Guatemala

Niños luchan por superarse y tener un futuro mejor

El trabajo de Luis Alfredo Reynoso, de 15 años, es picar piedras junto al  río Samalá, en Santa Cruz Muluá, Retalhuleu, para ayudar a la economía familiar y cumplir su deseo de tener una vivienda propia y digna.

Luis Alfredo Reynoso vive en Santa Cruz Muluá, Retalhuleu, donde ayuda a sus padres para obtener recursos y sobrevivir. (Foto Prensa Libre: Jorge Tizol)

Luis Alfredo Reynoso vive en Santa Cruz Muluá, Retalhuleu, donde ayuda a sus padres para obtener recursos y sobrevivir. (Foto Prensa Libre: Jorge Tizol)

Reynoso, a pesar de que padece desnutrición,  se levanta a las 4 horas para preparar sus herramientas de trabajo —martillo, pala y azadón— y comenzar su jornada laboral a las 6 horas.

Desde hace unos meses dejó de asistir a la escuela, pues la  fundación que le brindaba ayuda para    estudiar de noche se trasladó a otro municipio.

Luisito, como cariñosamente le llaman sus  compañeros de trabajo,  es el menor de tres hermanos, quienes también se dedican a ese oficio pasa subsistir.

“Sueño con retomar los estudios,  tener una  casa amueblada y cambiar mi futuro. Me esfuerzo todos los días por hacer bien mi trabajo, pero lamentablemente hay días en que no   vendemos nada y no tenemos ni para la comida. Me gustaría   tener otro trabajo que sea mejor pagado y  no sea tan agotador”, expresó.

El menor recuerda  que hace unos años, personal  de la Procuraduría General de la Nación llegó  a su lugar de trabajo y  lo trasladaron a una casa hogar de  Coatepeque,  Quetzaltenango, donde permaneció por dos días sin comer nada hasta que sus padres llegaron y lo reclamaron.

“Aunque mañana pasaré el Día del Niño trabajando, deseo que los demás niños sean felices y disfruten lo que tienen”, añadió.

Anhela convertirse en  futbolista

En San Rafael Las Flores, Santa Rosa, vive José Ramírez Orellana, de 11 años, quien para lograr su sueño de convertirse en un profesional, ayuda  a sus padres a cortar jocotes y venderlos.

El pequeño es un ejemplo de lucha y perseverancia, pues además de trabajar  de  6 a 11 horas  estudia por las tardes en la Escuela Oficial Urbana Mixta de ese municipio.

  “En esta época aprovecho para acompañar a mi padre  a una parcela  en  la aldea El Kequesque, donde cortamos    jocotes de corona, para  venderlos  a Q3   la mano. No todos los días son buenos, pues en ocasiones solo vendo  Q25 durante la mañana, pero eso nos sirve para comprar comida o mis útiles escolares”, comentó el pequeño.

 Ramírez  manifestó que su madre prepara  jocotes en miel, los cuales también vende con el objetivo de contribuir a la economía familiar.

 Asegura que otro de sus anhelos es convertirse en un futbolista profesional, pues su pasión es jugar pelota con sus amigos.

El menor contó que es el tercero de seis hermanos, quienes también estudian en la misma escuela.

“Con la ayuda de mis padres espero llegar a cumplir mis sueños y sacar adelante a mi familia, pues ellos  están enfermos y necesitan comprar medicina”,    dijo Ramírez, quien manifestó que  mañana espera celebrar junto a sus compañeros de  clases el Día del Niño, con comida y juegos.

Sin excusas para alcanzar sus sueños

Ser invidente no ha sido obstáculo para que Patrick Abel Gómez Siguantay, de 10 años, pueda desarrollarse y luchar por hacer realidad su sueño de convertirse en marimbista profesional.

Tres años fueron suficientes para que Gómez aprendiera a leer y a escribir en braille.

Actualmente está en párvulos en el Centro Educativo Regional de Occidente Dra. Elisa Molina de Stahl, Prociegos y Sordos de Guatemala, y su reto es aprender a sumar y restar, pues le apasiona la Matemática.

“Con el apoyo de mis padres y maestros estoy dispuesto a luchar por alcanzar mi sueño de ser marimbista, pues me gusta mucho escuchar la marimba y mis melodías favoritas son Soy de Zacapa  y Luna de Xelajú”, expresó.

Como a la mayoría de los niños, Patrick disfruta de jugar carritos, compartir con sus tres hermanas y practicar un deporte.
“Lo más difícil es levantarme cada día sin poder    ver la naturaleza y la luz del sol, pero a pesar de eso me siento orgulloso porque a mi edad ya  se leer en braille. En el Día del Niño, deseo que   todos disfruten de la compañía de sus seres queridos y le den gracias a Dios por lo que tienen”, añadió.

Fabiola Ixpertay, maestra, expresó: “Patrick tiene una memoria privilegiada que le permite recordar   a varios conjuntos de marimba e identificar melodías,  incluso  baila el son. Además, es   muy alegre, entusiasta y luchador, pues a pesar de sus limitaciones se esfuerza por alcanzar sus metas”.

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