Guatemala

Niños trabajadores expresan sus deseos de Navidad

Durante las vacaciones escolares   aumenta el número de niños trabajadores, principalmente en los semáforos y parques, donde venden golosinas o lustran zapatos, pero pese a que deben   contribuir para cubrir los gastos del hogar, muchos tienen sueños y deseos para la Navidad.

Tres de los menores que trabajan como lustradores en el parque central de Retalhuleu aseguran que deben trabajar para llevar la cena de Nochebuena a sus hogares. (Foto Prensa Libre: Jorge Tizol)

Tres de los menores que trabajan como lustradores en el parque central de Retalhuleu aseguran que deben trabajar para llevar la cena de Nochebuena a sus hogares. (Foto Prensa Libre: Jorge Tizol)

Para Miriam Pacay, de 16 años, vendedora de tortillas en la Ciudad de  Quetzaltenango, la   falta de recursos no es obstáculo para vivir con alegría   las fiestas de fin de año.
“Lo importante es que todos los miembros de la  familia estén unidos  y   tengan para comer  tamales y tomar  ponche”, expresó Pacay.
Uno de los deseos de Gustavo Alexánder,  10,   vendedor de chicles en el parque central de Xela, es que su familia tenga salud y que Santa Claus le regale un  carro a control remoto.
“Espero que todos los niños  reciban abrazos, besos y regalos de parte de sus padres  y que sean felices en estas fiestas”, dijo.
 A Brayan López, 8, quien ofrece caramelos en las calles,    le gustaría que le regalaran  un carro que tenga música, pues asegura que cuando sea grande quiere ser cantante profesional  para   ayudar a su familia.
José Sum, 11,  quien también ofrece  chicles en Xela,   sueña con  recibir regalos,  ropa nueva y comer Pollo Campero, pues asegura que siempre ha tenido que  trabajar en  la Navidad.  
Para algunos niños de Huehuetenango y Retalhuleu la Navidad es sinónimo de sacrificio, pues deben salir a vender hasta que reúnan lo necesario para la cena.
Diego Adolfo López y Juan Alfredo Tun, ambos de 10 años, son originarios de Totonicapán, pero desde hace dos años residen en Retalhuleu, donde trabajan como lustradores.
 “Para   comprar ropa,    debo salir todos los días  a lustrar  zapatos, pues mis papás   no tienen dinero para comprarle a todos mis  hermanos, ni para sacarnos a pasear”, manifestó Tun.
Diego  López  externó  que su deseo para Navidad es  que termine la violencia   y   reine la paz en los corazones de los guatemaltecos.

Quiere ser abogado

“Para el próximo año me gustaría que mis padres tuvieran dinero para que me inscriban en  la escuela, pues sueño con graduarme de abogado o médico”, agregó María Escobar, vendedora de tortillas, en Reu.
Juan Carlos, 10, quien ofrece dulces  en restaurantes   de Huehuetenango, reconoció que  su infancia es distinta a la de  otros niños que tienen las posibilidades económicas de disfrutar junto a su familia, pues cuenta que el 25 de diciembre trabajará como todos los días, de 8  a 17  horas.
“En lugar de jugar, quemar cohetes y comer, debo aprovechar para vender más chocolates y caramelos”, agregó.

Recuerdos tristes

Otro comerciante de productos de limpieza,   quien prefirió no identificarse, reconoció  que las fiestas de fin de año lo llenan de nostalgia, pues le recuerdan a sus padres, quienes murieron arrollados por un vehículo hace cinco años.
  “Los niños que tienen a sus padres deben quererlos y respetarlos, pues los que no los tenemos desearíamos darles besos y abrazos”, afirmó.

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