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El chachal: un distintivo guatemalteco

Símbolos de poder y tradición, y mezcla de motivos mayas y españoles, a los que se ha añadido diseños vanguardistas.

Muestra de un chachal de uso ceremonial. (Foto: Hemeroteca PL)

Muestra de un chachal de uso ceremonial. (Foto: Hemeroteca PL)

Los adornos que rodean el cuello de las indígenas son muy peculiares, pues están elaborados con cuentas, coral, monedas y plata. Son conocidos como chachales, palabra k’iche’ que significa collar y que alude al sonido que hacen cuando se camina con estos.

De las muchas tradiciones que tiene Guatemala, mezcla prehispánica e influencia española, los chachales son un ejemplo de ese sincretismo. Fueron y serán uno de los bienes familiares más preciados que las madres heredan, cita el documento Un esbozo histórico sobre tocados y chachales mayas de Guatemala, de Bárbara Knoke de Arathoon, especialista en el estudio de trajes indígenas.

“En el tiempo de las abuelas, estos collares eran distintivos, algo que se ha perdido con el paso de los años, por la modernización y la globalización”, explica Knoke de Arathoon.

Cuentas de diferentes colores, principalmente monedas de plata, son los materiales que se han usado para elaborarlos. Los diseños dependen de la región; por ejemplo, los de Quiché son de hilos cortos y los de Alta Verapaz, largos. También figuran los collares que se han adaptado al gusto comercial para ser vendidos a turistas.

“Los indígenas tomaban monedas, de un cuarto de real o de un peso y les daban una estética muy especial, agregando dijes con figuras variadas de animales, plantas o muñecos”, explica Knoke. La exdiputada y ex ministra de Educación Otilia Lux, quien utiliza chachales, dice que todo lo que simboliza la madre naturaleza es colocado en estos a los que se les incluye una cruz como parte de la influencia católica. “Los adornos se colocan en paridad, eso significa que siempre son necesarios dos de cada figura”, destaca Lux.

Pueden ser muy sencillos o no, de lo cual dependerá su precio. “Uno que carezca de ostentación puede valer Q1 mil 500”, dice Hugo Fidel Sacor, del Departamento de Investigaciones del Instituto de Antropología e Historia (Idahe).

Estas joyas son entregadas de madre a hija o hijas. “Ha sido como un legado o una herencia, porque es un orgullo tener un bien así”, afirma Knoke. Lux tiene chachales que le pertenecieron a su bisabuela, quien se los dio a su mamá, y esta los repartió entre sus siete descendientes. “Yo haré lo mismo con mis hijas. A estos se les considera un patrimonio cultural, con un valor generacional de alto significado para nosotros”, dice.

La diputada comenta que de sus chachales, uno es especial porque su madre se lo entregó cuando estaba en su lecho de muerte. “Este te cuidará siempre”, le dijo. Por eso lo usa cuando tiene una ceremonia importante como cuando fue nombrada ministra o recibió la Orden del Quetzal.

El chachal también es considerado una insignia que portan las autoridades político-religiosas mayas; se observa en los integrantes de las alcaldías indígenas y de las cofradías. En Sololá se utilizan los elaborados en Sacapulas, Quiché, refiere Knoke.

Por ser asociados a la jerarquía, las niñas o adolescentes no los usan. “Los obtendrán cuando sean adultas y tengan cierto estatus al hayan ocupado cargos y desempeñado labores en la comunidad”, agrega la especialista en el traje indígena. Lux apunta que las abuelas suelen darles a las niñas un collar negro o rojo, tal vez con un dije. En la adolescencia, usan unos más largos. Y cuando se comprometen en matrimonio, portan uno especial.

Declive

Las investigaciones de Bárbara Knoke dan por sentado que el uso de los chachales empezó a decaer a partir de 1975. “Considero esta fecha como un parteaguas en la pérdida de este patrimonio”, asegura. Para ella las causas fueron el terremoto de 1976, y el conflicto armado, que inició una década antes.

Estos problemas causaron más pobreza y el desplazamiento de las comunidades indígenas, lo que hizo que las mujeres no llevaran consigo todas sus pertenencias; muchas salieron solo con lo que vestían. A lo que se une la demanda de estos por los turistas, visto por algunos como una forma de obtener dinero al venderlos. El factor económico también ha ocasionado que en varias regiones del país los materiales hayan sido sustituidos, por ejemplo, en vez de coral se emplea cristal, vidrio dorado o plástico, cita Un esbozo histórico sobre tocados y chachales mayas en Guatemala.

Otro factor ha sido la proliferación de las organizaciones no gubernamentales, que al tener mayor presencia en las comunidades, han originado que los extranjeros, con sus programas de desarrollo, cambien mucho la forma de vida de las poblaciones. “Estos grupos indígenas tenían una cultura distintiva que definía al municipio como un mundo separado de los otros. Cada uno con su especialización de productos, economía y trajes”, indica. Entonces, se da un debilitamiento de las autoridades tradicionales, cofrades y alcaldes, al añadirse a todo esto la modernidad, “lo que ha influido en perder esta costumbre”, sostiene Knoke.

En Comalapa se ha perdido mucho de esta riqueza. Sin embargo, con el evento Rabín Ajaw se han recuperado y promocionado los trajes indígenas. En este, las participantes deben preguntarle a las ancianas del lugar, para conocer cómo utilizar el atuendo de ceremonias, de fiestas y de diario. Knoke considera que esta actividad permite una conexión con el pasado.

El certamen Umia’l Tinamit re Xe’ Lajuj No’j se cuenta con una adaptación del chachal para que lo porte la ganadora. “Ahora, las reinas indígenas los usan como símbolo de autoridad”, comenta Hugo Sacor.

En el Festival Folclórico de Cobán, las señoritas lucen muchos chachales, esto expresa el apoyo y la representatividad que tienen dentro de su comunidad. En la vida cotidiana quien porta más de estos collares, o los mejores, es aquella que tiene una situación económica buena”, comenta José Eduardo Sierra Lemus, de la organización del Festival Folclórico Nacional.

Época prehispánica

El chachal es producto del sincretismo cultural. Cada región lo ha adaptado, pero siempre hay antecedentes de la cultura maya.

En la época prehispánica no se llamaban chachales, porque estos tienen que tener monedas, dijes o crucifijos y coral que sustituyeron al jade y la concha, además de otros objetos, por ejemplo, alguna figurilla o una máscara que tuviera una función se incorporan a los collares de los mayas.

Un esbozo histórico sobre tocados y chachales mayas de Guatemala documenta que la evidencia arqueológica de los collares más antiguos usados por la élite maya data del período Preclásico Medio (850-400 a. C.), que proviene de una tumba de Copán. Estos son de jade, de diversos tamaños, intercalados con piezas más grandes que tienen forma de garras de jaguar.
Tomás Barrientos, jefe del Departamento de Arqueología de la Universidad del Valle, indica que en estos collares era importante el pendiente. Unos mostraban su posición social, por ejemplo, el petate, un símbolo que solo los reyes podían utilizar. Otros eran efigies de dioses importantes para la dinastía de cierta ciudad. “Eso se ve en la representación de reyes en esculturas, que llevan todos sus ajuares”, agrega.

Según el citado libro, en el período Clásico, los collares eran usados en ocasiones informales, pero seguían siendo parte importante de atavíos ceremoniales, “más ornamentales, a veces, se les agregaba pectorales, por lo que el peso de estos requería un contrapeso que eran largas hileras de cuentas que colgaban en la espalda”.

El documento también señala que en el siguiente período, el Posclásico Tardío (1250-1524), se encontró en el altiplano guatemalteco, en Iximché, un collar elaborado de pequeñas cuentas de oro a semejanza de cabezas de jaguar, esto sugiere que señores y nobles se adornaban con estos, pues era uno de los componentes distintivos de la alta jerarquía maya, en especial los de jade imperial, piedra preciosa, símbolo de prestigio para hombres y mujeres.
Se han encontrado, de igual manera, collares en tumbas de reyes con más de 500 cuentas. Las clases bajas usaban unos más sencillos.

Para los mayas, la joyería era usada por hombres y por mujeres, por ello cuando los arqueólogos encuentran una ofrenda de ajuares y no se tiene la osamenta, no se puede determinar si el cadáver era femenino o masculino. “Los españoles impusieron esa diferencia, por lo que la joyería masculina como símbolo de poder se perdió en muchos lugares”, agrega Barrientos.

El arqueólogo añade que estos collares, además de comunicar la posición jerárquica, daban a conocer la relación que había entre la persona y la deidad. Aunque, según Barrientos, no se puede asegurar que llevaban la efigie del nahual, pero sí de la deidad de la dinastía o la ciudad, que era portado ya sea en el collar, en el cinturón o en el tocado.

Sin embargo, no puede asegurarse que estas figuras eran tomadas como amuletos, ya que en los mayas este concepto no existía. “Para la cosmovisión maya, el poder radica en la persona y no en el objeto. El individuo que tiene un poder nace con este y no lo adquiere por medio de un objeto, pero sí lo expresa a través de este”, comenta Barrientos.
La conservación de estos es importante. “Esa riqueza del pasado que está en museos y en colecciones privadas es un patrimonio cultural que casi desapareció de las comunidades”, puntualiza Knoke.

En la Colonia

“A principios del siglo XVII, Thomas Gage (1600-1656), un misionero inglés que escribió sobre Guatemala, reportó que las indígenas de posición acomodada usaban pendientes. Durante el mismo siglo, en el cuadro pintado por Antonio Ramírez Montúfar se observa a muchas mujeres con collares en el mercado que se llevaba a cabo en la plaza frente a la catedral de Santiago de los Caballeros de Guatemala, hoy Antigua”, cita Knoke en su libro.

Olga Arriola de Geng, quien ha pintado y escrito sobre costumbres guatemaltecas, documentó que las indígenas y las españolas en la época colonial usaban el chachal, que también era empleado por las andaluzas. “Posiblemente, esta tradición es de origen arábigo”, se indica en el referido texto. En ese tiempo, los collares se fueron adaptando al gusto español, convirtiéndose en una mezcla de la cultura precolombina e hispánica.
Sacor explica que con la llegada de los españoles aparecieron los escapularios y los rosarios, con otra significación cultural, que se mezcló con la cultura maya.

El principal motivo del chachal es la moneda de plata proveniente de la Colonia, también los hay con macacos, monedas no troqueladas. Aún en la época federal circulaban piezas de la Colonia. “En 1833 se hicieron monedas con la figura de Fernando VII, pues no había casa de moneda y los troqueles no se habían cambiado”, explica el investigador Sacor.
Sin embargo, de las antiguas, las que más se observan son las del período del presidente Rafael Carrera (1814-1865). Cada vez es más difícil conseguir monedas de siglos pasados, pues desde 1874 ya no circularon monedas de plata, y en 1922 cambió la nominación. En la actualidad, son elaboradas en moldes, siempre de plata. La mayoría de los colgantes provienen de Antigua Guatemala, Sacatepéquez; Cobán y San Pedro Carchá, Alta Verapaz, donde se encuentra de cinco a 15 platerías, agrega Sacor.

La plata se utilizó por ser el metal precioso más barato que podía conseguirse, pero que simbolizaba el poder económico y la abundancia. Portar chachal se generalizó en el país por las cofradías. El investigador del Idaeh refiere que antes de la llegada de los españoles, la población maya usaba el collar de jade, con una representación, que podía ser el del día del nacimiento o elementos relacionados con el mes, el ciclo o el año maya.

Algo más

Algunos chachales tienen una moneda central, pero también los hay con una cruz como elemento principal.En Sololá, los hombres de la cofradía se distinguen por usar sombrero, saco y un chachal. De estos cuelgan pavorreales, árboles que florean, asociado al mundo ritual indígena. Ante la poca posibilidad de encontrar monedas antiguas, son usadas aquellas de reciente elaboración o extranjeras.

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