Fernando Cosiguá, poblador, relató que anteriormente el agua era recolectada en reposaderas que estaban ubicadas en cada esquina, y que las correntadas se formaban alrededor del área urbana, no en el centro.

Gustavo Recinos, agente de la Policía Municipal de Tránsito, indicó que cuando llueve fuerte las dos arterias principales del área urbana — 6a. y 7a. avenidas—, se inundan completamente, y rebasa las aceras y el agua ingresa en las viviendas.

Agregó que gran parte de este problema es causado por malos vecinos que aprovechan las correntadas y tiran bolsas con basura en las avenidas, con lo que tapan las pocas reposaderas.

La actual red de drenajes está obsoleta, pues fue construida en 1949, con un sistema conocido como tabujía, a base de tabiques hechos de mezclón y ladrillo. En algunos tramos son partes de piedras planas que fueron llevadas de un banco de este material que hay en la comunidad Chiquel.

Juan Zacarías, jefe de la unidad de planificación urbanística de la comuna, indicó que debido a la topografía del área urbana, las caídas de agua se convierten en correntadas, las que el antiguo sistema de alcantarillas no soporta.

Zacarías refirió que la comuna hace estudios para solucionar el problema; sin embargo, tendrá que levantarse la pavimentación y adoquinado de las calles para construir los colectores.

Detalló que los drenajes actuales son de mampostería, de 60 cm por 50 cm, por lo que no tienen la capacidad suficiente para el agua que corre en la actualidad. Considera que se necesitaría una inversión de Q150 millones.

El alcalde Andrés Iboy indicó que el mejoramiento del sistema de drenajes era una de sus prioridades, pero el costo es elevado, por lo que tendría que haber dejado de prestar atención a otros problemas.

Expuso que solo hacer los estudios requiere de recursos y tiempo, por lo que espera que este sea prioridad para las próximas autoridades, ya que su administración ya empezó a trabajar en las bases del problema.