La investigación corrobora hasta ahora que Archila Ovalle —capturado por segunda vez el lunes recién pasado— y el agente Marvin Juárez Carreto llegaron con casi cuatro horas de retraso a la audiencia del 16 de marzo, como lo aseveró personal del Juzgado de Mayor Riesgo B.

Se confirmó la versión de testigos de que, al salir de la Torre de Tribunales, reo y custodio abordaron un picop que, se presume, pertenece a familiares o amigos de Archila Ovalle.

Ambos salieron de la audiencia a las 16.42 horas y a las 17.30 abandonaron la Torre de Tribunales.

Las cámaras captaron casi al mismo tiempo un picop rojo que enfiló por la 8a. avenida y 21 calle de la zona 1 hacia esa sede.

A las 17.41 horas, Juárez Carreto abordó el picop junto al detenido.

El Rojo debía ser trasladado a la cárcel de Quetzaltenango.

Pidió apoyo

El inspector general de la Policía Nacional Civil (PNC), Carlos Tohoom, afirmó que el agente pidió apoyo para trasladar al reo, pero por razones que aún se investigan no lo recibió. Además, admitió que después de que el custodio abordó el picop no volvió a comunicarse.

Los detenidos que son transportados a las cárceles de la provincia son cambiados de autopatrulla al llegar a determinado punto, en un recorrido que se conoce como “cordillera”.

Los reclusos peligrosos viajan acompañados de unos dos custodios y tres más que viajan en el vehículo policial.

Dudas

La Inspectoría General de la PNC investiga porqué un solo agente, con menos de un año de haberse graduado, fue puesto a cargo de un reo sospechoso de tres asesinatos y dos en grado de tentativa.

Se pregunta por qué no se siguieron los protocolos de seguridad establecidos para el traslado a través de “la cordillera”.

Fiscales a cargo de la investigación solicitaron el traslado de Archila Ovalle a una prisión en la capital, así como dos reos que guardaban prisión en Quetzaltenango y, se presume, son sus cómplices.

Tres denuncias por este caso existen en distintas fiscalías.