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Obispo critica a los 3 poderes

Presidente de Conferencia Episcopal, Gonzalo de Villa, señala falta de dirección en la Presidencia y falta de avances en justicia.

Gonzalo de Villa, presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, habla desde la residencia jesuita San Borja.(Foto Prensa Libre: Carlos Ovalle)

Gonzalo de Villa, presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, habla desde la residencia jesuita San Borja.(Foto Prensa Libre: Carlos Ovalle)

La legitimidad de la administración de justicia está cuestionada, opina el presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG), Gonzalo de Villa, quien analiza la polémica por el reconocimiento de las jurisdicciones indígenas en las reformas constitucionales, y considera que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) debe continuar en el país.

¿Cómo ve el panorama de  reformas constitucionales?

El tema de mejorar la administración de justicia y la mayoría de las propuestas están bien, y ojalá salgan. Lo que se atravesó fue el caso del artículo 203, que lamentablemente no ha dado lugar a debates serios, sino a polarizaciones muy extremas, y eso nunca nos ayuda como país.

¿Por qué cree que eso generó tanta polarización?

Hay tres interpretaciones posibles: una es el racismo ancestral de Guatemala, otra es la imprecisión del artículo en su redacción. Uno no sabe qué alcance tiene, en qué circunstancias va a operar;  muchas cosas muy indefinidas. En tercer lugar, los más partidarios de que se apruebe  lo hacen más, creo yo, para darle un rango constitucional a la dignificación del pueblo indígena en su lucha, cosa que me parece muy bien, pero de eso no se trata el artículo.
Hasta ahora la Iglesia Católica no se ha volcado en apoyo a grupos indígenas.

¿Lo hará?

Hace cuatro meses, en un comunicado, abordamos este tema y mostramos algún grado de preocupación de que el tema podría ser más divisivo y confrontativo que resolutivo. Evidentemente queremos apoyar a la población indígena, son nuestros feligreses,nuestros curas, nuestros seminaristas.La posición de la Iglesia tiene que ser, en principio, mesurada. Parte de lo valioso en la Iglesia es la libertad para hablar en nombre de la verdad, pero no ser forzados a decir lo que no queremos decir.

¿Cómo evalúa, en general, la situación de los pueblos indígenas?

En general, en el mundo indígena en Guatemala  los niveles educativos han ido mejorando, hay muchos más profesionales indígenas, y la globalización también ha impactado. Cosas de mucho aislamiento que se mantuvieron por generaciones de pronto se rompen. Hay valores inmensos en la cultura indígena que enriquecen al país y son, de alguna manera, el rostro de Guatemala.

¿Cree que no aprobar el Derecho Indígena  pueda ser un detonante social?

Teóricamente podría ocurrir. El campo del diálogo está no solo abierto, sino que en estos momentos, inexplorado. En declaraciones de distintos grupos o liderazgos indígenas en los últimos días he visto también unas posiciones muy maximalistas y otras mucho más abiertas al debate.

Siempre creo que el diálogo es importante y es parte  de lo que la población indígena asume que es el modo de la justicia indígena, a través del diálogo.El gran tema es el derecho maya, y parece que nadie se interesa en el antejuicio.Así es.

El haber metido el artículo 203 junto con todo lo demás no creo que haya sido lo más inteligente. Yo no digo que no se hubiera podido meter en su momento antes o después, pero haberlo metido junto es hasta cierto punto una manera de obstaculizar muchos de los otros puntos.

Hablando de la coyuntura institucional, ¿ha cambiado después de los acontecimientos del 2015 contra la corrupción?

En el tema de la impunidad, como algo que ya no es lo habitual, hay un gran avance, y también creo que a la hora de procesar los casos tampoco hay que ir al linchamiento antes del juicio.

La institucionalidad del país está en una situación particular porque tenemos a un presidente que llegó con poca experiencia política y con su bandera de “ni corrupto ni ladrón”, pero a la hora de conformar equipo y gabinete ha tenido dificultades  de generar una sensación de que hay un presidente que representa la unidad nacional.

¿Los  organismos transmiten confianza?

El Congreso está muy cambiante, siempre lo ha sido, pero quizá en estos momentos más. La administración de justicia está muy cuestionada en su legitimidad, en su autoridad; a veces también en sus conocimientos jurídicos.

¿Es Jimmy Morales el líder anticorrupción que el país necesita?

Lo que creo es que sí fue una cierta sorpresa su triunfo y marca también una corriente que no es única en el mundo. Sí creo en la buena voluntad del presidente Morales. Ahora, qué diputados tiene, qué experiencia de juego político tiene, ahí las horas de vuelo que tiene.

¿La Cicig debe continuar?

Creo que sin la Cicig no se hubiera hecho toda la lucha contra la impunidad que se ha logrado. Sin duda, la Cicig ha sido muy determinante y creo que es muy importante que siga”, afirmó Gonzalo de Villa, presidente de la CEG.

A su juicio, el aplaudir a la Comisión no significa que no cometa errores, porque sí los ha cometido, pero resalta que “sí hay que apoyarla”.  En cuanto a los ataques, De Villa cree que provienen de varios ámbitos, no solo de sectores vinculados con exmilitares. “También puede haber hasta sindicalistas contra la Cicig”, añadió.

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