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1968: Aeropuerto de lujo

Hace 47 años se realizaban los últimos trabajos en la construcción del aeropuerto internacional La Aurora, el cual se perfilaba como el más grande y moderno de Centroamérica.

Interior del aeropuerto La Aurora previo a ser inaugurado. (Foto: Hemeroteca PL)

Interior del aeropuerto La Aurora previo a ser inaugurado. (Foto: Hemeroteca PL)

En ese entonces el ingeniero Luis Vásquez Canett, encargado de la obra, invitó a reporteros de Prensa Libre a visitar las instalaciones de la terminal aérea, con el objetivo de explicar los detalles técnicos de una de las obras de mayor importancia para el desarrollo económico y turístico del país.

El nuevo aeropuerto

La obra estaba estructurada básicamente en un edificio central de cuatro pisos, en donde se acomodarían las oficinas de las aerolíneas internacionales, Migración, sanidad, equipaje y demás. De este edificio salían tres rampas cubiertas de terraza; una por el frente en donde los pasajeros abordarían los aviones y dos laterales que servirían para colocar diversos servicios adicionales como cafeterías, tiendas, agencias bancarias, ventas de artículos y un museo arqueológico.

La terminal contaba con puertas específicas para los pasajeros que llegaban o salían del país. Las personas que partían ingresarían a la terminal por una calle a la altura del tercer nivel , en donde realizarían sus tramites aduanales.

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Uno de los murales que rodeaban los ascensores del edificio. El diseño fue realizado por el artista Dagoberto Grajeda Mena. (Foto: Hemeroteca PL)

El costo de la obra fue de Q4 millones, lo que representó un promedio de noventa y seis quetzales por metro cuadrado.

El aeropuerto tendría la capacidad de atender 2 mil 800 pasajeros por hora; en los estacionamientos podrían ubicarse 600 automóviles; las bodegas tendrían una capacidad para 10 mil metros cúbicos de mercaderías; se atenderían tres aviones tipo jet por hora y 6 esperando salida.

El aspecto estético del edificio era también parte importante, ya que se construyó con dieciocho bajorrelieves exteriores y dos murales interiores, que representaban diversos momentos importantes en la historia de la aviación mundial. Estos trabajos fueron obra del artista guatemalteco Dagoberto Grajeda Mena.

Las instalaciones fueron contempladas para una futura ampliación, si en dado caso era necesario atender más aeronaves y pasajeros.

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