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Qué revelan los misteriosos códices del monasterio más antiguo del mundo

El padre Justin es un monje que vive en el desierto de Sinaí, en Egipto, en el monasterio más antiguo del mundo, y sin embargo, responde a mis correos electrónicos con gran rapidez.

El fraile Justin está ayudando a compartir en internet los históricos manuscritos del antiguo monasterio del Sinaí.

El fraile Justin está ayudando a compartir en internet los históricos manuscritos del antiguo monasterio del Sinaí.

Esto no debe sorprender: el monje greco-ortodoxo está a cargo de llevar la biblioteca de Santa Catalina al siglo XXI.

Esta antigua colección de textos litúrgicos, incluidos algunos de los primeros escritos cristianos y que es la segunda más grande después de la del Vaticano, va a estar disponible en internet para los eruditos de todo el mundo.

Los manuscritos, que se mantienen en un edificio recién renovado que fue abierto al público en diciembre de 2017, están ahora siendo sometidos a un trabajo académico detectivesco de alta tecnología.

El encuentro de Oriente y Occidente

Un equipo de científicos y fotógrafos que trabaja con fray Justin utilizó imágenes multiespectrales para revelar los pasajes escondidos debajo del texto visible del manuscrito.

Estos incluyen las primeras guías médicas, lenguas antiguas oscuras y revisiones bíblicas iluminadoras.

Entre los investigadores está Michelle P. Brown, profesora emérita de estudios de manuscritos medievales de la Universidad de Londres.

El monasterio está escaneando manuscritos para revelar la escritura debajo de la superficie.
Después de sus visitas previas, la experta está convencida de que es posible desafiar la idea común que dice que hubo poco contacto entre el lejano Occidente y el Medio Oriente entre el siglo V y las cruzadas en el siglo XII.

La copia más antigua conocida de los evangelios en árabe, o lo que está escrito debajo de estos, demuestra que ella está en lo correcto.

Al menos 170 de los 4.500 manuscritos de la colección son manuscritos reciclados, conocidos como palimpsestos.

Los industriosos monjes a menudo tuvieron que recurrir a restregar la tinta de los tomos abandonados para poder volver a usar el pergamino.

Aunque los manuscritos analizados por la profesora Brown fueron descubiertos en 1975, solo ahora los eruditos pudieron distinguir las distintas capas utilizando una variedad de ondas de luz.

Antes, tenían que depender de la simple vista o de sustancias químicas corrosivas.

Análisis computacional de las páginas

Actualmente, cada página es fotografiada 33 veces utilizando 12 ondas de luz distintas. Las imágenes se analizan usando algoritmos computacionales y varias imágenes se combinan para que el texto subyacente sea más legible.

Si esto no rinde resultados, la página se analiza utilizando estadísticas: cada pixel está asignado a un valor, separado en categorías, y después manipulado según esas categorías para que la selección sea más visible al ojo humano.

Durante siglos los eruditos visitaron el monasterio para estudiar su singular colección.

Las técnicas dominadas en el Sinaí fueron utilizadas por la Biblioteca Electrónica de Manuscritos Antiguos (EMEL), con sede en California, en colecciones que pertenecen a la Universidad de Cambridge, Inglaterra, en la Biblioteca Estatal de Berlín, y en los borrosos diarios del explorador David Livingstone, escritos durante sus viajes al centro de África.

Damian Kasotakis, jefe de operadores de cámara del Proyecto Palimpsestos del Sinaí, visitó el monasterio cuatro o cinco veces al año, durante entre dos y seis semanas, durante un período de cinco años.

Se encontró con desafíos, como la reparación de esa tecnología tan complicada en el desierto.

Tuvieron que “seguir el espíritu monástico del lugar” y el horario de fray Justin, que debía tener recesos para almorzar y para vísperas.

“Es un lugar en el que puedes sentirte libre o sentir que las enormes montañas van a caer sobre ti”, cuenta Kasotakis, deseoso de regresar.

Griegos y sajones

El equipo procesó 6.800 páginas, calcula Kasotakis, lo que tomó en promedio ocho minutos cada una. Esta es una pequeña proporción de la colección de la biblioteca.

Kasotakis recuerda el manuscrito de la profesora Brown con “raras formas que parecían flores”.

Encontraron que parte de los evangelios habían sido hechos a partir de un antiguo texto médico griego que aconsejaba tratar las picaduras de escorpión con una pasta hecha de plantas hervidas con aceite de oliva.

Se dice que Santa Catalina es el monasterio en funciones más antiguo del mundo.

