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El peligro de los juegos mecánicos

A raíz del trágico accidente en un juego mecánico sucedido el pasado 20 de diciembre, en el Parque de la Industria, que cobró, hasta el momento, la vida de una persona, queda patente la falta de control de estas atracciones.

Titular de Prensa Libre del 30 de noviembre de 1953. (Foto: Hemeroteca PL)

Titular de Prensa Libre del 30 de noviembre de 1953. (Foto: Hemeroteca PL)

Los juegos mecánicos son infaltables en las ferias, su colorido atrae a los visitantes, en especial los más jóvenes. Desde la recordada feria de noviembre del presidente Jorge Ubico que ofrecía entre las “novedades” la montaña rusa y otros juegos estas han estado ligadas a las celebraciones. Sin embargo, los accidentes también han estado a la orden del día.

Desde el ya lejano 1953 Prensa Libre ya registraba en sus páginas un suceso relacionado con los juegos mecánicos. Concretamente el 30 de noviembre, donde se reportaba un “singular y pavoroso accidente” en el que una persona identificada como Rafael Valladares Cruz cayó de un “barranco chapín”, nombre con que se le conocía por aquellos años a la montaña rusa. El juego se encontraba instalado en las cercanías de la desaparecida plaza de toros en la zona 13. Nadie se había percatado de que Valladares había salido “volando” de la montaña rusa hasta que se detuvo el juego. Naturalmente la víctima presentaba varias fracturas y heridas.

Años después, el 17 de enero de 1960 se reporta un incidente, esta vez en la Feria de Esquipulas. Mónica Zamora de Ramírez se encontraba disfrutando en la “rueda de Chicago” cuando su pelo se enredó en uno de los parales de la rueda desprendiéndole parte del cuero cabelludo. Por el hecho fueron consignados al juez de paz de la localidad tanto el conductor del juego como el propietario.

Cuatro meses después el 17 de mayo de 1970 se produce un incidente en Jocotales, Chinautla, en el que una rueda de Chicago se desplomó hiriendo a siete niños que no pasaban de los trece años y tres adultos. Uno de los padres de los menores indicó: “Llevamos a los patojos a pasear y los niños manifestaron el deseo de subirse a la rueda de Chicago, especial para niños, que no se mueve con motor, sino con fuerza humana. Los niños gozaban y se reían a carcajadas cuando intempestivamente la rueda se vino al suelo”. Las autoridades policiacas iniciaron las investigaciones para deducir responsabilidades al propietario.

La alegría de las ferias se ha visto ensombrecida por los percances. El 30 de julio de 1975 un joven de 17 años identificado como Mario Roberto Aguilar, murió electrocutado cuando se encontraba montando una rueda de Chicago. El aparato se encontraba instalado imprudentemente cerca de un poste del alumbrado eléctrico en la 1a. avenida y 25 calle de la zona 3. Al recibir la descarga de inmediato se le bajó del juego y se le sentó en la banqueta pero murió a los pocos minutos.

En años recientes se recuerdan otros casos similares y en alguno de ellos con resultados fatales. En mayo de 2003 unas 40 personas quedaron atrapadas por más de dos horas en una rueda de Chicago en San Benito, Petén. Entre las personas atrapadas se encontraban las reinas de la feria. En este caso afortunadamente no se lamentaron víctimas, únicamente quedó en el susto.

En el 2011 se registraron tres accidentes fatales en ferias, pero se hablaba en ese entonces de un subregistro de casos ocurridos en varios municipios que no trascendieron porque ninguna autoridad se hizo responsable. Por ejemplo, el 7 de agosto de 2010 murieron dos personas cuando cayeron de una rueda en la feria de Joyabaj, Quiché. Un frenazo repentino hizo que los jóvenes cayeran del juego; el operador se dio a la fuga. La familia denunció al propietario para sentar un precedente pero no avanzó el proceso. Ese mismo año, en diciembre, 20 personas resultaron lesionadas en El Pajón, Santa Catarina Pinula, donde se desplomó una rueda porque no tenía todos los tornillos necesarios. Un hecho similar ocurrió en la colonia Berlín, Mixco donde falleció un niño de diez años.

Un caso emblemático ocurrió en Quetzaltenango el 20 de octubre de 2013, cuando murieron Josselyn Paola Maldonado y Deybi Usiel Maldonado, cuando el carro de una montaña rusa se descarriló al romperse la cadena que lo sujetaba. Las víctimas asistían a la feria al salir de su trabajo sin imaginar que encontrarían la muerte. El suceso conmovió a la población, ya que Josselyn Maldonado había sido reina de belleza de San Mateo en el 2009 y su primo Deybi Maldonado dejó en la orfandad a una niña de cuatro años. La empresa que operaba el parque de diversiones era de origen mexicano y nunca se pudo constatar que contara con un seguro por daños a terceros, además de que la municipalidad altense no pudo intervenir por ubicarse en un terreno privado.

Falta de control

Existen vacíos legales en cuanto a la operación de los juegos en las ferias cantonales. La Asociación de Ferias, Acofegua, explicó que la mayoría de comerciantes de las ferias no se encuentra afiliado. Además, no cuentan con seguro, según manifestaron, por la falta de interés de las aseguradoras.  El peligro de los juegos mecánicos es que muchos tienen más de veinte años de antigüedad y no se les da mantenimiento.

Las municipalidades se limitan a otorgar los permisos en los espacios públicos y en muchos casos las ferias se instalan en terrenos privados, por lo que no pueden intervenir y menos en cuestiones de inspección de seguridad.

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