BBC NEWS MUNDO

Cees Nooteboom: “Me dicen en Latinoamérica que ustedes los españoles han corrompido su idioma”

Cees Nooteboom es uno de los escritores europeos que más relación ha tenido con América Latina, continente al que llegó por amor hace casi 60 años y que no ha dejado de visitar desde entonces.

Cees Nooteboom conoce toda América Latina, con la excepción de Paraguay. (PANTA ASTIAZARAN/ GETTY IMAGES)

Cees Nooteboom conoce toda América Latina, con la excepción de Paraguay. (PANTA ASTIAZARAN/ GETTY IMAGES)

Nooteboom (La Haya, 1933), ha publicado más de 50 libros entre novelas, ensayos, poesía y libros de viajes. Unos 15 han sido traducidos al español y este año se publicó en este idioma el libro “El azar y el destino. Viajes por Latinoamérica”, integrado por reportajes, reflexiones y poemas escritos sobre nuestra región desde 1957 hasta 2014.

Allí está nuestro continente. El árido desierto de Atacama, las montañas de Bolivia, el sopor tropical brasileño. Y también nuestras populosas ciudades, las abigarradas multitudes latinoamericanas con sus variados acentos y con las palabras que, como perlas, Nooteboom ha ido recogiendo aquí y allá para alimentar su español netamente callejero, el idioma que “más le gusta”, como él mismo lo dice.

BBC Mundo conversó con el escritor holandés -quien participará el viernes en el Hay Festival de Querétaro- sobre su larga y fructífera relación con América Latina.

————————————————————————————–
Su primer encuentro con nuestro continente fue por un lugar poco común, Surinam, ¿nos puede contar cómo fue?
Oh… Ja. Fue en el 57, hace mucho tiempo… En esos días me enamoré de una joven de Surinam. Su padre era director de una compañía de navegación. Y este señor -que ya está muerto- me dijo: 'puedes venir en un barco que hemos ordenado en Holanda. El primer viaje –the maiden voyage– de este barco se hará este verano desde Ámsterdam-Lisboa-Trinidad, British Guyana y Paramarimbo. Y usted puede venir como huésped mío, pero también trabajar como marinero. El barco se llamaba “El Gran Río”.

Y es lo que hice. Fue un viaje largo, de un mes y lo pasé con quien sería más tarde mi suegro. Después de ese mes me dijo: 'eres un amigo para la vida, pero no vas a casarte con mi hija' (risas).

Pero su hija tenía mucho carácter, así que después decidimos por teléfono que yo viajaría en otro barco de Surinam a Cuba y luego a Nueva York -donde ella estaba- para casarnos. Nos casamos en la iglesia escocesa presbiteriana de Harlem.

Así conocí esta parte de América: Guyana Británica, la Guyana francesa y Surinam. Eran días alucinantes. ¡Y son una parte del continente que los latinoamericanos no conocen!

Es cierto, vivimos de espaldas a ellos…
…Por eso en mi libro “El azar y el destino” dejé los textos que escribí sobre Surinam, aunque los escribí hace mucho tiempo.

¿Usted en esos momentos ya hablaba español que, en alguna parte dice que es el idioma más bello que conoce?
En ese momento nada. El español lo aprendí haciendo autostop en España. Y lo que he aprendido en las calles, en los trenes -porque en esos días las gente hablaba en los trenes-, leyendo diarios y oyendo la radio. Nunca he estudiado el español, pero es el idioma que me gusta más.

¿Hay alguna palabra en español que ame especialmente?
Ay. La palabra quizás sería “mañana”… Yo vivo parte del año en Menorca (España) y cuando uno necesita un servicio la respuesta siempre es “mañana”…. No, estoy bromeando. El idioma español me es muy cercano y trabajo mucho con mi traductora al español, Isabel Clara Lorda Vidal, que es la directora del Instituto Cervantes en Ámsterdam.

En su libro sobre América Latina usted habla de la melodía de los acentos en México, ¿hay alguna variante del español en América Latina que le guste más o le parezca particularmente inventiva?
Un día un crítico argentino me ha dicho: 'su libro -tengo unos 15 traducidos al español- ha sido traducido por una española. ¿Por qué? ¿Sabe usted que los españoles han corrompido nuestro idioma en los últimos 200 años?' (Risas).

Me encontré con mi traductora y le dije: “Isa, me dicen en Latinoamérica que ustedes los españoles han corrompido su idioma”. Ella me dijo, 'bueno, es algo que he oído muchas veces… Hay que decir que por estos días el español colombiano es más puro que el de España'.

Pero esto es muy difícil de juzgar para un extranjero. Necesitaría unos matices más finos de los que yo puedo controlar. Sin duda. Cuando leo a Onetti es diferente de cuando leo a Juan Benet, eso sí. Pero hay que conocer los idiomas muy bien para, como extranjero, diferenciar los matices.

