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Voceadores: eslabón vital de la Prensa

Desde al año 2007 Prensa Libre celebra el "Día del Voceador" a finales de abril para valorar el trabajo de quienes cada día entregan este diario en las manos de los lectores.

“En este día queremos reconocer y aplaudir el trabajo de los voceadores, el cual es muy importante para Prensa Libre“, expresó María Mercedes Girón de Blank, presidenta del Consejo de Administración de este diario, al instituir esta celebración.

Afirmó que si bien ellos no forman parte del matutino, se impulsan programas para su beneficio, como la escuela de Voceadores  y otros programas. 

La noticia a sus manos

La tarea comienza a las 4 horas, cuando los voceadores compran al distribuidor (sectorista) los ejemplares de Prensa Libre. Cada uno tiene un sector determinado y, sea éste un semáforo, un mercado o un punto itinerante, los voceadores muestran las portadas, para llamar la atención de peatones y automovilistas.

Superación

A través de estos testimonios publicados el 22 de abril de 2012 se realiza un homenaje a las mujeres y hombres que dedican su vida a este noble trabajo, que en algunos casos va de generación en generación.

“Siempre saludo y sonrío a mis clientes”
Martín Ramírez tiene 48 años y labora desde hace tres como voceador en la esquina de la Parroquia de Candelaria, en la zona 2. Es originario de Uspantán, Quiché, pero en 1990 decidió migrar a la ciudad, en donde conoció a su esposa, con quien convive desde hace 11 años.

Juntos y con muchos sueños por cumplir, en el 2000 decidieron emprender un negocio y empezaron a vender jugos de naranja en la esquina de la Iglesia, pero desde hace siete años se dedica a vender Prensa Libre, además de los refrescos, y asegura que sus ingresos económicos han mejorado desde entonces, pues ahora tiene dinero para ahorrar.

“Este matutino se logra vender muy bien porque ofrece variedad a sus lectores”, explica Ramírez mientras se levanta de su silla y corre tras un automóvil para entregarle el diario.

“Aseguro el futuro”
Carlos Vásquez se sienta en la esquina de la 9a. avenida y 12 calle de la zona 1 desde que tenía 11 años. Lleva 45 años como voceador. Es casado y tiene tres hijas: dos se dedican a la administración de empresas y la otra es publicista. “Con esta venta he pagado la educación universitaria de mis hijas y espero que tengan un mejor futuro, pues se han preparado profesionalmente”, indica Vásquez. Para concluir afirma que lo más motivante de su labor es su fiel clientela, debido a que “lo han ayudado a salir adelante”.

“Sigue adelante”
Nicolasa López es una viuda de 63 años, carismática, que empezó a vender Prensa Libre cuando aún tenía un costo de 20 centavos. Cuenta que empezó en el oficio “porque no sabía cocinar”, por lo que su madre la instó a vender periódicos. Nació en México, pero emigró al país a los 13 años; tiene cuatro hijos, de los cuales tres también son voceadores, y 20 nietos. Ahora tiene más de 50 años de vender en el mismo puesto y expresa que en su juventud llegó a vender 700 ejemplares en solo un día. López llega a su puesto a las 5 horas, acompañada de sus hijos, y se retiran a mediodía.

“Ahora son ellos los que se encargan de andar sobre el arriate ofreciendo la Prensa, pues yo ya no puedo caminar porque tengo la columna desviada”, dice López mientras recuerda la vez que un camión la arrolló cuando entregaba el diario a un automovilista.

“Me esfuerzo a diario”

Manuel Castillo es originario de Chajul, Quiché, pero reside en Quetzaltenango desde hace 70 años, en donde se dedica a vender periódicos desde hace 46. Don Meme, como es conocido en todo el departamento, se despierta todos los días a las 3 horas y reparte el diario en una bicicleta que debido al cansancio de los años ya no maneja, pero empuja .

“Yo ya estoy agotado de levantarme tan temprano todos los días, ya estoy enfermo, pero ser voceador me ayuda a motivarme, seguir adelante y comprar medicamentos”, relata Castillo. Ha vendido hasta 125 ejemplares en un día y asegura que los días que se publican los Formalibros y la Edición Dominical son los que más vende, pues “la gente los utiliza para estudiar”. Según don Meme, el oficio de voceador es un empleo digno que “requiere mucho sacrificio y devoción”.

