Guatemala

Parientes mataron a mujer y tres hijas en zona 21

El Ministerio Público (MP) reconstruyó la muerte de Vera González Valdez, de 30 años, y de sus hijas Jaqueline, 12; Joseline Andrea, 9; y Enma Nahomi, 6, durante el juicio que se sigue contra varios familiares de las víctimas y que el próximo 26 de agosto entrará en fase de conclusiones.

Vera González Valdez y sus tres hijas fueron asesinadas en la sala de su casa, colonia Las Marías, zona 21. Vecinos y amigos asisten al funeral.

Vera González Valdez y sus tres hijas fueron asesinadas en la sala de su casa, colonia Las Marías, zona 21. Vecinos y amigos asisten al funeral.

Los fiscales que acudieron al lugar del crimen, el 13 de febrero del 2015 por la noche, lo describieron como una de las escenas más horrendas que han presenciado.

La cerradura de la puerta de la vivienda no estaba forzada y los perros pitbull no alertaron de la presencia de ningún extraño porque se cree que los responsables de las muertes son familiares de las víctimas.

Por el caso están acusados el taxista Eriberto Cámbara Barrera, Elfidio Antonio Pérez Barrera, Paula Teresa Méndez y sus sobrinos Carlos David Chávez Méndez y un menor de edad —sancionado por un juzgado de menores—.

El ataque

Los informes de necropsia presentados durante el debate confirmaron que González Valdez y sus hijas murieron baleadas y que la mayoría de impactos los recibieron en el cráneo. Algunos de los balazos fueron disparados a corta distancia.

La menor de la niñas dormía en el sofá cuando la ultimaron y la hermana del medio habría intentado huir al presenciar el ataque contra su madre y hermanas, pues su cuerpo fue hallado cerca de la puerta, informó el MP.

Visitas nocturnas

La Fiscalía sostiene la hipótesis de que el objetivo de los atacantes era eliminar a Élmer Chávez, esposo de González Valdez y padre de las tres niñas. Esa noche, este llegó tarde a su casa porque la reparación de uno de los cuatro buses de su padre lo había demorado.

Élmer Chávez es hermano de Carlos David Chávez Méndez —de parte de su padre—, uno de los sindicados.

De acuerdo con las pesquisas, lo que los victimarios pretendían era apropiarse de los buses.

Tres meses antes, en noviembre del 2014, Teresa Méndez y su esposo, ex guardaespaldas de un exdiputado, invitaron a la familia Chávez González a visitarlos en la aldea El Chiltepe, Jutiapa. Al volver sufrieron un atentado del cual salieron ilesos.

Durante los tres meses siguientes, cuando Teresa Méndez y su esposo venían de Jutiapa, acompañados de Carlos David visitaban,a los Chávez González por las noches, en la zona 21, aunque nunca estacionaron su vehículo frente al inmueble, según la Fiscalía.

Los fotogramas establecieron que la noche de los crímenes el taxista, Cámbara Barrera, dejó a Teresa Méndez y su esposo cerca de la casa, y a otros dos ocupantes. Carlos David y el menor de edad descendieron de una camioneta corinta.

Las investigaciones establecieron que existe una relación entre la temporalidad en que los sindicados fueron captados a inmediaciones de la casa de los Chávez y la hora de la muerte de las víctimas. Además, la camioneta es propiedad del padre de los hermanos Méndez, que solían usar.

En el caso se cuenta con cuatro escuchas en las que dos de los sindicados planifican la muerte de Chávez, lo que confirma las sospechas.

En una de las conversaciones, Méndez le advierte a otro sindicado que deben deshacerse de las armas. “La Policía nos está siguiendo, si nos agarran nos hunden”, expresó, según los fiscales.

Los indicios

Varias pruebas han sido presentadas al Tribunal

  • Los cotejos de voz confirmaron que las voces de los acusados son las mismas de las escuchas.
  • Mientras cometían  los crímenes, uno de los cómplices quemó  cohetillos para disimular el ruido de los balazos.
  • La noche del crimen,  los fiscales encontraron quesadillas recién servidas y las huellas dactilares de Pérez Barrera en una taza.
  • Testigos indicaron  que las víctimas no compraban quesadillas porque sus familiares les proveían.
  • Los casquillos hallados en la vivienda coinciden con indicios encontrados en otros crímenes perpetrados en El Chiltepe, Jutiapa.

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