Parece que la literatura rioplatense es la que más le gusta, Borges, Onetti…
Sí, sí, aunque entre Borges y Onetti hay una diferencia enorme. Pero también tengo amigos de la joven literatura latinoamericana, por ejemplo Alejandro Zambra en Chile. Álvaro Enrigue, que ha escrito este maravilloso libro “Muerte súbita” y su mujer, Valeria Luiselli. Yo escribí una introducción para su libro “Papeles falsos”, que lamentablemente en inglés se llama Sidewalks.

Después de esa primera visita a Surinam vendrían otros lugares latinoamericanos. ¿Esas nuevas visitas se debieron a artículos que le comisionaron o a su interés por conocer la región?
A los dos, como siempre. Calculo que he visitado todos los países latinoamericanos en diferentes años, con la excepción de Paraguay. Pero fui muy rápido a Bolivia, en el 68, en tiempos del Che Guevara. En Argentina estuve muchas veces. También en Colombia, que este año ya fui dos veces.

¿Cuáles son los países de América Latina que más le interesan?
Es difícil decirlo… En un barco alemán viajé desde Valparaíso -Chile- a Cabo de Hornos hasta Ushuaia, el puerto más sureño de Argentina. Y después en coche desde Salta hasta el desierto de Atacama. He visto mucho…. aunque siempre hay mucho más por ver. Me gusta mucho Colombia. Hay algo especial con Uruguay, también me gusta mucho, tengo amigos allá y he escrito para uno de sus periódicos…

Son muy diferentes los paisajes, los pueblos, las personas, los acentos… Es un continente que me fascina. Ahora soy un poco mayor y no puedo ir siempre que quiero. Pero quisiera volver al desierto de Atacama, me ha fascinado.

Usted escribe que en nuestro continente se produjo la colisión entre dos sistemas funestos: civilizaciones como la Inca y la Azteca con la España que llegó en esa época a América Latina, la de la contrarreforma, la que había expulsado a judíos y musulmanes. Pero eso no se presentó en todas partes porque no en todos lados había civilizaciones indígenas. Sin embargo el destino ha sido el mismo: violencia y autoritarismo…

Yo no quiero decir cosas generales y fáciles sobre eso, pero lo que para mí era claro era que en los días de Hernán Cortes había un gobierno absolutista en España y otro absolutista de los aztecas y los incas. Ese choque de civilizaciones era un destino, a lo mejor un azar, pero un destino también. Y esto aún se ve…

Bueno y yo no sé dónde verdaderamente no había población indígena, porque en Argentina también había indios, ¿no? Por eso no quiero decir cosas que no son de mi competencia.

En estas décadas que usted ha estado visitando América Latina, ¿hay algún cambio que lo haya sorprendido para bien, le ha dado esperanzas?
He visto todo. Los tiempos del Che Guevara, de los Kirchner, de las dictaduras chilena y argentina. Pienso que las cosas van ciertamente mejor, pero aún hay problemas… Claro que en este tiempo nuestro hay problemas increíbles por muchas partes, por ejemplo, yihadismo, problemas entre Europa y Rusia…

Alguien, Francis Fukuyama, escribió que vivimos el final la historia, pero esa no ha sido mi experiencia. Hay demasiada historia. Y a mi edad uno se cansa un poco de toda turbulencia.

Quizás sea esperanzador que en América Latina no tenemos ese tipo de conflictos religiosos…
Si, pero eso es porque… Por ejemplo, Holanda también tuvo colonias como en Indonesia, pero nunca exportamos nuestra religión como lo hicieron los misioneros españoles. Ni exportamos nuestro idioma, como los ingleses. Esto último es una lástima para un escritor, porque imagínese que los 200 millones de indonesios hablaran y leyeran en holandés.

Eso fue lo que pasó en América Latina: los misioneros. Ahora hay una reacción de los evangélicos, que tienen mucho éxito. Pero ninguna es la religión originaria de esos pueblos. Aunque esto se olvidó.

Finalmente, ¿en qué está trabajando ahora?
He escrito un libro sobre mi vida en la isla de Menorca, que saldrá en Alemania y en Holanda en Septiembre, y se llama 533. Es el número de días que he trabajado en este libro. También va a aparecer un libro de poesía en italiano y otro en holandés. Y estoy revisando mis diarios de los años 70, 80 y 90. Un reencuentro con mi pasado que no es siempre agradable (risas).

———————————————————————-
Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Querétaro, un encuentro deescritores y pensadores que se realiza en esa ciudad mexicana entre el 1 y 4 de septiembre de 2016.

ESCRITO POR: