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Ser feliz según los guatemaltecos

Una encuesta mundial de Naciones Unidas ubica a  Guatemala entre los primeros 30 países más felices.  Es correcto, lo es. Y lo será mientras tenga juventud, familia y fe.

Cien guatemaltecos aceptaron posar y hablar de la felicidad para Prensa Libre. Todos los rostros pueden verse en www.prensalibre.com y nuestras redes sociales. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

Cien guatemaltecos aceptaron posar y hablar de la felicidad para Prensa Libre. Todos los rostros pueden verse en www.prensalibre.com y nuestras redes sociales. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

Paola Medina, es una risueña joven de 18 años que aspira a ser médica. ¿Usted es feliz?, sin titubear responde “sí”. Su respuesta es idéntica a la de Luis Pérez, de 21 años,  que desea ser arquitecto; y a la de Javier Solís, 31 años, quien es criminalista.

Son felices, y podría no ser  casualidad. Guatemala se encuentra en el puesto 29 de 155 países, en el Informe Mundial    de la Felicidad 2017. El mismo es  respaldado por la Organización de Naciones Unidas (ONU).

El resultado podría verse como contradictorio si se revisan los indicadores sociales del país; en salud, educación y seguridad no son los mejores de la región. Cabe preguntarse, ¿qué hace felices a los guatemaltecos? Buscamos la respuesta consultando a  psicólogos, mercadólogos, religiosos, y por supuesto a la misma población: A los guatemaltecos los hace felices su familia. No importa la edad del consultado, esa es la respuesta en común.

Paola, Luis y Javier son felices; 18, 21 y 31 años. En  sus edades está otra parte de la respuesta: Guatemala es un país de jóvenes. Y donde hay juventud, hay esperanza, dicen algunos de los consultados.

Factores

Ángela Reyes, psicóloga de la Liga de Higiene Mental, aseguró que algo “digno de mencionar es que Guatemala tiene mucha gente joven y los jóvenes tiene muchas expectativas y esperanzas de vida, muchas ganas de cambiar este contexto y la desesperanza que tienen es mínima”.

“En la población hay bajas expectativas que son superadas por bajos resultados. Eso permite a las personas estar tranquilas”.
Francisco García, Publicista y mercadólogo.


Su afirmación cobra relevancia cuando se compara con los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE),  el 74 por ciento de la población, unos 12.5 millones de personas son menores de 35 años, es decir Guatemala es un país de gente joven.

La psicóloga también destacó que parte de esa felicidad puede deberse a la familia. “Las familias son bastante grandes y por lo general el común denominador es que se está en las buenas y en las malas. Incluso hay personas de más de 30 años que viven con sus padres y tienen lazos muy fuertes.

Pero más allá de eso, en Guatemala aún existe un fuerte sentido de comunidad, lo que lleva a tener  solidaridad con los demás”, afirmó Reyes.  Los guatemaltecos son “amables, serviciales, gentiles y tienen mucho sentido de resiliencia, lo que quiere decir que las personas a pesar de ciertas situaciones adversas siguen adelante”, añadió.


El publicista y mercadólogo, Francisco García, comparte la misma opinión de la psicóloga. “El guatemalteco en sí mismo tiene una capacidad de convertir las tragedias en bromas que es de admirar. Tiene una actitud muy resiliente. Son capaces de resistir y convertir las cosas negativas en retos”, según ha observado en sus casi 40 años de carrera.

El experto agregó que hay otra situación que debe ser tomada en cuenta. “Por ejemplo, si definimos felicidad como la tranquilidad en lo cotidiano, con tan solo que no pase nada las personas serán felices. Y si esta persona es un chófer de camioneta ya solo el hecho de regresar vivo a casa da una perspectiva de felicidad  y tranquilidad”.

García explicó que esto se puede traducir como que en la sociedad guatemalteca  “existe un bajo estándar para ser feliz, es decir con muy poco son felices”.

