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Taxista de El Cambray 2 lucha a diario contra el dolor

No ha sido fácil para Flor de María Cuyuch superar la pérdida de sus dos hijos en deslave de hace un año. Pero su testimonio de vida motiva a otros que enfrentan adversidad.

Flory, como le llaman sus clientes, dejó atrás el duelo y continuó luchando por vivir, luego de perder a dos de sus tres hijos en El Cambray 2. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

Flory, como le llaman sus clientes, dejó atrás el duelo y continuó luchando por vivir, luego de perder a dos de sus tres hijos en El Cambray 2. (Foto Prensa Libre: Estuardo Paredes)

“Me siento sola, muy sola. Siento que he vivido la guerra mundial, sin nada”, expresa entre lágrimas Flor de María Cuyuch, de 45 años, cuando expresa la forma en que supera todos los días, la pérdida de sus hijos  Gerson y Julio Valenzuela, de 22 y 24, además de su mamá, Francisca Cuyuch, de 60 años, en el deslave de El Cambray, el 1 de octubre de 2015. Flor  y su hija Flor de María  sobrevivieron porque no se encontraban en la casa la noche del derrumbe.

Flory, como le agrada que le llamen de cariño, asegura que se refugió en su trabajo  porque sentía  volverse loca. Su clientela vivió ese proceso con ella y la vio llorar en múltiples ocasiones.

Mariana García, una de sus pasajeras, comenta que siente un cariño especial por Flory, y admira su fortaleza  para seguir adelante. “Yo no podría”, afirma.


Sin patrimonio, sin la mitad de su  familia, sin un pasado, sin amigos, pero con fortaleza y fe de que todo florecerá, uno de sus sueños es  llegar a manejar un tráiler y viajar.

Pero por ahora, cada día toma el volante de su vida y realiza sus recorridos habituales. Nunca faltan las expresiones de cariño, solidaridad y ánimo de sus pasajeros.

Tragedia la golpeó 

La vivienda de la familia Valenzuela Cuyuch y otras decenas más  quedaron soterradas por el devastador alud de tierra que cayó sobre ellas.

La madre de Flory, Francisca Cuyuch López,  60, y  sus hijos, Gerson, el soldadito, como lo llamaba ella, y Julio, 24, fueron hallados bajo los escombros siete días después.

Gerson y Julio eran universitarios pero además trabajaban y constribuían al sustendo del hogar, ya que Cuyuch es viuda desde hace una década. Muchos vecinos lamentaron la muerte de sus dos hijos e incluso auguraron que ella no se repondría. De hecho, ella misma dice que no ha recuperado su misma voz desde aquel día.

Pasaron los meses y Cuyuch decidió tomó la decisión de seguir con su vida, pese a la pérdida de sus  hijos. “Debo seguir avanzando y lo hago junto a mi hija.  Estoy alquilando  una casa en Pavón —en Fraijanes—, por Q1 mil, cada mes”, narró.

Inspira a otros con su valentía 

Cuyuch sigue trabajando en su taxi y se emociona cuando las personas reconocen su fortaleza.  La historia de Flor de María despertó el interés de la investigadora estadounidense Jamey Burho,  quien se interesó en su historia, la cual documenta para un libro. Con su testimonio ella motiva a quienes afrontan dificultades.

En el blog, Burho cuenta cómo conoció a Flor y diversas facetas de su personalidad: trabajadora, bondadosa, entusiasta, las cuales no ha perdido a pesar de la tragedia que vivió.


De hecho, Flor Cuyuch se ha convertido en un modelo de motivación para muchos pasajeros, quienes a menudo afrontan situaciones difíciles y desesperadas, pero que no llegan en la mayoría de casos al inmenso dolor que ella experimentó con la pérdida de sus hijos y patrimonio.  Ella es una lección viviente de que la vida continúa y se puede volver a asumir con voluntad y valentía.

Ser mujer le ha permitido a Flory tener la confianza de muchos pasajeros y sobre todo pasajeras. Realiza su trabajo desde hace cuatro años y medio. La pérdida de sus hijos le ha causado mayores dificultades para sostener el hogar, pero no pierde la esperanza que un día alguna persona le brinde ayuda no sólo para reconstruir su casa, sino para tener horizontes de superación, un empleo fijo o la oportunidad de viajar.

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