El resto de los manuscritos ofrece información sobre las relaciones internacionales durante la Edad Media y una “interacción increíblemente compleja de distintas culturas”, dice la profesora Brown.

El palimpsesto reveló rastros de escritura griega de los siglos V y VI, de latín un siglo después -quizá escrito por manos entrenadas en Roma y el Sinaí- y también rastros de dos escribas anglosajones, antes de que finalmente se escribiera árabe sobre él.

La presencia de eruditos anglosajones en el Sinaí da crédito a la hipótesis de la profesa Brown según la cual sitios celtas como Skellig Michael, en la costa occidental de Irlanda, tuvieron influencia del ascetismo oriental.

Existe una larga tradición de eruditos que llegaban al Sinaí para tratar de analizar lo que hay debajo de la superficie de los manuscritos del monasterio.

Mujeres santas

En la década de los 90 del siglo XIX, Margaret y Agnes Lewis, dos gemelas de Escocia, descubrieron un palimpsesto después de viajar nueve días en camello por el desierto hacia el Sinaí.

Las gemelas, a pesar de dominar 12 idiomas entre ambas, habían sido célebres en Cambridge principalmente por ejercitarse en sus bombachas en el patio de su casa.

La capa superior del manuscrito estaba dedicada a las vidas de las mujeres santas.

La biblioteca está siendo captada digitalmente para que los eruditos puedan examinar los manuscritos en internet.

Usando un agente químico que nunca había sido probado, ellas revelaron lo que llegó a conocerse como el Palimpsesto Sinaítico, la copia conocida más vieja de los evangelios en siríaco, un dialecto del arameo, que data de finales del siglo IV.

Ataques terroristas

El Sinaí siempre fue un lugar donde chocan las distintas culturas. Hoy, su situación no es diferente.

“Mucha gente se muestra renuente a venir aquí debido a lo que leen en las noticias”, admite fray Justin.

Hubo ataques contra los cristianos coptos en el norte de la península.

En abril de 2017, un oficial del ejército fue asesinado por un hombre armado en el puesto de control que conduce al monasterio.

Los francotiradores se esconden en las colinas como ermitaños y hay reflectores encendidos en las montañas durante la noche.

Hay puestos de control, barreras y francotiradores vigilando el camino hacia el monasterio.

Hasta hace pocos años, Yosoeb Song, un pastor que estudia en la Escuela Luterana de Teología en Chicago, dependía de los microfilms de baja calidad en blanco y negro para analizar un manuscrito árabe que está en el monasterio.

En 2016, fray Justin le envió 269 imágenes de alta resolución. Fue la primera vez que veía la tinta roja de las rúbricas y las secciones que los escribas habían borrado para escribir sobre ellas, incluido el nombre de la persona a la que se le había dedicado el texto del siglo VIII.

Fue entonces cuando decidió ir al Sinaí y ver en persona el manuscrito y lo que parecía líquido para correcciones medieval.
Es un “lugar único”, dice Song, y uno de los únicos monasterios con una mezquita dentro de sus muros.

El pastor quiere usar su investigación para “superar los malentendidos”, particularmente en Corea, donde está aumentando la población musulmana.

Protección musulmana

En el 625 d.C., Mahoma firmó una carta “para ayudar a los cristianos” con una huella de mano dorada. Una copia de esta, que garantiza la protección del monasterio, está colgada en el museo.

La tribu jebelaya, beduinos locales que han ayudado a proteger y manejar el monasterio desde que fue construido, son musulmanes.

El monasterio ha tenido que sobrevivir siglos de turbulencia política en Medio Oriente.

Si algún visitante se queja por los rezos musulmanes dentro de los muros, fray Justin rápidamente los corrige: “Esto es el Sinaí. Tenemos colaboración y respeto mutuo”.

Hemeid Sobhy, quien ha sido su asistente durante los últimos 12 años, fue el primer miembro de los jebelaya que asistió a una universidad pública.

Como no pudo encontrar un empleo en finanzas, regresó al monasterio donde su padre y abuelo habían trabajado.

Fray Justin está centrado en fotografiar los manuscritos árabes y siríacos primero para “reafirmar el patrimonio de la lengua árabe que tenemos”.

El equipo de la EMEL regresará a fotografiar estos manuscritos para que estén disponibles en internet.

Pero con el clima político en Egipto, dice fray Justin, es cada vez más difícil para los griegos y, por extensión, los cristianos, permanecer en el país.

“No somos extranjeros que puedan ser expulsados. Somos una parte esencial de la larga historia de Egipto y tenemos que poner énfasis en ello”.

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