“Algunos basan su felicidad en cuestiones económicas y piensan que con eso tienen la vida asegurada. Pero esto va más allá”.
Ángela Reyes, psicóloga de la Liga de Higiene Mental.


En cuanto a la juventud, el publicista concuerda que esto podría influir en la felicidad de la sociedad, “pero en lo inocente que es la juventud y lo poco cínica que es”. Los jóvenes “son entusiastas, idealistas y más llenos de esperanza que las demás personas, pero el punto principal es que en esta sociedad somos felices con poco”.

Esta situación es muy real porque a pesar de que el país tiene muchos conflictos también tiene tradición familiar muy fuerte. Estos clanes familiares se apoyan  entre ellos y, como comúnmente dicen, “la van pasando”, aseguró García.

Las ideas son reforzadas por ciudadanos entrevistados. “Tengo a mi familia y eso es lo fundamental para ser feliz”, comentó Gladys Ramírez, secretaria, 45,  quien agrega que “aunque seamos pobres siempre tenemos paz en nuestro corazón”.

“Soy feliz gracias a  mi trabajo, pero principalmente por mi familia y por estar en armonía con ellos”, aseveró Rosa De León, mientras estaba sentada junto a su hijo de cinco años. “La clave es tener confianza y seguridad en uno mismo, y claro, tener hijos nos da felicidad, agregó mientras abrazaba y besaba a su pequeño.

Espiritualidad influye

Según la Encuesta Libre de Prensa Libre del 2015, el 89 por ciento de la población profesa alguna religión, algo que también puede brindar felicidad.

En la sociedad guatemalteca el 45 por ciento de las personas practican el catolicismo; el 42 por ciento se autodenomina evangélicos, otro dos por ciento de la población profesan otras religiones y el 11 por ciento ninguna.

“Me agrada saber que Guatemala está en un buen puesto en la felicidad, porque hay motivos para llorar”,
Domingo Buezo Leiva, obispo vicario de Izabal.


Monseñor Domingo Buezo Leiva, secretario general del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal de Guatemala, aseguró que en el país hay razones para deprimirse, estar mal y lamentarse terriblemente. “Pero en mi caso, que visito mucho las aldeas en el campo, pese a existir tantas carencias materiales y económicas veo a la gente feliz”, afirmó  y explicó que a estas personas les hace feliz “su fe en Dios, que es vida y amor”.

Esa fe, “hace que las personas sean felices pese a sus adversidades. No dudo que la felicidad tenga relación profunda con las personas sobre todo con aquellas personas sencillas que no andan con complicaciones. La gente ha aprendido a resistir las situaciones complicadas”, aseguró el obispo.

Buezo Leiva destacó además que los guatemaltecos son personas generosas y “a pesar de que tengan problemas por uno  y por otro lado, la gente aprende a estar contenta.

“La palabra que se aplica a esto es la resiliencia, la gente ha aprendido a levantarse de situaciones complicadas. Le atribuiría fundamentalmente a estos factores la felicidad, además nuestra población es mayoritariamente joven,  no se complican demasiado la vida”.

“Todos los días veo la creación de Dios y me siento feliz porque él me ha dado la vida. Es cierto que pasan cosas que a uno lo decepcionan, pero  ocurren otras que nos llenan de positivismo”, dice Eduardo Castro, 22 años,   dibujante, previo a ingresar  a la Iglesia San Francisco, en la zona 1 capitalina.

El pastor César Vásquez, presidente de la Alianza Evangélica de Guatemala, aseveró que la felicidad es independiente de las circunstancias sociales y económicas del país. “Esto se localiza en el alma de las personas y el alma trasciende y se encuentra con dos fuentes de felicidad, la primera que es la verdadera felicidad y la otra es provocada”, indicó.


“En la primera se refiere a tener certeza del futuro y sabiendo que Guatemala en un gran porcentaje es cristiana, basa su estado de felicidad en la relación que tiene directamente con Dios y lo lleva a encontrarse en forma sincera y clara con su prójimo”, agregó el religioso.

