  y da la impresión que no se ha hecho nada. “Es en principio la falta de atención al nivel de mantenimiento permanente. No puedo darle mantenimiento cada cuatro años, tiene que programarse más o menos todos los años o año y medio las mismas rutas, para tenerlas en buenas condiciones. Si las dejo de mantener se acaban”, explicó Aldo García, ministro de Comunicaciones.

Sin licitar

García precisó que la Ley de Contrataciones del Estado no responde con  la agilidad que permita  recuperar una red vial como la guatemalteca, además de que ya no se hacen muchas licitaciones y las administraciones se enfocan en grandes proyectos como la carretera Mesoamericana —CA-2 Occidente y la CA-2 Oriente— con préstamos otorgados a determinadas empresas.

“Por ejemplo, la carretera Mesoamericana tenía asignados US$700 millones, si lo multiplico por ocho son Q5 mil 600 millones que ya supone el presupuesto de este ministerio, entonces  queda muy poco y ya solo me baso en el mantenimiento de Covial —Unidad Ejecutora de Conservación Vial—, y ya no hago kilómetros nuevos”, agregó el ministro.

Ejemplificó qué fue lo que sucedió con Odebrecht y Sigma, las cuales fueron adjudicadas desde el Congreso, con todo y empresas supervisoras. También afectan las rutas el hecho de que el transporte pesado no respeta los reglamentos en cuanto al peso de carga. “Va exceso de peso en las carreteras y eso daña demasiado, es de los mayores daños que hemos encontrado en los operativos de Provial y Caminos, a través de su unidad de pesos y dimensiones”, lamentó García.

Garantías

El plan que se puso en marcha para este año tiene garantizada su ejecución, según el funcionario, a través de una mejor supervisión y el involucramiento de la Dirección General de Caminos.

Asimismo, el plan fue alineado a los ejes de Salud y Educación,  carteras que enviaron un listado de las carreteras prioritarias,  que conducen a centros de salud y escuelas.

Sin embargo, por ahora, las rutas a Occidente, la carretera de la Costa Sur,  la conexión Reu-Xela o el entronque a Huehuetenango deben esperar, con todo y agujeros, a ver si el plan trabaja.

Contraloría: Supervisores deben ser del CIV

De acuerdo a Carlos Mencos, titular de la Contraloría General de Cuentas, en lugar de contratar a empresa supervisoras —que muchas veces no hacen su trabajo—, debe pagarse a ingenieros calificados y certificados de la institución que contrata, en este caso, del Ministerio de Comunicaciones. “Para que ellos puedan hacer ese tipo de supervisión y no empresas, para que no haya corrupción entre la empresa encargada y la supervisora”, expresó el contralor.

Mencos criticó que, por lo general, los gobiernos nunca tienen un plan de mantenimiento serio, sino que reaccionan conforme los tramos presentan problemas.

Además cuestionó que muchas veces, los concursos o préstamos autorizados por el Congreso van con dedicatoria. “No se hace un concurso abierto para calificar todas las variables”, añadió.

ESCRITO POR:

Geovanni Contreras

Periodista de Prensa Libre especializado en Política y Poderes, con 21 años de experiencia. Galardonado en el 2017 por su trayectoria por la Embajada de México y la Hemeroteca Nacional Clemente Marroquín Rojas.