“Tengo fe y esperanza”
Manuel Torres es un voceador que inició su labor en la ciudad capital, pero desde hace 10 años se trasladó a Zacapa y continuó vendiendo en ese departamento. Asegura que ha recibido muchos beneficios siendo voceador y afirma que “todo sacrificio tiene su recompensa”, por lo que ha salido adelante junto a su familia. Entre sus mejores anécdotas cuenta que ha tenido la oportunidad de conocer a importantes familias zacapanecas, quienes lo han sacado de apuros. En un día promedio logra vender hasta 400 ejemplares del matutino.

“Trabajo para salir adelante”
Cristina Tut se levanta todos los días a las 4 de la mañana para llegar a las 5.30 horas a su puesto, en el redondel del Liceo Guatemala, en donde vende Prensa Libre desde hace más de 20 años. Ahora, sus hijas y nietas la acompañan a laborar. Esposa y madre de cuatro hijos, Tut comenta que su motivación diaria la encuentra en su familia, ya que son ellos los que la animan a seguir adelante y buscar un mejor futuro, a pesar de las adversidades.

“Me gusta esforzarme”
Francisco Gabino Choxom es voceador desde 1998 en la cabecera de Totonicapán. Asegura que el oficio ha beneficiado su vida y la de su familia, ya que “ha podido sostener económicamente a todos”. Gabino refiere que lo que más le gusta de ser voceador es que “mensualmente nos regalan implementos como gorras, playeras y pachones”. En sus mejores días ha vendido 200 ejemplares e indica que “el día que salen los Formalibros es cuando más vendo porque les interesan muchísimo a los maestros”.

“Buen punto”
David Reyes tiene 38 años y empezó a trabajar como voceador a los 7, cuando quedó huérfano. Es padre de un niño de 9 años, a quien adoptó y ahora provee de educación. Sus primeros pasos como vendedor los dio en la 12 calle de la zona 9, pero desde hace una década se encuentra en lo que él considera uno de los mejores puntos de la ciudad: entre la Avenida de La Reforma y El Obelisco.

Reyes expresa que tiene una clientela “especial y exclusiva”, ya que ha entregado el diario a personajes importantes, entre ellos alcaldes y diputados, en el semáforo que conduce a la Avenida de las Américas. También dice que tiene dos hermanos que se dedican al mismo oficio, en diferentes puntos de la ciudad. “Este negocio ha sido tradición en mi familia y nos gusta lo que hacemos día con día, porque contribuimos con la información”, asegura.

“Mis hijos aprenden el oficio”
Gabriel Reyes nació en Santa Rosa e inició su labor como voceador hace 35 años en la Avenida de La Reforma. Desde hace tres años se encuentra en el redondel de los Museos, en la zona 13, en donde lo acompañan a vender tres de sus 13 hijos. “Con la ayuda de mis dos hijas y mi hijo logro vender hasta 200 ejemplares al día”, afirma Reyes, rodeado de los tres jóvenes que, además de colaborar con la economía del hogar, estudian en la tarde.

La familia llega a su puesto a las 5 horas y antes de las 10 han vendido todos los ejemplares. Reyes manifiesta respecto de su principal motivación: “Proveer un mejor futuro a mis hijos y darles educación, vivienda y alimentación”.

“Soy un ejemplo”
Enrique Rodríguez es un hombre luchador de 40 años que trabaja como voceador en el parque central de Retalhulueu. Afirma que su oficio le da estabilidad económica a su familia. “Puedo sustentar los gastos que se requieren en mi hogar, y además doy el ejemplo y enseño a mis hijos a trabajar a pesar de no tener manos”, expresa.

Confiesa que su gran motivo de vida son sus hijos. “Quiero que sepan que ningún impedimento físico los puede frenar para lograr sus sueños”, dice. Rodríguez afirma que en los mejores días vende 150 ejemplares y asegura que Prensa Libre es un periódico “completo en información y los suplementos ofrecen variedad y muchos beneficios para el lector y también a nosotros”.

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