Otro factor que genera sensación de felicidad, según Vásquez, es el consumo de algunas sustancias  que provoca  en las personas sentirse alegres  por momentos.

“Lo más importante para ser feliz es tener el amor de Dios porque es lo mejor para uno como persona”, afirmó Katherine Gómez, 17, al momento de salir    de clases.

Mecanismo de defensa

Otro de los argumentos que pueden ayudar a explicar el sentimiento de felicidad es el que exponen antropólogos y estudiosos de las ciencias sociales. Si bien no concuerdan con que el Informe Mundial de la Felicidad  refleje  la realidad del país, sí consideran que hay algunas situaciones que pueden explicar este fenómeno en algunos sectores de la sociedad.

Olga Pérez, secretaria académica de la Escuela de Historia de la Universidad de San Carlos, opinó que Guatemala es una sociedad de mucho contraste.

“La gente pareciera estar alejada de la conciencia colectiva que implica la violencia, que afecta a la juventud, como se ha visto en los últimos acontecimientos ocurridos en el país —caso del Hogar Seguro y el de la joven atropellada en la calzada San Juan—, también el desprecio a la tercera edad y a las personas con capacidades especiales.

Esto provoca que se generen burbujas que crean una especie de inconciencia casi inducida en la población para poder sobrevivir. A veces las condiciones son tan adversas que sobrevivir implica generar  expectativa para encontrar caminos que  permitan seguir”.

Tatiana Paz Lemus, directora de Antropología y Sociología de la Universidad del Valle de Guatemala, agregó la evaluación que se hace de la vida no es el reflejo de un único momento sino que es parte de un legado histórico. “En un país donde constantemente se vive violencia estructural, las personas generan algunas habilidades para sobrevivir en ellas”.

Con  base a ello se podría cuestionar qué tanto estas respuestas —del informe— están midiendo los puntos de estudio. Esto podría leerse entonces como una naturalización de las desigualdades y la injusticia. “Cuando las personas no saben que tienen más derechos y que hay una mejor vida tienden a decir que están satisfechos”, explicó Paz Lemus.

La antropóloga agregó que “en un país donde hay un sistema que más que nada enseña a callar, conformarse y aguantar, decir que se está bien en las condiciones en las que vive es parte de la cotidianidad”.

“La felicidad es ajena a los problemas de donde se reside. Se consigue al tener una relación directa con Dios”.
César Vásquez, presidente de la Alianza Evangélica de Guatemala.


“En esta sociedad nos hemos ajustado a creer que la desigualdad es normal y la cruz que nos tocó llevar. Esto da la explicación a la resiliencia”, afirmó.

El antropólogo Mario Celada, consideró que a simple vista puede creerse que el estudio tiene contradicciones muy serias, pues los indicadores socioeconómicos indican todo lo contrario para que las personas sean felices. “Si se encuesta a personas de capas urbanas, estas puedan decir que están felices pero puede ser   diferente si se le pregunta a alguien que no tiene acceso a nada”.

A los países debe importarle el nivel de felicidad de sus habitantes, dice Rosalinda Ballesteros,  del instituto de Ciencias de la Felicidad de la Universidad TecMilenio, México. Reduce el gasto en salud pública, y en niños permite que sean  adultos estables y  laboralmente exitosos.

En resumen, el secreto de la felicidad de los guatemaltecos se basa en cuatro elementos: juventud, familia, fe y resiliencia.

Mientras Ernesto González, un contador público de 62 años  caminaba por la Sexta Avenida del Centro Histórico, dijo   “uno no es feliz plenamente, son momentos en la vida. Buscar la felicidad es buscar el temor de Dios”.  Probablemente Paola, Luis y Javier que sin dudar dijeron “sí, soy feliz”, están en su momento, dijera Ernesto, el de ser jóvenes y por lo tanto llenos de esperanza.

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